Danilo Santos

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Politólogo a contrapelo, aprendiz de las letras, la ternura y lo imposible. Barrioporteño dedicado desde hace 31 años a las causas indígenas, campesinas, populares y de defensa de los derechos humanos. Decidido constructor de otra Guatemala posible.

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Danilo Santos

Jorge G. Castañeda, autor mexicano, publicaba en octubre de 1993 “La Utopía Desarmada”, que como él mismo escribió, “El propósito de este libro consiste en determinar si esa obstinada sobrevivencia es todavía factible, y si la pertinencia de la izquierda que la hizo posible se encuentra aún vigente”.   La respuesta es afirmativa pero condicionada, (se responde él mismo) En 1994, el 1 de enero, sale a luz pública el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en el país del autor, México. Le responde la realidad.

Pone de ejemplo al PGT guatemalteco en su influencia hacia el gobierno de Árbenz, mientras en los otros países de la región los partidos, especialmente los comunistas, se habían vuelto “…organizaciones de denuncia… porque no eran capaces de luchar el poder”. Es decir, al inicio de la Guerra Fría, Guatemala era el  foco verdadero de una Revolución Nacional. De allí todos los recursos usados para derrocarla.  La alianza entre el campesinado, la clase media y la propia burguesía, hacía al gobierno capaz de intentar hazañas políticas, económicas y sociales.

Luego de ello, no se ha dejado de intentar en Latinoamérica cambios profundos o la toma del poder directamente, sin embargo, la lección aprendida en Guatemala ha funcionado en todo el continente. El fantasma del comunismo, la demonización de la izquierda, y, sobre todo, la cooptación de la estructura y superestructura de manera sistemática. De hecho, de 1954 a 2021, hay pocas diferencias en cómo se alían las élites para defender lo usurpado y sus privilegios. Lo único que quizá ha cambiado un poco, es que su padrino mayor ya no quiere democracias “sucias”, y acá eso de hacer incluso lo ominoso de manera limpia (parece paradoja pero no lo es), no se les da.

La izquierda que en Latinoamérica ha intentado cambios profundos o tomar el poder directamente, sin embargo, según el autor, “…la izquierda ha fracasado de manera sistemática en sus empeños por hacer la revolución y cambiar el mundo”.  Esto, porque el sistema logró dominar culturalmente a las sociedades desde todos los ángulos, y desde todos ellos les enseñó lo negativo que era pensar críticamente, o no estar de acuerdo en clase, o cuestionar las verdades mágicas de los padres y madres en la mesa, no digamos buscar explicaciones más allá del dogma en la religión o, peor aún, estar en desacuerdo con el gobierno y los militares.

Hace unos días el Ministerio de Educación se ufanaba de la autorización de “la carrera de Bachillerato en Productividad y Emprendimiento”: Es decir, bachilleres, pero chispudos, que no necesiten ir a la Universidad, que sean productivos y estén al tanto de lo efímero de la época.  A esto hemos llegado con la exacerbación de la satanización de la izquierda y el endiosamiento de la derecha.  Lo siento, pero su logro es criticable, solo beneficia a los dueños del capital y engaña a las nuevas generaciones, y si ya estamos pobres y endeudados, este tipo de políticas nos hundirán socialmente.  Y sí, quizá la Utopía esté Desarmada, pero sigue estando, y surgirá cuando menos se lo esperen los que piensan que la izquierda no existe. Porque si para algo somos buenos en la izquierda es para ser sobrevivientes y obstinados.

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