Douglas Gonzalez

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Politólogo, egresado de la USAC y la UCJC. Librepensador. Experiencia en políticas públicas, procesos de diálogo y comunicación política. Una mejor Guatemala es posible y necesaria.

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En este punto, los matices sobran. La gravedad de la situación política del país nos obliga a tomar una postura definida sobre las únicas dos posibles alternativas que existen: O somos demócratas o somos golpistas; esa es la cuestión.

Por lo tanto, Bernardo Arévalo debe comprender el momento histórico que vive el país y encabezar la defensa, ya no de su gobierno, sino del sistema democrático y constitucional de derecho. Por lo tanto, es urgente que convoque a una instancia, mesa, frente, bloque o como se quiera llamar, con el propósito de reunir a todos los actores y fuerzas democráticas del país. Somos muchos, ellos son pocos; nos asiste la verdad y la historia está de nuestro lado. Solo la cobardía puede vencernos.

Aquí ya no caben los exámenes de ADN o de pureza política. Ya habrá tiempo para dirimir nuevamente las diferencias que existan, pero si no rescatamos la cancha ya no habrá campeonato en el cual podremos lucir los colores de las camisolas de los equipos que defendemos.

Del lado de los golpistas, aunque son pocos, sí que hay unidad y consenso. No quieren democracia y quieren mantener su reinado de corrupción e impunidad. Parten de la base que la sociedad, en sus infantiles diferencias, será incapaz de ponerse de acuerdo y presentar un frente unido que detenga los intentos golpistas y recupere la democracia que tanta sangre y fuego nos ha costado.

Hasta ahora, se recogía de los diferentes grupos el sentimiento que Bernardo y su equipo “no los llaman”, “que no quiere hablar con nadie”. Sin embargo, ese momento ya ha quedado atrás. La necesidad de reunirnos y de establecer rutas de acción inmediatas para evitar que el plan golpista se consolide es imperiosa.

Es impresionante la cantidad de actores y organizaciones que están listas para acudir a un llamado donde su patria les demande dar la cara por la democracia y por las libertades civiles. Esa energía social no debe ser desperdiciada, sino debe ser encausada y dirigida por quien la mayoría del pueblo decidió que fuera su presidente.

Llegó el momento de convocar, presidente Arévalo, la sorpresa será grande la ver el ejército de guatemaltecos que lo acompañará. También, será la hora de la verdad para aquellos actores que juegan a apostar quién ganará la partida. Este es el momento de definirse; están o no están.

¡Convoque presidente! Y verá que estaremos con usted y con Guatemala. Aquí ya no se trata de su gobierno. A Guatemala la peleamos todos, o la lloramos todos.

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