Carlos Rolando Yax Medrano
Alguna vez el mundo estuvo configurado por dos polos, Estados Unidos y la Unión Soviética. Ahora se empieza a hablar de la consolidación de una nueva configuración, protagonizada en un lado siempre por Estados Unidos, pero en el otro por China. La cuestión es que, cuando dos potencias se configuran en polos, el resto del mundo se divide en torno a ellos.
Para atender el enfrentamiento con China, Estados Unidos recién formó una alianza militar con Australia y el Reino Unido: AUKUS (Australia-United Kingdom-United States). La primera acción de la alianza fue la cancelación de un contrato con Francia, que luego fue cedido al Reino Unido, para armar a Australia con submarinos nucleares. De esa manera pretenden tomar control de la región por donde pasa el 20% del comercio mundial y un alto porcentaje de las exportaciones chinas. Además, puede representar parte de una estrategia para enfrentar a Corea del Norte, el pequeño protegido de China.
La respuesta por parte de China no se hizo esperar. Recientemente tuvo lugar, después de 4 años de no haberse celebrado, la VI Cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). La particularidad de la CELAC es que es un mecanismo regional que, a diferencia de la OEA, no incluye a Estados Unidos. A la VI Cumbre asistió China como invitada. La participación de Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, no pasó inadvertida al proponer que se reemplace a la OEA, donde sí tiene participación Estados Unidos, por un organismo donde no la tenga, propuesta que sería respaldada por China.
Así se marca el inicio de un momento que deja claras algunas cosas. Pronto los países deberán elegir entre Estados Unidos y China. Estados Unidos ha demostrado que no tendrá entre sus prioridades a quienes no le prometan su apoyo incondicional. Esto no significa que vayan a romperse relaciones, sino que simplemente van a pasar a segundo plano. Por el contrario, China va a apoyar cualquier iniciativa que signifique disminuir la presencia de Estados Unidos, ya sea en un lado del mundo o del otro.
Para entender el papel de Guatemala en la región, primero se debe entender qué lugar tienen sus vecinos. México mantiene relaciones diplomáticas con China, situación que ha destacado particularmente porque Andrés Manuel López Obrador ha tomado distancia de Estados Unidos desde la salida de Trump y la entrada de Biden a la Presidencia. El Salvador inició relaciones diplomáticas con China en 2018. Honduras amenaza con iniciar relaciones diplomáticas con China, luego de que una de las candidatas a la Presidencia declarara que, de ganar las elecciones, lo haría inmediatamente.
Guatemala, entonces, se muestra como el único país con una posición favorable para Estados Unidos en la región. Así lo demostró Alejandro Giammattei porque, aunque sí asistió a la VI Cumbre de la CELAC en septiembre, ni siquiera estuvo presente para tomarse la fotografía oficial con los demás presidentes latinoamericanos y caribeños. Sin embargo, aunque favorable, la posición de Guatemala aún no está definida. Muestra de ello es que el gobierno se atrevió a coquetear con oriente al comprarle 8 millones de vacunas Sputnik V a Rusia.
La participación y el compromiso de Estados Unidos con la situación política en Guatemala, colocarla como una prioridad en la agenda exterior o dejarla en el segundo plano, depende de la posición que tome el gobierno en el gran panorama.