Claudia Virginia Samayoa
@tucurclaux
A Guatemala se le aplica muy bien el refrán popular “Cuando los gatos se ausentan, los ratones hacen fiesta”. Piensen en el pueblo de Guatemala -nosotros- que parecemos como ausentes ante todo lo que ocurre en el país; mientras los ratones -los corruptos y las élites- hacen lo que se les viene en gana en total impunidad.
Más de alguno de ustedes estará pensando ahorita: ¡Se equivoca Doña Lechuza, nosotros somos unos ratones pequeños a merced de los gatos poderosos y criminales!
Pues no, el poder radica en el pueblo y por ahora nuestra dispersión nos tiene ausentes de lo público y eso ha permitido que el fenómeno de captura del Estado crezca. Le propongo que analicemos un poco más de cerca a los ratones, mejor digámosle ratas, y veamos por cuál queso van realmente. Para muchos todos los movimientos están orientados a la captura total del proceso electoral; sin embargo, hay que analizar que hay un queso aún más apetitoso en el escenario.
El queso fino que buscan las ratas más avorazadas es ni más ni menos que nuestros recursos naturales. El control total del agua, bosques, minerales y tierra son su objetivo. A estas ratas no les interesa las consecuencias de deforestar, desviar ríos, destruir montañas, llenar de contaminantes las aguas, extinguir ecosistemas y desplazar comunidades que son en su mayoría indígenas; quieren una riqueza que desaparecerá como consecuencia del calentamiento global al cual contribuyen.
Mientras se acercan las ‘alegres elecciones’, la atención se enfocará hacia el proceso de destrucción del último atisbo de nuestra democracia, la aprobación de más fondos para que los alcaldes y diputados ganen las elecciones y se llenen de dinero las bolsas y a denunciar el bloqueo sistemático a la participación de opositores por parte del Tribunal Supremo Electoral. Sin embargo, el golpe mortal a Guatemala está sucediendo en el Congreso con los procesos de aprobación de las iniciativas de ley 6054, 6055 y 6021.
Las iniciativas buscan, entre otras cosas, concentrar las instituciones de regulación y control de los diversos bienes naturales en una sola. Algo como lo que hicieron con COPADEH y la destrucción de la institucionalidad de la paz. A lo largo de su funcionamiento hemos visto como CONAP cuando tiene apoyo político es capaz de detener inversiones lescivas a nuestro medio ambiente; también el INAB mantiene una importante gestión de protección de bosques. Ambas podrían mejorar; pero ir para atrás significa permitir que la improvisación y la corrupción acabe con nuestra habilidad de mitigar los efectos de cambio climático en favor de monocultivos, extracción de minerales y petróleo y obra gris sin sentido.
Las iniciativas han sido criticadas por las organizaciones ambientalistas pero nadie escucha porque el gato anda ausente e indolente. Estoy segura que si despertamos de este letargo podríamos de un garrotazo detener a las ratas que van por el queso más jugoso e iniciar un proceso de control de la plaga. El poder radica en el pueblo, no solo cuando votamos sino cuando nos expresamos, cuando participamos de nuestro futuro, cuando defendemos derechos, cuando protegemos a los periodistas que denuncian los intentos de las ratas de robar nuestra riqueza.
Cuando los pueblos deciden actuar, las ratas huyen a sus escondites. La gata llamada Guatemala detuvo a Estrada Cabrera, a Ubico, logró la firma de la paz, exigió y acompañó a la CICIG, logró la renuncia de un Presidente… ¿Dónde está la gata? ¿Dónde estamos pueblo?