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La fuga de los veinte reos ha creado una grave crisis política para el gobierno.

Es muy importante denunciar la campaña de desestabilización que está en curso a partir de esta crisis.

Es un escenario donde se expresan diferentes factores, tales como: las comprensibles frustraciones e incluso resentimientos de quienes tuvieron expectativas infundadas sobre lo que este gobierno podría hacer en el corto plazo; las estrategias delictivas del crimen organizado que anteriormente eran “maras”; y ciertos oportunismos políticos expresados con dramático entusiasmo.

Y, por trillado que parezca, subyace también la herencia que dejó una institucionalidad estatal destruida por la cooptación que sufrió durante los últimos gobiernos.

Lo anterior no significa que se pretenda exonerar de las responsabilidades que tiene el actual gobierno, particularmente el Ministerio de Gobernación.

Lo más importante y urgente es darse cuenta de la campaña de desestabilización que está en marcha. Las redes político-criminales están utilizando la crisis política para este propósito. Continúan las intenciones golpistas.

La anterior afirmación puede ser interpretada como un intento de crear una narrativa que minimice las responsabilidades gubernamentales. Pero la pretensión no es esa. La inmediata destitución del ministro de Gobernación es necesaria para empezar a superar la crisis política.

Sin embargo, centrar la solución en la salida del Ministro es ignorar la compleja y densa realidad que esta problemática plantea para la seguridad nacional. Las maras ya no son las pandillas de antes, son organizaciones criminales que forman parte de las redes político-criminales en las cuales participan importantes políticos, funcionarios estatales de primer nivel, narcotráfico, empresarios cuyos capitales provienen de la ilicitud y redes criminales internacionales.

Por eso, el reto estratégico es desmantelar esta integralidad de actores. Hacerlo es un tema de seguridad nacional. Y enfrentarlo con una institucionalidad estatal destruida por la cooptación implica un proceso de, al menos, mediano plazo, que además requiere una visión y acción que rebasa los actores nacionales.

Mi opinión es que debemos intentar ver esta crisis política como una oportunidad.

Para el Presidente este puede ser un buen momento para pensar en la idoneidad de su Gabinete.  Hay muchos ministros y secretarios a quienes debe fortalecer políticamente para el cumplimiento de sus responsabilidades. Hay otros cuyo desempeño no ha estado a la altura que se requiere para impulsar la visión presidencial.

Esta crisis política también puede ser una oportunidad para reconstruir alianzas debilitadas, nacionales e internacionales. En el plano internacional, no vea sólo hacia el norte Presidente. También existe el “Sur Global”.

No debe pensar que su relación con el actual gobierno estadounidense y sus vasallos europeos, así como con los empresarios nacionales, es suficiente. Es cierto que ellos son aliados muy importantes; no podemos ser ingenuos y dejar de reconocer las implicaciones que tiene la geopolítica para Guatemala.

Tampoco puede pensar que el camino es caer en la tentación de hacer alianzas con actores políticos nacionales “no tan corruptos”. Ya se probó ese camino cuando sus anteriores operadores políticos en el Congreso quisieron ser pragmáticos y terminaron siendo funcionales a los intereses de las redes político criminales.

El Presidente debe, a nivel nacional, ver hacia los aliados propios de la visión “progresista” con la cual se identifica. Me refiero a los pueblos indígenas, los campesinos, las organizaciones y personas de sociedad civil que tengan una identidad ideológica coincidente.

En síntesis, esta crisis política puede ser una oportunidad para que el Presidente se reposicione. Tiene tiempo, está a la mitad de su mandato. 

 

Adrian Zapata

zapata.guatemala@gmail.com

Profesor Titular de la USAC, retirado, Abogado y Notario, Maestro en Polìticas Pùblicas y Doctor en Ciencias Sociales. Consultor internacional en temas de tierras y desarrollo rural. Ha publicado libros y artículos relacionados con el desarrollo rural y con el proceso de paz. Fue militante revolucionario y miembro de organizaciones de sociedad civil que promueven la concertación nacional. Es actualmente columnista de el diario La Hora.

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