Edith González

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Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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En psicología, una de las ciencias de la salud que ha cobrado mucha importancia con la pandemia, por los daños propios o colaterales que produce la misma, se dice que básicamente hay tres formas de educar y conducirse.

El exigente, que sigue las reglas y normas porque sí, porque así debe ser. El que deja hacer, y hace lo que quiere y lo que sea. Y el intermedio que enseña a reflexionar o reflexiona y toma decisiones basadas en evidencia.

Estas formas de conducta las hemos visto durante la pandemia en las normativas presidenciales.

Al descubrirse el Covid 19. Cuando se declaró la pandemia el Presidente Giammattei, como sus homólogos, cerró los municipios afectados, puso un Estado de Calamidad, Toque de Queda y se inició el trabajo y el estudio en casa.

Las personas teníamos miedo ante lo desconocido, ante la amenaza del contagio, y sin pensarlo mucho hicimos caso. A excepción de como siempre algunos retadores, que decidieron transgredir el Toque de Queda y fueron arrestados, contagiados y otros que descansan ya.

Luego se consideró que habíamos aprendido sobre la enfermedad del Covid 19, sus formas de contagio y las normas para prevenirlo.
Entonces se abrió el país, se permitió que cada persona tomara sus decisiones de adonde ir o no. Y pareció que muchos guatemaltecos olvidaron el porqué del confinamiento y salieron a divertirse, a pasear a reunirse con amigos y familiares.

Apareció la vacuna y con todo y sus problemas se abrieron los centros, se hicieron largas colas, aunque algunos decidieron no vacunarse, y continuaron su vida, la que para muchos de ellos terminó en una sala de hospital.

La vacuna previene enfermarse gravemente, no dicen que no se puede enfermar. Pero como no hay más sordo que el que no quiere oír. Llegamos a superar los 4 mil contagios al día y a lamentar la muerte de más de 70 personas diarias.

O sea no adquirimos conciencia, no aprendimos y como la Constitución Política de la República indica que el Estado se organiza para proteger a las personas y sus bienes, los que la pandemia ha mermado o acabado, entre los contagiados, especialmente los que acuden a centros privados; el presidente decidió “tibiamente” asumir su responsabilidad y poner un Toque de Queda con nuevo Estado de Calamidad. Lo que haría cualquier padre ante el peligro en que pudiera encontrarse un hijo.

Pero… los señores diputados “padres de la patria” actuando como padrastros decidieron no apoyar la decisión y permitir que los guatemaltecos “cual adolescentes rebeldes y mal criados” sigan actuando de manera irresponsable.

En los hospitales ni las camas, ni los medicamentos, ni los médicos ni  las enfermeras alcanzan para atender a los contagiados, y los guatemaltecos como los padrastros de la patria acusan al Presidente de  la escasez. Pero no cumplen su misión de proteger ni hacen nada contra los irresponsables que no utilizan mascarillas, se amontonan en las fiestas y reuniones familiares. Esos son los verdaderos culpables los que ayer dijeron no importarles y hoy agonizan dejando deudas, viudas o viudos, huérfanos y una estela de contagiados.
Protéjase. Vacúnese.

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