Édgar Paz (Jota)
Cada año, inevitablemente, cuando se acerca el 28 de septiembre, fecha de la fundación en 1949 del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT), surgen recuerdos diversos de compañeras y compañeros con quienes compartí sonrisas, reuniones, cursos, marchas y caminatas, abrazos, lecturas, momentos de tensión, lágrimas… A veces, incluso a mi memoria acuden fragmentos de diálogos, conversaciones o pláticas que ocurrieron durante el tiempo que fui militante del destacamento de la clase obrera en Guatemala.
Esta vez, conforme se acercó la fecha, de pronto me surgió la idea de releer algunos de los artículos que Ricardo Rosales Román, Carlos Gonzáles (1934-2020), el último Secretario General del Comité Central del Partido, escribió en el vespertino La Hora y que recopiló en dos tomos que me obsequió y que reúnen textos sobre temas centralmente políticos, pero también personales, que abarcan los años 2007 y 2008.
Para mí fue una sorpresa que cuando abrí al azar el primero de los dos libros me topé con el título “Dos puntualizaciones muy necesarias”, del 7 de febrero de 2007, en el que el compañero Carlos hace referencia a los Apuntes para la historia del partido y refiere las dos etapas que este documento tuvo: la primera, según recuerda, el esfuerzo del compañero Carlos René Valle y Valle, quien se refirió a los antecedentes del partido, escribió sobre su fundación y avanzó hasta antes de la celebración del IV Congreso (20, 21 y 22 de diciembre de 1969). Y, la segunda, Los apuntes…del compañero Secretario General del Partido, Huberto Alvarado Arellano, quien amplió la versión anterior y puso a disposición el texto al CC y algunos cuadros del partido para su discusión y análisis en 1974, diálogo colectivo que no pudo realizarse, debido a su captura y asesinato la madrugada del 21 de diciembre de ese año.
Mi sorpresa continuó cuando al abrir el otro libro, apareció ante mí el artículo titulado “De lugares memorables”, publicado el 1 de octubre de 2008, en el que el compañero Carlos relata como la víspera del 28 de septiembre de ese año, recorrió junto a Ana María, su compañera de toda la vida, algunos lugares del Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala.
“Es memorable lo que se tiene presente y recuerda -dice Carlos Gonzáles al principio del texto-. De ahí que resulte impensable que en la memoria de alguien no haya lugares, fechas y hechos imperecederos, amigos y compañeros entrañables”.
Y es en pos de esos compañeros y compañeras entrañables que yo sé que el camarada fue aquel día, cuando los evocó a través de los sitios que visitó. Por ejemplo, la casa situada en la 7ª. calle 2-36 de la zona 1, que fue sede de la Dirección Nacional del Partido, en donde se reunía el Secretariado, la Comisión Política del Comité Central y su comisiones. Además, refiere, allí se desarrollaban sesiones de estudio y discusión a cargo de dirigentes del PGT.
Sé que buscando el recuerdo imborrable de camaradas héroes y heroínas, llegaron después frente a donde alguna vez estuvo la imprenta del Partido, sitio en que se imprimía Tribuna Popular (7ª. avenida 5-57 de la zona 1), la Librería Futuro (10a. avenida 5-43 de la zona 1) y la sede en donde se reunían artistas e intelectuales del partido (como el grupo Saker-Ti) y la dirección y redactores de la Revista de Guatemala (esquina de la 9ª. calle y 4 avenida de la zona 1).
Yo sé que cada paso, cada vez que Carlos Gonzáles llegó a cada uno de estos sitios, recordó a quienes le formaron, con quienes se desarrolló como militante de la Juventud Patriótica del Trabajo (JPT), primero, y quienes estuvieron con él -la mayor parte del tiempo en la clandestinidad- codo a codo como militante y finalmente dirigente y Secretario General del Comité Central del PGT, después. Imagino su emoción y supongo todo lo que ocurría en su mente, en sus recuerdos, en su pensamiento mientras avanzaba y se envolvía de un pasado que era también futuro.
Mientras escribo estas letras, pienso en las incontables caminatas que tuvimos juntos, cuanto trabajé directamente con él por más de ocho años, cuando nos encontramos con compañeras y compañeros con quienes había alguna reunión, un encuentro, algo que resolver. Recuerdo frases que me dijo, que me definieron y que todavía hoy me sostienen para ser quien soy. Pienso también en todo aquello que soñamos, en aquello que fue realidad y en todo lo que falta por construir y por hacer. Pienso, finalmente, que el lema del partido, aquel por el que lucharon mujeres y hombres excepcionales a quienes siempre hay que recordar y rendir homenaje sigue vigente: ¡Por Guatemala, la Revolución y el Socialismo!