Con mucha satisfacción el Organismo Indígena Naleb’ ha acompañado los procesos electorales desde las capacidades de observación electoral desde 1999 con despliegues nacionales, luego de encuentros de formación intensivos a sus miembros. Al final del periodo se han realizado reuniones nacionales de todos los observadores para la aprobación de Informe Nacional que se han presentado al Tribunal Supremo Electoral de Guatemala luego de cada evento desde entonces.
Este ejercicio ha sido paradigmático para iniciar un proceso internacional de observación electoral en los últimos eventos electorales en Ecuador y México desde 2018.
Estas experiencias han dejado lecciones y conocimientos muy importantes para las organizaciones y dirigentes de pueblos indígenas, por supuesto también para la sociedad en general sobre el nivel de democracia que se tiene y los retos que debe superar constante y/o estructuralmente.
Lo primero que ha surgido de las observaciones electorales que se han realizado ha sido la necesidad de un enfoque que aplique la evolución de las herramientas de veeduría electoral. El reconocimiento de las diferencias y las nuevas ciudadanías. Esto ya es un hecho para los mismos partidos políticos en campaña, pero aún no para las normas, principios y derechos ciudadanos. Esto quiere decir reconocer la representación ecuánime y justa. Este es el propósito de Naleb’, aportar a la consolidación de la democracia con pleno reconocimiento de nuestras diferencias étnico / culturales, su aprecio y acogerlas en el seno de la democracia como cultura política y obviamente como mecanismo de elección de autoridades. En este sentido es de celebrar la aprobación en 2015 “Un manual para las misiones de observación electoral de la OEA: Observando la participación electoral de los pueblos indígenas y afrodescendientes”. El aporte de este documento es significativo. Inicia con un marco conceptual y pasa a la orientación metodológica de la observación con “enfoque étnico – cultural”. Además, aporta herramientas para la recolección, sistematización y presentación de información.
En más de dos décadas de ejercicio de observación electoral del cumplimiento de los derechos de los pueblos indígenas en Guatemala (más de 40% de la población y más de 60% de municipios con mayoría de ella), los informes reconocen que el sistema electoral guatemalteco necesita ya de discutir la separación de las capacidades ejecutivas de la función legal o derecho electoral que debe garantizar certezas en la representación popular y consolida legitimidades en los procesos electorales.
La veeduría electoral de los pueblos indígenas ha identificado, lo que se puede llamar una falta de funcionabilidad ciudadana de los partidos políticos en Guatemala. Cumplen parcialmente con la ley. Falta consolidarse como espacios permanentes de organización y representación. Especialmente desde los pueblos indígenas y las zonas rurales. Una cosa lleva a la otra, si no tienen organización permanente desde todas las regiones y municipios del país, su calidad de representación, la capacidad de debate de los problemas y opciones de solución de los problemas comunitarios es parcial y obviamente la comunicación política es casi inexistente de manera interactiva. Esto es grave, porque los partidos políticos deben ser la garantía de la existencia de la democracia porque deberían recoger la voz y la propuesta ciudadana desde la actoría propia de los pueblos indígenas. Cumplir con los derechos humanos, civiles y políticos de los pueblos indígenas, reflejados en la Constitución Política, normas internacionales y sistema normativo interno, significa ejecutar plenamente y de buena fe el Convenio 169 en armonía con la Ley de Idiomas Nacionales, reformar la Ley Electoral para el reconocimiento de los mecanismos propios y ancestrales de estos pueblos para el nombramiento de sus autoridades (existen experiencias de organización comunitaria y de nombramientos de autoridades en Los Cuchumatanes, Quiché, Alta Verapaz, Huehuetenango y Totonicapán por ejemplo). Y por supuesto vigilar que los partidos políticos cumplan estos derechos para el ejercicio democrático interno con plena participación de mujeres y jóvenes indígenas. La experiencia de México al respecto del reconocimiento de mecanismos propios de pueblos indígenas para la elección de autoridades y la Defensoría para pueblos y comunidades indígenas en el ámbito electoral puede ayudar a identificar los mejores cambios para Guatemala.
Las mujeres indígenas son el ultimo escalafón de la participación ciudadana. Por la falta de información, el interés de los partidos políticos, la exigencia del sistema de tener capacidades financieras para la participación y la aceptación social, la participación de las mujeres indígenas, especialmente rurales es casi inexistente y se vuelve extraordinaria.
Inexistente formación ciudadana. El rol, calidad y funcionamiento de los partidos políticos; las normas electorales; la ciudadanía y su ejercicio; el organigrama y cronograma electoral son parte de una formación ciudadana que tiene que desplegarse con mayor solidez y permanencia, especialmente en idiomas indígenas. Es y ha sido valiosa la capacitación a los miembros de juntas receptoras de votos, municipales y departamentales, pero es pobre conceptualmente y mínima en términos temporales.
Guatemala necesita un registro estadístico de ciudadanos moderno, sólido, transparente, confiable y único. Que supere todas las dudas y que permita reconocer etnicidad / idiomas. En el 2022 se inició la Década Internacional de las Lenguas Indígenas del Mundo y se ha designado a la UNESCO y al ECOSOC su administración, vigilancia y seguimiento. En un país tan intensamente indígena como Guatemala, es urgente tener el Plan de Acción de la Década y la instalación del Comité Nacional de seguimiento. En este sentido, todo lo referente a la democracia, su consolidación y el reconocimiento de ciudadanía multicultural puede empezarse durante este proceso electoral 2023.
La observación electoral desde pueblos indígenas que ha desplegado el Organismo Naleb’ ha tenido experiencias de ser en sus ejercicios, algunas misiones se ha priorizado jóvenes 2015, el del 2007 de mujeres indígenas, de comunicadores sociales en 1999, y amplios en las demás experiencias 2003, 2011, 2019. Cada Misión de Observación Electoral ha tenido sus diferentes retos y lecciones. Lo más importante es que ha permitido generar alianzas con otras organizaciones sociales, la academia y la comunidad internacional. Demuestra que la interculturalidad es posible y que la ciudadanía multicultural es una realidad cuando se tiene la intención y se funciona con responsabilidad ante la realidad.
Cobán, Alta Verapaz, Guatemala.