Carlos Rolando Yax Medrano
La vicepresidenta Kamala Harris culminó la primera visita internacional oficial del Gobierno de los Estados Unidos, luego de viajar a Guatemala y México. En sus reuniones con Alejandro Giammattei y Andrés Manuel López Obrador, logró la suscripción de algunos acuerdos importantes para la política exterior de los Estados Unidos. Aunque con cada quien se abordaron asuntos distintos, con ambos hubo dos puntos en común relacionados a un mismo problema: la inmigración.
El primer punto fue la trata de personas y el contrabando humano, que son dos actividades criminales distintas. La trata de personas se focaliza especialmente en la explotación sexual, cuando una persona es obligada a realizar actos sexuales con fines comerciales por medio de la fuerza, fraude o coacción; y en la explotación laboral, cuando se recluta, alberga o transporta a una persona por medio de la fuerza, fraude o coacción con el propósito de sometimiento a servidumbre o esclavitud. El contrabando humano se focaliza en la transportación, cuando se importa (como si fuese una mercancía) una persona indocumentada a otro territorio.
El segundo punto fue el establecimiento de una estrategia para abordar la falta de oportunidades económicas en el norte de Centroamérica. En ella se considera la cooperación entre Estados Unidos y México para fortalecer el desarrollo agrícola y los pequeños emprendimientos, así como el empoderamiento de las juventudes, en Guatemala, Honduras y El Salvador (ese es el orden prioritario).
Para Estados Unidos la inmigración ilegal es un problema que el Gobierno del Presidente Biden, y cualquier otro gobierno, debe atender. Tras el cierre absoluto de las fronteras por causa del COVID-19, la reapertura ha tenido como consecuencia un incremento en el flujo de personas que buscan asentarse en busca de mejores condiciones de vida. Este era un fenómeno previsible para América Latina, puesto que la pobreza y la desigualdad incrementaron durante 2020. Guatemala, en particular, ha sido el país con los peores indicadores de desarrollo humano en la región y, en consecuencia, cada vez más guatemaltecas y guatemaltecos buscan emigrar.
Junto al incremento de personas que buscan inmigrar, también incrementa la cantidad de menores acompañados y no acompañados que llegan a la frontera. Así, también aumenta el riesgo de que ocurran la trata de personas y el contrabando humano. Trump optó por construir muros y separar a los hijos de los inmigrantes indocumentados para encerrarlos en jaulas, literalmente. El Presidente Biden ha optado por procesar a los inmigrantes indocumentados y colocar a los menores con familias de acogida.
Aunque la inmigración se percibe como un problema en Estados Unidos y el resultado que se persigue es el mismo, los enfoques de forma y fondo para atenderlo varían de una administración a otra. El Presidente Biden y la Vicepresidenta Harris no son, ni serán, los salvadores de Guatemala o América Latina. Sin embargo, importantes recursos humanos y financieros se están destinando a nuestro país y nuestra región. Hay detalles que deben mejorar, pero la responsabilidad es nuestra. En 2018 fuimos perjudicados por Trump y muchos de los retrocesos que han tenido lugar solo son el resultado. Ahora estamos recibiendo ayuda del Presidente Biden y la Vicepresidenta Harris y depende de nosotros aprovecharla.