El triunfo legislativo conseguido por la bancada Semilla el día de ayer impacta positivamente en la situación política prevaleciente para derrotar la estrategia golpista.
El plan de los golpistas ha ido avanzando en la contienda política. Han logrado que prevalezca una visión jurídica (leguleya mejor dicho) que se expresa en la narrativa prevaleciente y en las estrategias que de esa confusión se derivan. Han hecho que la lucha aparezca como una pelea entre el Presidente y la Fiscal y que la arena donde se desarrolle sea la jurisdiccional, es decir las cortes.
Afortunadamente, estos avances aún no definen un desenlace golpista. Pero el gobierno tiene que cambiar de cancha. Me atrevo a decir, exagerando por supuesto, que el Presidente debe prescindir de sus asesores abogados. Si sigue sus consejos, desde su lógica jurídica, seguirá perdido en el laberinto legal.
Las élites empresariales, en gran medida, siguen la crisis sin comprometerse. Como ya lo dije anteriormente, quieren mantener a Consuelo Porras en el MP, como la espada de Damocles para tener neutralizado el supuesto “progresismo” que representa el gobierno de Bernardo Arévalo. La propuesta del CACIF, apoyada desde ASIES, de que el Presidente dialogue con dicho personaje, es expresión de esta posición oportunista.
Con el triunfo que obtuvo ayer la bancada de Semilla, los diputados están parados ahora en un nuevo piso político. Recuperan lo que los golpistas habían logrado quitarles. Esta situación les permite una nueva oportunidad para actuar con inteligencia y sabiduría (que son cualidades diferentes). Su praxis legislativa está indiscutiblemente ligada a sus capacidades de negociación, siempre con el cuidado de no pasar la porosa frontera entre los acuerdos políticos y aquellos que involucren la corrupción, a la cual no se llega de un solo paso, se van dando pasos paulatinamente hasta que se es parte de ella.
Los diputados de Semilla deben asumirse como lo que son, la bancada oficialista. Deberían convertirse en uno de los principales sustentos del liderazgo presidencial, sin caer en la tentación de disputarlo. Deben ignorar los discursos que, con la mejor buena fe, promuevan o aticen contradicciones con la Presidencia. Dichos discursos, sin necesariamente proponérselo, resultan aliados de los golpistas porque pueden debilitar el liderazgo presidencial.
Al interior del gobierno, la Vicepresidenta tiene un reto muy relevante. No se le debe olvidar que es la segunda y debe jugar ese rol con lealtad y subordinación política.
La relación del Presidente con sus Ministros y Secretarios debe ser una que garantice que la voluntad del primero va a ser ejecutada por ellos. Quien no se alinee con ese liderazgo no tiene nada que hacer en el Gabinete.
Pero lo fundamental es la relación del Presidente con su pueblo. Y para ello la comunicación es lo principal. La imagen que se proyecte debe ser la de un líder decidido, vigoroso. Sin duda, en la actualidad las redes sociales tienen una importancia transcendental, pero deben ser utilizadas para transmitir esa imagen, no como publicidad con mensajes superficiales. Es cierto que Bernardo Arévalo ya no está en campaña, pero su discurso debe hacer vibrar a su pueblo. Y nunca debe olvidar que la relación personal “con la gente” es trascendental.
A todo lo anterior debe sumarse el impacto inmediato de sus políticas, programas y proyectos, particularmente hacia los pobres y excluidos que son la mayoría de los (as) guatemaltecos. Para esto los Ministros son sus incondicionales brazos ejecutores.