El partido oficial se trazó la meta de “cooptar” 200 alcaldías, para así llegar a un número de votos supuestos. Lo que no dicen, es que esa meta tiene como estrategia, el chantaje y la compra de candidaturas ediles. El chantaje a partir del control de la Contraloría General de Cuentas y, poner sobre la mesa a los actuales alcaldes, cualquier problema que pudiera intervenir con su finiquito. La compra, el actual presupuesto de ingresos y egresos de la nación.
El Legislativo, también cooptado, aprobó con 111 votos a favor, el Proyecto de Presupuesto General de Ingresos y Egresos. Es tanto el descaro y el cinismo que, en la tercera lectura para la aprobación de dicho presupuesto, estuvieron presentes alcaldes de la Asociación Nacional de Municipalidades, ANAM, para apoyar dicha aprobación. No esconden que esos recursos serán utilizados en campaña disfrazada de obra. El municipalismo debe apoyarse todos los años, no solo el preelectoral. No engañan a nadie.
Sin embargo, la estrategia de Giammattei y compañía, tiene un par de errores que pagarán en las urnas. Primero, quienes ahora son sus aliados, diputados/as, e incluso alcaldes en funciones, los abandonarán para la segunda vuelta; esto porque no representan ningún proyecto político concreto, no les une más que el miedo de perder el poder, los negocios y la inmunidad, más allá de eso, la candidatura presidencial, chata y flaca de su presidenciable, no soportará a ningún competidor, sea cual fuere. Esto, en caso lleguen a segunda vuelta.
El segundo error radica en que quienes han cedido al chantaje o a la compra de sus candidaturas municipales, tendrán que cargar con el voto negativo que el partido oficial hace crecer diariamente, cada vez más, crece en tiempo real, el rechazo al que dijo que no quería ser recordado “como un hijueputa más”.
Desde que asumió Giammattei, su estilo violento y abusivo de gobernar, no ha dejado más que sinsabores a la población en general y a la comunidad internacional. Este gobierno es el peor calificado en materia de derechos humanos en décadas. Este gobierno ha sido uno de los que más estados de calamidad ha tenido aprobados, por lo tanto, más dinero, pero ese dinero no aparece por ningún lado. Guatemala, con un gobierno que ha tenido dinero para hacer su trabajo durante los tres años, es uno de los países con menos inversión en justicia en la región, con la segunda economía menos valor agregado y poca generación de empleo en Centroamérica. Guatemala tiene a casi el 60% de su población debajo de la línea de pobreza. ¿Qué han hecho con el dinero?
Así que muy audaz su meta y estrategia, pero la gente ya no los quiere, y todo lo que se relacione con el partido oficial, será duramente rechazado a nivel local, departamental y nacional. Quienes han caído en la trampa del chantaje o la compra, se arrepentirán en su momento, porque de un supuesto proyecto “ganador”, pasarán a ser parte de la gran derrota de la población consciente le propinará a la corrupción y la clase política obsoleta.