Por: Adrián Zapata
El pasado 24 de julio, AMLO, el Presidente de México, con ocasión de conmemorar el 238 aniversario del natalicio del Libertador Simón Bolívar, pronunció un discurso donde propuso una política internacional para América Latina, particularmente en lo que respecta a la relación con Estados Unidos.
Partió de un posicionamiento político que dejó sentada la dignidad desde la cual formula su propuesta. Comenzó diciendo: “Podemos estar de acuerdo o no con la revolución cubana y con su gobierno, pero el haber resistido 62 años sin sometimiento es toda una hazaña…. En consecuencia, creo que por su lucha en defensa de la soberanía de su país el pueblo de Cuba merece el premio de la dignidad.”.
Luego de esa introducción, expresó su propuesta sobre una política internacional latinoamericana; con sabiduría y sin prejuicios, dijo: “…nos conviene que Estados Unidos sea fuerte en lo económico y no sólo en lo militar… lograr este equilibrio y no la hegemonía de ningún país es lo más responsable y lo más conveniente para mantener la paz en bien de las generaciones futuras y de la humanidad. Nosotros preferimos una integración económica con dimensión soberana con Estados Unidos y Canadá a fin de recuperar lo perdido con respecto a la producción y el comercio con China, que seguirnos debilitando como región y tener en el Pacífico un escenario plagado de tensiones bélicas.”.
Con realismo (que no es lo mismo que pragmatismo oportunista) propuso: “hay que hacer a un lado la disyuntiva de integrarnos a Estados Unidos o de oponernos en forma defensiva; es tiempo de expresar y de explorar otra opción: la de dialogar… sería un grave error ponernos con Sansón a las patadas, pero al mismo tiempo tenemos poderosas razones para hacer valer nuestra soberanía, y demostrar con argumentos, sin balandronadas, que no somos un protectorado, una colonia o su patio trasero.”. Llamó a “… fortalecernos económica y comercialmente en América del Norte y en todo el continente…”; agregó: “…no veo otra salida, no podemos cerrar nuestras economías ni apostar a la aplicación de aranceles a países exportadores del mundo y mucho menos debemos declarar la guerra comercial a nadie. Pienso que lo mejor es ser eficientes, creativos, fortalecer nuestro mercado regional y competir con cualquier país o con cualquier región del mundo… persuadirlos de que una nueva relación entre los países de América es posible. Considero que en la actualidad hay condiciones inmejorables para alcanzar este propósito de respetarnos y caminar juntos…”.
En concreto, planteó: “Estoy consciente que se trata de un asunto complejo, que requiere de una nueva visión política y económica. La propuesta es ni más ni menos que construir algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra historia, a nuestra realidad y a nuestras identidades… En ese espíritu, no debe descartarse la sustitución de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie, sino mediador, a petición y aceptación de las partes en conflicto, en asuntos de derechos humanos y de democracia.”.
AMLO ha hecho una propuesta oportuna, realista y correspondiente con la realidad actual. Su llamado fue: “Mantengamos vivo el sueño de Bolívar”.
La “recuperación transformadora” que acertadamente ha formulado la CEPAL para América Latina requiere que se asuma una política internacional conjunta en los términos que López Obrador ha propuesto.