Álvaro Pop
Li tenamit toj maji’ na xyu’ami’ li na’leb’ oxloq’.*
En 1998 se inicia un trabajo de diálogo y concertación entre las diferentes personas de la sociedad guatemalteca que duro dos años. Invocando el pensamiento estratégico, la voluntad de entendimiento y confianza para usar la técnica de planificación escenarios futuros para Guatemala. Una suerte de bola de cristal, de lectura de cartas, de la palma de la mano o como en la región andina de lectura de la hoja de coca.
Recién se firmaban los Acuerdos de Paz. Así que el país tenía a flor de piel sentimientos encontrados. Desde la ilusión por un mejor futuro, la indiferencia en la vida cotidiana hasta la desconfianza ante el enemigo que causo dolor y tragedia.
El grupo apostó por tres escenarios que fueron de los más negativo a lo más positivo: Ilusión de las palomillas, Zigzagueo del ronrón y Vuelo de luciérnaga; tres ejes estratégicos de análisis: participación social, desarrollo integral y Estado de derecho. Y finalmente tres periodos que terminan en 2020.
Durante dos años, un grupo de personas valiosas para el país se reunieron para descifrar el futuro. Un grupo significativo. Personas que en los siguientes veinte años serian ministros, embajadores, magistrados, diputados, incluso un presidente, alcaldes, dirigentes empresariales, sociales y académicos. Hombres y mujeres que dirigieron el país desde todos los ámbitos y que tuvieron la coincidencia de trabajar juntos es este ejercicio y luego encontrarse en los espacios decisivos para el país en las siguientes dos décadas.
El ejercicio de por sí, impresionante. Los resultados aún más. Para tener escenarios útiles, se trabajó bajo los criterios de ser relevantes, reveladores, verosímiles y claros. Tuvo tal impacto que la metodología fue asumida por el INFOM y por Fundación del Azúcar. Motivadas por este, se lideraron otras como Visión de país, Visión Educación, Foro Guatemala, Grupo Barómetro, Futuro Democrático, Qonojel y Diálogo Multipartidario. Muy entusiasmada la comunidad internacional, lo replicaron en Paraguay y en Jamaica y se creó el proyecto Diálogo y Ciudadanía.
Para el fin del año 2021, desde mi análisis, tenemos el escenario menos positivo. ¡ACERTARON! Efectivamente dos décadas después tenemos “La ilusión de las palomillas”. Y los Acuerdos de Paz son historia. Nos dejaron una generación que lucha por un país diferente. Que sembró la idea de lo posible, la ilusión del cambio y la esperanza en el futuro. Aun nos queda el reto.
Esbozaba el poco aprovechamiento de las oportunidades. “Persiste la mediocridad y, a pesar de las altas expectativas de la paz, aún no logramos contar con un sistema de seguridad y justicia que combata la impunidad y respete los derechos humanos. Existen indicios de comprensión de la multiculturalidad y una sociedad civil fortalecida, pero persisten conflictos sociales y desafíos económicos. Se acentúa el centralismo. Para el período 2013-2020 se presenta la carencia de cohesión e instituciones débiles, lo que resulta en un incremento de la corrupción, el narcotráfico y la delincuencia generalizada. Hay ausencia de identidad nacional y persiste un sentimiento de una sociedad sin valores*, lo que apuntala la desconfianza. La recaudación tributaria presenta un bajo nivel, permanece la inestabilidad laboral y se amplían las brechas socioeconómicas. Se cuenta con una errática política ambiental. En resumen, se vuelve a fracasar”.