Si usted es lector u oyente de noticias, puede que llegue a la misma conclusión que yo: nada funciona con orden y cada vez más uno depende de uno mismo. Así lo disponen los que mandan, que curiosamente no siempre o en muchos sentidos son los que gobiernan. El verdadero poder es una estructura que se ampara bajo una denominación vaga que se presenta al público con el nombre de trasnacional. Pero ni ésta ni el público y su gobierno sabe ni le importa un mañana y a tal punto han llegado las cosas que, entender el contenido de lo que debe ser el desarrollo de la humanidad y los pueblos, se ha vuelto una torre de babel. Se preguntará usted por qué hago esta aseveración. Le respondo: creo que se rompieron creencias e ideologías y quizá lo único que da y entrega pautas para seguir adelante es el desarrollo de la tecnología, que modela estilos de vida de validez en un hoy, pero incierto de continuar mañana.

En consecuencia, trasformación con oposiciones, es producto de una tecnología que se da en todas partes y ataca todos los aspectos de la vida: comer, vestir, sexualidad, trabajo, diversión y en fallos a favor y en contra de lo que de ello se deriva, parece haber empate. Empate que ha conducido a alimentar el individualismo y desconfiar de conocimientos, creencias y prácticas políticas y sociales y todo ello dentro de un empate también entre optimistas y pesimistas respecto a las consecuencias que en nosotros está teniendo la aplicación de la tecnología: trasformaciones sociales, ambientales, políticas, religiones, ciencia, arte. Ante ese escenario, se duda de lo que se ve y oye, se hace y deshace. Transigir y trasgredir es cosa casi de fe y en su lugar lo único que se ofrece es LA DUDA. En ese estado de cosas, la fe y esperanza en lograr algo unido, es tan solo ilusión.

Hace ya años que se olvidaron y pasaron de moda los movimientos masivos estudiantiles, de obreros, nacionales, a favor de causa común. Por otro lado, crece y persiste dentro de la población como si fuera de origen genético, un sentimiento de desconfianza hacia lo que significa organización; eso hiede a corrupción y robo y cuando se presenta un movimiento de tal naturaleza, lo describimos de holgazanería y arbitrariedad, ajeno a la población y su voluntad, surgidos de intereses mezquinos, donde los únicos ganadores y felices son sus dirigentes.

Pero ya basta de lamentos. Desmontar con prontitud y facilidad tal maquinaria política-social se torna un casi imposible, ya que funciona con el concurso de la mayoría y el que no está de acuerdo con lo que sucede en un lugar, simplemente…migra.

El mundo real en estos momentos va por otras vías. La Tierra se contamina y llena de basura, el ambiente se calienta, muchas especies mueren, mientras cada uno de nosotros vive dentro de un mundo de apariencias, tratando de que todos o parte de ellos nos vea y por lo tanto hable de uno cómo uno quiere que se le vea y califique: todos estamos dispuestos a hacer cualquier cosa, con tal de aparecer ante el otro como queremos. Cada quien hace lo suyo, aunque sea dentro de anonimato y ocultamiento de los suyos.

La tecnología nos ha vuelto dogmáticos al permitirnos trasformar milagrosamente la mayoría de veces lo que no somos simplemente a base de dedazos, con lo que cometemos  toda clase de insensateces, en defensa de las cuotas de poder adquiridas a base de falsearnos a nosotros y la realidad. En ese afán de creadores de realidades, hemos llegado a una convicción absoluta de que el mundo válido y real es el que crea nuestra individualidad. Tal sistema de creencias y valores en que nos movemos, libre y desorganizado y totalmente fragmentado a lo único que apunta es a movernos, sin saber a dónde nos conduce. Ante tal aventura ¡Suerte para todos!

Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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