Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
El charlatán es una persona que busca engañar o embaucar. Con una grandilocuencia en su discurso persigue vender algo o influir en las ideas de las personas.
Dentro del perfil de un charlatán es claro que existen rasgos sociopáticos de personalidad. Y la persona charlatana puede quedar inmersa en cualquier clase social y ocupación. Desde políticos, servidores sociales, médicos, dentistas, abogados, ingenieros, en fin, cualquier profesión. Personas sin ningún nivel académico, vendedores ambulantes. Líderes religiosos. No hay lugar en el cual no se pueda observar una persona con esta denominación, quien es alguien, que hace alarde de conocer algo que con mucha probabilidad ignora.
Quién no se ha visto absorto al escuchar a vendedores de pócimas mágicas que curan la diabetes, el reumatismo, ayudan a la caída del pelo, al acné entre otras de sus muchas propiedades. Son personas que anuncian su producto con lenguaje, a veces, hasta divertido, coloquial o pseudocientífico. Que hacen énfasis de una alta seguridad al hablar. De tal manera, que resultan convincentes.
Las personas charlatanas evocan los miedos, inseguridades y necesidades de los demás. Realizando la manipulación de sus sentires, ofreciendo ayuda con soluciones diversas ante distintos problemas.
El charlatán sabe evocar el pensamiento mágico de las personas. Materializa los miedos y aflicciones de ellas fuera de su interior. Donde, tal vez, sea más fácil lidiar con estos. Proporciona placebos y esperanzas a quienes se encuentran ante el dolor y la desesperanza.
Para que exista la charlatanería se necesita de personas vulnerables a ella. Que necesiten respuestas fáciles y prontas ante lo que les aflige. Muchas veces, de las personas que no habilitan su pensamiento crítico, que están acostumbradas a obedecer y seguir. O que se encuentran en situaciones extremas, por lo que un poquito de magia, les es requerida para lidiar con su dolor e incertidumbre.
Ahora, con la modernización de los medios de comunicación, también existe una ampliación de la charlatanería. A veces, no sabemos si creer o no creer y en ocasiones deseamos ser tan simples y creer. Porque nos proponen respuestas que no ameritan mayor esfuerzo para situaciones difíciles. Se plantean soluciones fáciles a problemas complejos. También se dice, que en la actualidad existe dificultad en el reconocimiento de la verdad ante la mentira.