1º En el próximo proceso de elección de magistrados (CSJ, Apelaciones y CC), el papel de Edmundo es el más visible. Son esos operadores que, sin ser los «dueños» de los partidos, tienen la habilidad de manipular el lenguaje legal para tachar de «no idóneos» a los Edgardos (los jueces de carrera con méritos). Edmundo convence a los «padres» (los comisionados o diputados) de que los Edgardos (la ley, la carrera judicial) son una amenaza, para que terminen “los padres” heredando el poder a los hijos «ilegítimos» (los intereses sectoriales o mafiosos).
2º Los Mandos Medios: El dilema entre ser Kent o ser un sirviente de Cornualles. En los ministerios y secretarías del Ejecutivo, los cuadros medios viven la tragedia de Shakespeare a diario:
Los «Kents»: Son los técnicos que llevan años en la institución y que, cuando llega una orden ilegal o un contrato anómalo, advierten del peligro. ¿Cuál es su destino habitual? El destierro (la destitución) o la degradación de sus funciones.
Los seguidores de Cornualles: Son los nuevos cuadros que entran por favoritismo, dispuestos a «sacarle los ojos» a la institución (presupuestos, programas sociales, fondos) con tal de quedar bien con sus superiores y enriquecerse. En la obra, un servidor de Cornualles intenta detener la tortura de Gloucester y termina muerto; eso refleja la enorme presión y riesgo que enfrentan los empleados públicos que intentan mantener la ética.
3º Las Hijas (Gonerila y Regania) y la Corte de Constitucionalidad
Si vemos a las hijas de Lear como los poderes Legislativo y Judicial, su relación con la Corte de Constitucionalidad (CC) es clave: En la obra, las hijas necesitan que el padre (la autoridad moral/constitucional) pierda su séquito y su voz para que ellas puedan gobernar sin límites.
La analogía con la CC es clara: cuando se eligen magistrados afines, lo que se busca es anular la «inspección» que la Corte hace sobre sus actos. Gonerila y Regania no quieren que nadie les diga que sus decretos son inconstitucionales. Al igual que ellas despojan a Lear de sus 100 caballeros hasta dejarlo solo, los poderes del Estado buscan despojar a las cortes de su independencia hasta que solo sean un sello de goma.
4º Gloucester: La ceguera de las instituciones de control
El Conde de Gloucester es un personaje que «no ve» la traición de su hijo Edmundo hasta que literalmente le arrancan los ojos. Representa a esas instituciones de control (como la Contraloría o el Ministerio Público) que deciden no ver la corrupción mientras ocurre frente a sus narices. Solo cuando el sistema colapsa y ellos mismos son víctimas de la voracidad que ayudaron a crear, se dan cuenta del error. La frase de Gloucester es devastadora: «Tropecé cuando veía».
(Continuará)







