Adrian Zapata

zapata.guatemala@gmail.com

Profesor Titular de la USAC, retirado, Abogado y Notario, Maestro en Polìticas Pùblicas y Doctor en Ciencias Sociales. Consultor internacional en temas de tierras y desarrollo rural. Ha publicado libros y artículos relacionados con el desarrollo rural y con el proceso de paz. Fue militante revolucionario y miembro de organizaciones de sociedad civil que promueven la concertación nacional. Es actualmente columnista de el diario La Hora.

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Lejos se ve ahora aquel enero del 2019, cuando la mayoría de partidos de oposición al gobierno de Nicolás Maduro decidieron constituir un “gobierno interino” y Juan Guaidó, entonces Presidente de la Asamblea Nacional, se autoproclamó Presidente Interino de ese país. Estados Unidos lo reconoció de inmediato en tal calidad y aproximadamente 60 países más siguieron la ruta indicada por esa potencia.

El expresidente colombiano Iván Duque, en correspondencia con lo referido, fue de los primeros en recibir a Juan Guaidó como Presidente Interino. Recordamos su trino de ese mismo día, 19 de enero, donde dijo: “Damos la bienvenida al Presidente de Venezuela Juan Guaidó, a Colombia.”

Un año después, en febrero del 2020, Juan Guaidó fue invitado especial al acto donde el expresidente Trump dio su tradicional “Discurso del Estado de la Unión” en el Capitolio, en Washington, ante el establishment norteamericano. Allí el entonces mandatario norteamericano dio “… entre los presentes está el verdadero y legítimo presidente de Venezuela, Jun Guaidó. Señor presidente, por favor lleve este mensaje a su gente”.

Pero las cosas han cambiado para el flamante Presidente interino. Lo último sucedió el pasado lunes, cuando la Cancillería colombiana informó que “Migración de Colombia condujo al señor Juan Guaidó, de nacionalidad venezolana que se encontraba en Bogotá de manera irregular, al aeropuerto El Dorado, con el ánimo de verificar su partida en una aerolínea comercial a EE. UU. durante la noche”.

La semana anterior los partidos de oposición a Maduro, los mismos que establecieron el supuesto gobierno provisional en el 2019, decidieron (79 a favor y apenas 29 en contra) eliminar dicho gobierno.

Todo lo anterior se produjo en el contexto de la Cumbre convocada por el Presidente Gustavo Petro en Colombia, para abordar el tema de Venezuela, a la cual asistieron 20 representantes de distintos países, incluyendo a los Estados Unidos.

Ayer, la Cancillería de dicho país informó sobre los resultados de esa cumbre que es un paso para resolver la crisis venezolana mediante las negociaciones entre la oposición y el gobierno de Nicolás Maduro.

Juan Guaidó fue el chivo expiatorio de un cambio en la estrategia de los Estados Unidos hacia Venezuela. Analizar las razones de ese cambio y el impacto que tendrá las conclusiones de la cumbre arriba referida no es el objeto de este artículo. Solo pretendo provocar una reflexión sobre lo frágil que significa el apoyo de los Estados Unidos a determinada estrategia política en nuestros países, donde los actores acá se disputan el “apoyo” de republicanos o demócratas como sustento de la lucha por realizar sus intereses.

Una mayoría de partidos de la oposición votó este viernes por eliminar el «gobierno interino” instalado en enero de 2019 como respuesta a la supuesta ilegitimidad de Maduro y encabezado por Guaidó, quien entonces era el presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento) elegida en 2015 con mayoría de la oposición.

La eliminación del «gobierno interino» fue aprobada con 72 votos a favor, 29 en contra y 8 abstenciones de los exdiputados de la oposición.

La decisión fractura la unidad de la coalición opositora y desmantela la estrategia apoyada por Estados Unidos y la mayoría de los países latinoamericanos y europeos durante los últimos cuatro años para promover la salida del mandatario Nicolás Maduro, y da inicio a una nueva etapa con las elecciones presidenciales de 2024 en el horizonte.

Maduro.
Guaidó se autoproclamó presidente encargado de Venezuela en enero de 2019, tras desconocer la legitimidad de las elecciones de mayo de 2018 en las que Maduro resultó electo para un segundo mandato.

Hace apenas cuatro años, cuando asumió un nuevo mandato en enero de 2019 tras unas elecciones que gran parte de la comunidad internacional consideró fraudulentas, el gobernante venezolano recibió como respuesta una dura ola de rechazo internacional.

Siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, casi 60 gobiernos del mundo objetaron a Maduro y decidieron reconocer al entonces presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, el opositor Juan Guaidó, como mandatario «interino» de Venezuela.

Junto al rechazo político, que en algunos países significó la expulsión de los embajadores de Maduro, vinieron las sanciones petroleras impuestas por el gobierno de Donald Trump, la pérdida del control de los activos de Venezuela en Estados Unidos y en algunos países de Europa, así como una acusación por narcotráfico de la DEA, que ofreció una recompensa de US$15 millones a quien entregue información que permita la captura del mandatario venezolano.

Coincidiendo con esa crisis diplomática, Venezuela sufrió una situación de hiperinflación, vio desplomarse su capacidad de producción petrolera y provocó la mayor crisis migratoria que haya conocido el continente americano en décadas.

En horas de la tarde @MigracionCol condujo al señor Juan Guaidó, de nacionalidad venezolana que se encontraba en Bogotá de manera irregular, al aeropuerto El Dorado con el ánimo de verificar su partida en una aerolínea comercial a EE. UU, durante la noche

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