El pasado 16 de octubre, las Autoridades Indígenas Ancestrales de Iximulew, en un comunicado se referían, entre otras cosas, a lo que llamaron “la coyuntura provocada”. Al respecto decían: “En el marco de la crisis provocada por grupos criminales, funcionarios corruptos enquistados en el sistema del aparato estatal, personas con intereses particulares y perversos para generar caos, confusión e inestabilidad en Guatemala…”.
En el mismo sentido, hace tres días, autoridades ancestrales mayas ixiles de Nebaj, Chajul y Cotzal en un comunicado expresaron su preocupación por la reciente fuga de reos del centro penitenciario Fraijanes II. Afirmaron que “dicho acontecimiento pone de manifiesto el interés por desestabilizar el gobierno, la democracia, el Estado de Derecho y el respeto por la Constitución Política de la República por parte de grupos que intentan mantener sus privilegios y fortalecer la corrupción, la impunidad, la cooptación del Estado”.
Cito las anteriores declaraciones de las autoridades ancestrales con ocasión del anuncio que el día de ayer hizo el Ministerio Público sobre la apertura de un nuevo caso, al cual denominó “Corrupción Presidencial”. El solo nombre con el cual bautizaron esta acción claramente expresa la motivación que los guía. El MP es el actor más descarado de las redes político criminales, en su pretensión golpista, por cierto nunca abandonada.
O sea que esta última acción del Ministerio Público es la muestra más explícita de la veracidad de las sabias declaraciones de las autoridades ancestrales.
Las redes político criminales seguramente pensaban que sus planes golpistas iban viento en popa. No había mejor voz ciudadana para hacer la denuncia sobre la fuga de los presidiarios y la supuesta corrupción que las provocaba que quien ingenuamente asumió tal papel, haciendo gala de la privilegiada información que poseía. Y no había tampoco mejor denunciante que quien se asumió como tal ante las supuestas “irregularidades” existentes en el Ministerio de Gobernación. Ambos personajes abrieron la puerta que necesitaba el MP.
Sin embargo, me parece que esta campaña de desestabilización empieza a ser un bumerang que golpea las pretensiones de los golpistas y expone al MP como el primitivo verdugo que persigue decapitar al gobierno.
Parece estar ya claro que, más allá de los errores que pudieran haberse cometido en el Ministerio de Gobernación, la crisis política que vivimos es una “coyuntura provocada”, como dijeron las autoridades ancestrales.
Y, en este contexto, las declaraciones del Presidente de la República dadas el día de ayer cobran mucho sentido, al decir que “la fiscal de la corrupción y la impunidad sabe que se le acaba el tiempo. Por más que den patadas de ahogado, la fecha se acerca”.
El Ministerio Público está quemando sus velas. Las redes político criminales saben que para ellos es indispensable recuperar el Ejecutivo para no perder la cooptación que tienen de la institucionalidad estatal, la cual necesitan para mantener la corrupción y la impunidad institucionalizada.
Este es el momento de cerrar filas para derrotar a las redes político criminales. Liderar este proceso debe ser responsabilidad del Presidente de la República y apoyarlo en este propósito debe ser la decisión de quienes nos identificamos con ese objetivo.
La crisis política transita hacia su superación por la vía de avanzar en la lucha contra quienes la produjeron.