Acá no hay ni presente ni porvenir, así que hay que irse – les repite “Don Casimiro” el viejo zorro de la aldea los Achiotes a los jóvenes. En ese poblado solo el 27% de adultos son varones. El resto ha migrado.
Desde que la política existe y cuanto más reflexiono sobre ella, solo veo y me encuentro con tres posibilidades en su accionar y actuar: a favor de la mayoría, o de minorías cargadas de privilegios o bien en provecho propio. La combinación y atención que se presta a esas tres posibilidades en el ejercicio del poder, dicta una forma de gobierno y el actuar de los gobernados y el nivel y forma de oposición de estos con sus gobernantes y funcionarios.
En estos momentos nos gobiernan hombres y mujeres que quieren inclinar la balanza entre gobernante, población y privilegiados a favor de la población, y para desenredar esa madeja de magnitudes enredadas no han querido usar el método de tropezar de frente con los malos y acabar con las dificultades individuales e institucionales que cierran el camino hacia la democracia y la justicia. Más bien, han buscado fisuras dentro de lo que está mal estructurado y funcionando indebidamente, lo que les permita por vía indirecta, penetrar sin confrontar, el corazón del problema; cosa que a la fecha no han logrado. Lo que está mal es de gran magnitud es una razón del poco avance, aunque no la única.
El Estado en estos momentos se planta ante una situación en que existe más bien una incomprensión y duda sobre lo que hace, sin que exista un diálogo serio entre todas las facciones y grupos nacionales. Cada uno se ha enconchado dentro de sus propios intereses, sin que exista una reflexión marcada y alineada hacia el bienestar de la nación. Este divorcio es la fuente profunda de nuestros malestares políticos, sociales, morales y ambientales. Ni reflexión, ni diálogo conjunto está a la vista y todo por no precisar la naturaleza de las relaciones que deben mediar entre todos para darle cumplimiento al mandato constitucional “igual otorgamiento y acceso a derechos para todos: justicia, educación, trabajo, vivienda, recreación”.
Yo no veo que el sendero que está usando el actual gobierno, esté logrando conquistas democráticas; quizá sería bueno que los funcionarios de alto rango señalaran con mayor claridad a la población sus intenciones y hacía dónde quieren ir. Decían los antiguos que para ver no bastan los ojos, hacen falta que visiones auxiliares como la reflexión encaminada a un fin, para mostrar mejor y darle apoyo a esa visión de los sentidos. Sería bueno que, así como el presidente se dirige al Legislativo, a las Naciones Unidas y a otros pueblos, se dirigiera antes de finalizar el año, a su pueblo y explicara con claridad cómo él ve la problemática nacional y hacia donde está dirigiendo sus pasos para cambiarla y cuál es el apoyo de la población que sus planes demandan, para seguir adelante. Solo así dejaría de tener validez el consejo -en este momento el más viable para muchos de cambiar su realidad- del anciano de los Achiotes a sus vecinos.