Carlos Figueroa

carlosfigueroaibarra@gmail.com

Doctor en Sociología. Investigador Nacional Nivel II del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México. Profesor Investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Profesor Emérito de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales sede Guatemala. Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos. Autor de varios libros y artículos especializados en materia de sociología política, sociología de la violencia y procesos políticos latinoamericanos.

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Carlos Figueroa Ibarra

Doce años después. Esta frase la he visto repetidas veces en las crónicas que  dan cuenta de la victoria electoral de Xiomara Castro del Partido Libertad y Refundación (Libre). Doce años después de que el 28 de junio de 2009, el presidente José Manuel Zelaya haya sido sacado en pijama por los golpistas y expulsado del país, su movimiento convertido en partido retorna a la Presidencia de la República. Doce años después, Xiomara Castro  discreta primera dama convertida en símbolo de la resistencia antigolpista, se convierte en la primera mujer presidenta de Honduras.

Doce años después en Honduras renace la esperanza. La esperanza en desterrar del Estado al crimen organizado y a la delincuencia de cuello blanco. En estos doce años, los golpistas devinieron en criminales y Honduras devino en narcoestado. En el triángulo norte de Centroamérica, Honduras y Guatemala sufrieron evolución similar. Hoy Honduras inicia un previsiblemente arduo camino para superar esa situación mientras Guatemala profundiza su condición de Estado criminal.

Xiomara Castro triunfó contundentemente con 53% de  los votos contra Nasry Asfura del Partido Nacional (34%)  y un distante 9% de Yani Rosenthal del Partido Liberal. Se derrota  la alternancia bipartidista que durante largo tiempo predominó en Honduras. Pero la victoria de Xiomara Castro y de Libre no solamente implica salir del bipartidismo gobernante: sustituye el “Pacto de la Impunidad” por un “Nuevo Pacto Social”. De esa manera, su victoria se une a la nueva ola de  la marea progresista en América Latina.

Xiomara  Castro y Libre  postularon un programa “para refundar a Honduras” a través de la instauración de un Estado Socialista Democrático, el establecimiento de la democracia participativa, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente y la construcción de un poder popular constituido por organizaciones sociales uy comunitarias (entre ellas las de los grupos étnicos). Se promulgará la amnistía para los presos políticos, la protección para los defensores de derechos humanos, la lucha contra la corrupción y los abusos de poder, derogación de los códigos y leyes que propician la impunidad, políticas sociales en materia de salud, educación, seguridad ciudadana, migración, género y un modelo económico alternativo.

Ha circulado un documento con las  treinta medidas propuestas por la Presidenta Electa para los primeros cien días de su gobierno. Inevitable ver las relaciones de parentesco que tiene con la Cuarta Transformación en México: recuperación de la rectoría del Estado para los sectores eléctrico y de comunicaciones, venta del avión presidencial, lucha contra la corrupción, austeridad en el gasto público, abaratamiento de los combustibles,  reapertura de la banca estatal, derogación de fideicomisos, ingreso universal para los pobres, aumento al salario mínimo, becas a niños y jóvenes estudiantes, suspensión de permisos de explotación de cuencas de ríos y minas a cielo abierto, Comisión Internacional Contra la Impunidad en Honduras, expansión de la red de internet.

Llega Xiomara Castro a la Presidencia de Honduras con gran legitimidad (68% de participación electoral) y un gran reto. Éste será conjurar el golpe de estado y la intervención estadounidense. Hagamos votos para que lo logre.

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