Napoleón Barrientos

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Guatemalteco, originario de Alta Verapaz, forjado bajo los principios de disciplina, objetividad y amor a la patria; defensor del estado de derecho, de los principios de la democracia, con experiencia en administración pública, seguridad y liderazgo de unidades interinstitucionales.

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David Barrientos

Guatemala es un país con recursos turísticos de gran valor, entre ellos: la milenaria cuna de la cultura maya con yacimientos como el Mirador que data del periodo preclásico tardío maya; el Parque Nacional Tikal, declarado por la Unesco en 1979 como Patrimonio de la Humanidad; el paradisiaco Caribe de arenas blancas en Izabal, Monterrico y litoral del pacífico de arenas volcánicas, el majestuoso lago de Atitlán; ríos, cascadas y cavernas de Alta Verapaz; volcanes en casi permanente actividad cerca de la capital, lagos y lagunas majestuosas en Huehuetenango; diversidad de ecosistemas y con reservas de fauna y flora, una multiculturalidad impresionante y colorida, además con una ciudad de Guatemala moderna, entre otros atractivos turísticos.

No es casualidad ni característica particular la llamada Rivera Maya, muy bien desarrollada por los estados Unidos Mexicanos y que atrae al turismo europeo, norte y suramericano; tampoco es único para Costa Rica el pintoresco caribe. Ambos impulsos de desarrollo turístico aumentan el potencial guatemalteco, ubicado en una plataforma intercontinental y bioceánica. Paradójicamente los guatemaltecos abandonan su país por las condiciones de pobreza en la que vive la mayoría de sus ciudadanos, falta de oportunidades de trabajo; en consecuencia, algo no hemos hecho bien respecto a la conducción estratégica nacional, sobre todo cuando entendemos que la estrategia es la utilización de los recursos para alcanzar objetivos, de tal cuenta que hemos dejado por muchos años que los recursos con potencial y valor turístico no solo se pierdan sino se deterioren.

El desarrollo de la industria sin chimeneas debe ser un puntal del despegue económico nacional; luego de la pandemia que al parecer empieza a controlarse, y para ello es indispensable la infraestructura turística que incluye la pública y la privada, ambas para proveer instalaciones, además de los bienes y servicios para atender a los visitantes extranjeros, entendida tal infraestructura como el conjunto de obras y servicios que permitan en general el desarrollo económico del país, al vincular entre si a conglomerados humanos, resolviendo las necesidades y facilitando la movilidad y circulación de personas, mercaderías fluidos de energía, de información y de transporte.

El instituto guatemalteco de turismo ha planteado en los últimos años algunas metas como: mejorar la infraestructura, promover Guatemala como destino y el uso de criterios globales de sostenibilidad; la cámara de turismo ha planteado 11 acciones para el rescate del sector turístico; sin embargo, la mejora de la competitividad turística es una tarea estratégica para Guatemala y para tal expectativa, debe hacerse un plan estratégico nacional integral, firme, de largo plazo, urgente y agresivo. Los planteamientos mencionados no parecen ni consistentes ni viables, mucho menos visibles, el aprovechamiento de los recursos naturales de esta rica plataforma centroamericana será solo posible con el esfuerzo y sostenibilidad de guatemaltecos de diversos sectores, hombres y mujeres país; hasta ahora todos vemos y velamos por intereses muy particulares, mismos que no permiten alzar la vista estratégica necesaria y nos conformamos con miopes expectativas, y mientras eso sucede veremos a otros países sobreponerse sobre la base del turismo a los efectos del desastre sanitario, es más, seremos sus visitantes.

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