Los seres humanos sentimos una irresistible necesidad de explicar las cosas que pasan a nuestro alrededor y todos formamos un estilo propio explicativo. Cuando traté de conocer opinión sobre la situación actual del Mineduc, esto obtuve de un alcalde: “Tanto las autoridades del ministerio como los maestros y sus líderes, muestran una incapacidad para resolver no solo el proceso administrativo sino el mejoramiento del sistema educativo”.

A mi pregunta de ¡por qué los padres no quieren participar en la vida escolar y el problema actual? obtuve una respuesta inesperada de parte de muchos ciudadanos: “Sí los padres tuvieran que pagar de su bolsillo la escuela, ni dos días duraría una huelga como la actual”.

El maestro, los padres y un niño forman un triángulo complejo y fundamental para la educación. Por alguna razón, en nuestro medio, las relaciones entre cada uno de los participantes, suele degenerar en lucha, a pesar de que cada uno de ellos tiene un papel en la función de ese triángulo. Bajo ese concepto un migrante de vacaciones expresó: “El maestro es pagado por la población para que enseñe y debe separar su obligación y responsabilidad de sus derechos y pelear estos dentro de una relación adulta, madura y reflexiva. No entiendo por qué la lucha laboral interrumpe el trabajo real y la responsabilidad del maestro

En estos momentos, en las redes sociales, los comentarios negativos contra los maestros, sus sindicatos y las autoridades ministeriales, están en aumento. Los padres están irritados por la situación de la educación escolar, pero…no hacen ni pasan de ello. Un miembro de la tercera edad escribió en la red: “Antes, las escuelas no involucraban a los padres y resolvían los problemas por sí solas, pero con tantos mandamases ahora, es imposible llegar a un acuerdo; desvían la responsabilidad entre sí como lo hacen ahora sindicatos y administradores”. Un Economista señaló: “En nuestro medio, los adultos no tienen tiempo para criar a sus hijos, y su visión de las oportunidades educativas está limitada por la experiencia de vida sumergida en sobrevivir”. Un maestro aseveró: “Los padres ocasionalmente supervisa a sus hijos si asisten o no a la escuela, a veces, muy pocas, revisaban las tareas y yo tengo a cargo más de 50 y trabajo más del tiempo que me pagan”. Una autoridad municipal local escribió: “no podemos intervenir en la escuela, es una organización cerrada, manejada por el Ministerio de Educación y el sindicato”. Y para el pastor “la escuela para los padres no es una incubadora que brindaba a las familias la oportunidad de permitir ir más allá de lo que son”.

Después de más de dos meses de paro y muchos años de repetirse estos, lo que queda en evidencia es que la forma de abordar el tema educativo desde el ámbito político e institucional, ha creado patrones chocantes de comportamiento. Por un lado, los líderes magisteriales usurpan funciones y se muestran insatisfechos con el nivel laboral que tienen. Entonces: ¿por qué no buscan otro trabajo, como lo hacemos todos cuando estamos insatisfechos? –afirmó un maestro de obra. Por otro lado, las autoridades son incapaces de estructurar una administración educativa adecuada. En medio de todo eso, las víctimas son la calidad educativa y el estudiante, algo que se refleja claramente en los resultados de las encuestas nacionales e internacionales sobre el rendimiento escolar.

Lo que sí es un hecho es que, desde hace décadas y a lo largo de generaciones, en situaciones de emergencia, autoridades, padres y docentes, no han logrado definir sus áreas de responsabilidad ni han podido solucionar los problemas para hacer funcionar el sistema educativo y cumplir con su fin constitucional.

¿Qué se debe hacer? Es momento de reconocer que las diversas partes del sistema educativo nacional, por sí solas, no pueden garantizar altos niveles de aprendizaje. El sistema educativo debe involucrar a los padres al diálogo, discutir con ellos contenidos, técnicas, convenios y contratos a nivel local, regional y nacional y comprometer a todos con claridad y responsabilidad en el desarrollo de las trayectorias educativas necesarias para los niños.

Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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