Cartas del Lector

post author

Rolando Palomo

Si imaginamos a los formalismos y procedimientos procesales como hilos de una telaraña y a la justicia como una mariposa, veremos cómo, entre más que ésta luche por desasirse de la trampa, más fuertemente quedará atrapada y como más prontamente le llegará la muerte.
Pero esa telaraña no solo atrapa a la justicia; atrapa también a la verdad y a la democracia.
Somos hoy pasivos testigos del hecho que describe la metáfora, en el caso de la exfiscal Thelma Aldana; su intención de participar como candidata a la Presidencia de la República, desató un alud de acciones y acusaciones, amparos y apelaciones de amparo que mantienen hasta la fecha su candidatura en un limbo metafísico difícil de comprender, incluso para los profesionales del derecho.

Se prolonga así hábilmente, la perniciosa incertidumbre de la inscripción de una candidata, (quien por cierto no es mi candidata), cuyo único pecado ha sido brindar su apoyo incondicional a la lucha nacional contra la corrupción, la impunidad y narcotráfico.

Esa lucha, en vez de granjearle amigos, le sumó enemigos aplicándosele los enunciados de los miembros de la Liga Naval Griega: “…Los enemigos de tus enemigos son mis amigos”, y “los amigos de tus enemigos son mis enemigos”.

Cuando los electores nos percatamos, la licenciada Aldana había sumado ya toda una cohorte de enemigos naturales, de amigos de sus enemigos, de enemigos de sus amigos (caso CICIG) y de fanatizados ULTRA, que hoy celebran que la justicia, la verdad y la democracia, agonicen atrapadas en los hilos de acero de la telaraña que sus opositores le han tejido.

Pero, mientras a las candidatas Zury Ríos y Thelma Aldana se les limita su derecho a ser electas, a su vez a los ciudadanos se nos veda nuestro derecho a elegir, factor este el más importante en la ecuación democrática, contenido en el Artículo 136 Constitucional.

La historia de Guatemala está plagada de ejemplos de las consecuencias de silenciar las voces de los contrarios, y los guatemaltecos ya no queremos ver más cadáveres de opositores, de disidentes y de jóvenes que condujeron su frustración a la rebeldía, peligro que hoy vemos cernirse de nuevo sobre nuestra patria, debido a los miedos, ceguera e intolerancia adquiridos durante décadas de aversión al diálogo y a la tolerancia.

Artículo anterior¿Por quién votar? Parte 5
Artículo siguienteAtaques sexuales a niñas y adolescentes