Lic. Douglas Abadía Cárdenas
douglas.abadia@gmail.com

Se puede definir al conflicto como una colisión u oposición de intereses, derechos, pretensiones. Punto por medio del cual dos o más partes convergen, situación difícil de resolver. De esta definición se puede inferir que el conflicto surge cuando existe un choque de intereses o posiciones encontradas. En las Relaciones Internacionales es eso en efecto, las guerras y los conflictos se dan cuando existen dos o más posturas encontradas que obedecen a intereses distintos.

Si nos remontamos a los anales de la historia se puede analizar que la principal causa de los conflictos en todas las épocas de la humanidad ha sido y seguirá siendo el factor económico, pues desde que el hombre pasó de una fase recolectora a una fase sedentaria se dio un cambio cualitativo y cuantitativo en cuanto a su modo de vida que va desde el sistema de producción hasta su sistema social. «El desarrollo del trabajo contribuyó necesariamente a acercar más entre sí a los miembros de la sociedad, multiplicando los casos de ayuda mutua y de acción común».

Dentro de las condiciones de vida material de la sociedad internacional, el factor que determina su fisonomía, su régimen social, el paso de un régimen a otro es según el materialismo histórico, el modo de obtención de los medios de vida necesarios para la existencia del hombre, el modo de producción de los bienes materiales: el alimento, el vestido, la vivienda, la obtención de los instrumentos de trabajo (herramientas, maquinaria, materias, entre otros).

El cambio de mayor envergadura que se dio en el siglo XIX fue la Revolución Industrial, la que se inició en «Inglaterra por dos razones fundamentales:

En primer lugar, porque allí, a consecuencia del gran desarrollo del comercio, favorecido por su imperio colonial en África, América y Asia, se había producido una acumulación de capital, una reserva de dinero, que podía emplearse en nuevas inversiones.

En segundo lugar, porque fue en Inglaterra donde se inventaron una serie de máquinas capaces de producir más rápidamente que los artesanos»; esta situación provocó la acumulación de la riqueza en manos de la minoría y de la miseria de la mayoría generándose una lucha antagónica de intereses irreconciliables entre la burguesía y el proletariado. Esto representa que la historia del desarrollo de la sociedad es ante todo la historia del desarrollo de la producción, la historia de los modos de producción que se suceden unos a otros a lo largo de los siglos.

De lo anterior se puede deducir que la gran mayoría de los conflictos internacionales de la actualidad obedecen a factores económicos por el control de los medios de producción, las materias primas, la mano de obra barata, y todos aquellos insumos que generen riqueza. Y en esta carrera por el control de estos medios se han desatado un gran número de conflictos bélicos en los que las grandes potencias han intervenido.

Los conflictos internos en cada país se han desarrollado de acuerdo a estos factores. Un ejemplo en la historia es la Revolución Francesa: «En primer lugar Francia se encontraba en plena crisis económica: las arcas del tesoro estaban vacías, mientras que los campesinos y artesanos se hallaban hundidos en la miseria, consecuencia de los impuestos. Además, el país sufría el despotismo de una aristocracia preocupada en sus diversiones y vicios».

En la actualidad este escenario de la Francia de 1700 no es ajeno a los gobiernos principalmente de América Latina, los cuales siguen reproduciendo el modelo de las Cortes de los reyes coronados escondiéndose tras un falso tinte de democracia. Pues mientras la alta burguesía sigue acaparando la riqueza del Estado hay una creciente masa de personas que día a día ven cómo la brecha es mucho más grande y sus condiciones de vida empeoran. En síntesis los conflictos internos se generan por el descontento de una clase frente a otra. Es decir por intereses de clase antagónicos e irreconciliables.

Los conflictos interestatales se desatan de forma macro en donde dos o más Estados persiguen intereses distintos que van desde territorio, comercio internacional, migraciones, invasiones, etc. Estos conflictos se pueden resolver desde el plano diplomático, pero si esta vía fracasa se desata un conflicto bélico de proporciones globales como lo fueron la I y II Guerras Mundiales, que cobraron millones de vidas en todo el mundo, principalmente en Europa.

La carrera armamentista principalmente la nuclear, ha creado otra serie de conflictos entre los países poseedores de estas armas de destrucción masiva, porque al incrementarse el número de estos países lógicamente aumenta el peligro de un nuevo conflicto nuclear que de darse las consecuencias sería casi la aniquilación de todas las formas de vida en el planeta. Estamos cerca, ojo humanidad.

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