En nuestro medio, la salud vial está lejos de ser miel sobre hojuelas. Así nos lo muestran las estadísticas sobre choques, lesionados, muertos, daños vehiculares y de propiedad privada, fugas y abandono irresponsable del lugar del siniestro. Son situaciones y cosas que por su frecuencia ya poco alteran el ánimo de la gente, solamente cuando directamente les toca y afecta.

Para empezar el guatemalteco es poco amante y respetuoso del código civil y sus leyes como las de viabilidad y tránsito: las viola el conductor, las viola el ciudadano, hasta los chuchos y es ahí donde se encuentra el primer causante de lesiones y muertes.

Tretas y cinismo se mezclan en el vigilante de que la ley se cumpla, con el fin de sacar raja, lana, u otros menesteres y beneficios, al que la incumple, llámese este transportista, conductor, qué sé yo, todo aquel que tiene que ver con la seguridad y buen estado del vehículo y de su uso al momento de un accidente. Los accidentes son negocio de Estado y acá nos tropezamos con una segunda causa de la falta de seguridad vial y en consecuencia del atentado propio y a terceros en la salud vial.

Cumplimiento de mantenimiento y uso autorizado y adecuado de vehículos se viola por choferes y propietarios siendo visible la movilización de vehículos con sobrecarga o carga indebida sin que la autoridad intervenga y prevenga tales situaciones y es una tercera causal que engrosa la magnitud de los percances contra la salud en calles y carreteras.

Un cuarto causal que se nos pone enfrente es el estado de la red vial, dando inadecuada protección al que se transporta y al peatón, mal estado que favorece situaciones no previstas y accidentes imprevistos por impericia para solventar obstáculos, hasta imprudencias e imprevistos no contemplados en la construcción de las vías de locomoción.

Todos los grupos de causas que he mencionado propician en forma independiente, pero también y la mayoría de veces en conjunto y son causa de la alta magnitud de accidentes viales. Todo suma en un percance vial y en el centro y como estrella lo que está en ello como principal actor es la conducta humana en todas las causales que arriba mencioné, como productoras de daño y muerte. La conducta humana tiene un carácter central en el problema que se resume en un esquema de incumplimientos, falta de vigilancia y sobretodo, respecto a la vida humana propia como del prójimo. Por consiguiente, la inseguridad vial y la salud vial hay que verla y atacarla desde varios puntos de vista, si se quiere corregir la magnitud y el daño a la salud, la sociedad y la economía que ocasionan los accidentes viales y disminuir la casuística de estos movimientos. Impulsos, resistencias de conducta de usuarios y conductores, es necesario de vigilar, educar y adecuadamente sancionar.

Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

post author
Artículo anteriorRecordando a Italia
Artículo siguienteEstados Unidos deporta a El Salvador a 17 personas que asegura que son miembros del Tren de Aragua y MS-13