Créditos: Billy Alexander Teret Pérez (Estudiante Universitario)
Recientemente, decidí iniciar una Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales, abogacía y notariado en la Gloriosa universidad San Carlos de Guatemala. Estoy  emocionado de estar en esta nueva etapa de mi carrera académica y de seguir  aprendiendo y creciendo como profesional.


 

¿Cuánto cuesta proteger una vida?

Vivir en Guatemala es vivir con miedo constante de recibir una llamada que cambie tu vida para siempre. Una llamada que te exija dinero a cambio de tu seguridad, de tu libertad o de tu vida. La extorsión ha tejido una red de miedo y violencia que envuelve a toda nuestra sociedad, impidiendo que podamos vivir en paz.

Es hora de que tomemos conciencia y nos unamos para decir basta a la violencia y basta a la impunidad que la permita seguir creciendo. Como guatemalteco, me siento indignado y preocupado por la cantidad de extorsiones que están sucediendo en nuestro país. Según los datos más recientes, en 2024 se registraron 16,246  denuncias por extorsión, lo que representa un aumento alarmante en comparación con años anteriores. ¡Esto, va cada vez peor!

Duele ver cómo la violencia y la inseguridad están destrozando la vida de muchos guatemaltecos. Recientes informes revelaron que 1 de cada 5 familias sufrió algún  tipo de violencia relacionada con la extorsión. Cómo podemos hablar de un futuro brillante para las nuevas generaciones si no podemos garantizarles su seguridad y bienestar en el presente.

La ansiedad y el estrés que genera esta situación son palpables. Las madres de  familia no pueden dormir por estar pensando en la seguridad de sus hijos. Los padres tienen que trabajar doble turno para pagar las exigencias de los  extorsionadores. Los jóvenes tienen que abandonar sus estudios, algunos hasta los  trabajos ya que sus familias no pueden pagar las cuotas de la extorsión.

Muchas personas han tenido que sufrir en silencio, sin poder hablar sobre lo que  está pasando por el miedo a las represalias. Han tenido que vivir con la sensación de inseguridad constante, día y noche.

Es más, duele ver a nuestros gobernantes preocupándose solo por el beneficio propio y no por el bienestar del pueblo. Me duele saber que la delincuencia organizada sigue creciendo y que ustedes gobernantes de Guatemala no tienen el  valor ni la decisión para combatirla.

Me pregunto, ¿qué tipo de líderes son ustedes? ¿Líderes que solo piensan en sí  mismos o líderes que realmente se preocupan por el pueblo? Me parece que la  respuesta es obvia.

Ustedes tienen el poder para cambiar la situación, pero no lo utilizan. Ustedes tienen  la oportunidad de hacer algo por el pueblo, pero la desaprovechan. Me duele ver cómo el pueblo sufre y ustedes no hacen nada para ayudar.

La respuesta es simple: La corrupción y la ineptitud han permitido que las cárceles  se conviertan en lugares donde la ley no se respeta, donde los reclusos pueden  hacer lo que quieran sin consecuencias.

Pero el problema no se detiene ahí. Las autoridades mayores, que deberían ser las  responsables de garantizar la seguridad y el cumplimiento de las leyes, se hacen  de la vista gorda. No dan importancia a los informes de corrupción y soborno dentro  de las cárceles.

Es hora de que las autoridades se miren al espejo y se pregunten: ¿Qué tipo de  legado quieren dejar en la historia? ¿Quieren ser recordados como líderes que  permitieron que la corrupción y la delincuencia se apoderaran del país?

¿Quieren ser recordados como líderes que se preocuparon más por sus propios  intereses que por el bienestar de su pueblo? ¿Quieren ser recordados como líderes  que permitieron que la impunidad y la corrupción se convirtieran en una forma de  vida en Guatemala?

O ¿quieren ser recordados como líderes que tomaron medidas valientes y decididas para proteger a su pueblo y construir un futuro mejor para todos? ¿Quieren ser  recordados como líderes que lucharon contra la corrupción y la delincuencia, que  trabajaron para crear un país más justo y seguro para todos?

La elección es suya. Pero si no toman medidas para cambiar la situación, la historia  los juzgará como líderes que fallaron a su pueblo. Y eso es un legado que  nadie quiere dejar.

Cartas del Lector

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