Edith González
«La depresión es un trastorno del estado de ánimo, que sigue siendo casi incomprensible para aquellos que no lo han experimentado”.
William Styron (Darkness Visible, 1990).
La doctora Helen Herrman considera que se ha acumulado evidencia que la depresión es una de las principales causas de sufrimiento evitable en el mundo. Pocas personas del sector de la salud la entienden o reconocen como algo distinto de los demás problemas que enfrentan las personas. El 5% de adultos en el mundo sufre depresión cada año, sin embargo, sigue siendo una crisis de salud global desatendida, que tiene su aparición más frecuente en los jóvenes.
Puede causar una angustia profunda, afectar el funcionamiento social, la productividad económica y provocar una mortalidad prematura; con impactos en las familias y en la sociedad. La depresión tiene una diversidad de presentaciones clínicas y niveles de gravedad y aún se desconocen muchos factores relacionados con la prevención y el tratamiento.
El estado de ánimo deprimido, la pérdida de interés y la fatiga son características comunes en todas las poblaciones. Se necesitan acciones sociales y económicas para mitigar los efectos de las adversidades y las desigualdades en las primeras etapas de la vida y a lo largo del curso de la vida. También se necesitan intervenciones a nivel individual, centrándose en los hábitos de vida actuales y los factores de riesgo.
Es vital empoderar a personas, familias y comunidades para que trabajen con profesionales que puedan aprender de sus experiencias y ayudar a exigir la implementación de estrategias preventivas y terapéuticas conocidas y hacer que los sistemas de atención médica y los tomadores de decisiones rindan cuentas.
Mayor inversión con participación de toda la sociedad es prioridad para traducir el conocimiento actual en práctica y política y actualizar la agenda científica, porque se piensa que la depresión es simplemente tristeza y que la persona debe poner de su parte y seguir su vida como antes. Pero es compleja y un enfoque de atención personalizado y por etapas es vital para reducir la carga global.
El Dr. Charles Reynolds de la Universidad de Pittsburgh, EE. UU., dice: la mayoría de las personas con depresión en todas las etapas de la vida se recuperarán si obtienen el apoyo y el tratamiento adecuados. Con ciencia sólida, voluntad política y responsabilidad compartida, la depresión se puede prevenir y tratar y evitar las consecuencias potencialmente incapacitantes”.
El riesgo de depresión aumenta en entornos de adversidad, como la pobreza, la violencia, el desplazamiento, el género, la discriminación racial y otras formas de discriminación. Y está relacionada con una amplia variedad de enfermedades físicas crónicas. Los estudios indican que entre el 70% y el 80% de las personas que mueren por suicidio en países de ingresos altos, y alrededor de la mitad en países de ingresos bajos y medianos, padecen enfermedades mentales y la depresión es la causa más común.
La pandemia de COVID-19 ha creado desafíos adicionales, ya que el aislamiento social, el duelo, la incertidumbre, las dificultades y el acceso limitado a la atención médica están afectando gravemente la salud mental de millones de personas.
Y los hospitales nacionales sin medicamentos mientras se dejan caducar más de un millón de vacunas contra COVID-19 y otras tantas del virus de papiloma humano.