Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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En la semana recién pasada, dos noticias aparecidas en los periódicos y medios llamaron mi atención: La de los vertederos de basura y la de las anormalidades en las compras en un hospital.  Ambas anomalías tienen su origen en malas prácticas durante décadas.

El escritor y filósofo Unamuno, hacía una reflexión a principios del siglo XX que ante las noticias señaladas arriba, nos puede hacer comprender mejor su problemática de origen: “Una de las cosas honradas que hay que hacer donde falta todo cimiento de buen entender y actuar, es desterrar, podar del alma colectiva la esperanza en el genio (que viene a ser una manifestación del espíritu de la lotería), y alentar los pasos mesurados y correctos del talento. Y añadía con mucho tino: “Prefiero para mi patria la labor de cien hombres de mediano talento, pero honrados y tenaces, que la aparición de ese genio, de ese Napoleón que esperamos, y que llamaba Baroja con el nombre de Dictador”. Pero a la vez advertía: “Puede alguno tener un gran talento, lo que llamamos un gran talento, y ser un estúpido de sentimiento y hasta un imbécil moral”. Creo que eso permite una reflexión para nuestro caso: Talentos hay y tenemos, pero su manifestación es hacia lo inadecuado e ineficiente, lo que significa un uso del talento (que concibo como capacidad de entender y usar) con carácter de maligno e ineficiente y solo basta con ver las terribles estadísticas de magnitud, gravedad de cada uno de nuestros problemas sociales y políticos, para poder concluir que hemos usado el talento para cosas inadecuadas e ineficientes.

No nos equivoquemos entonces: la mejor prueba de un uso adecuado del talento, es el cumplir con la responsabilidad que es propia de un cargo, legal y constitucionalmente. Eso implica acompañar el talento de ingenio, imaginación, moral y audacia para cumplir con esos mandatos. Si analizamos la actuación a la fecha del nuevo gobierno, en lo que le estamos viendo flaquear es en una falta de potencia, de fuerza que sugestione y active el talento y la responsabilidad no hacia lo perverso sino hacia lo correcto y que en dicha corrección no le tiemble el pulso. Que sepa actuar contra el rico tramposo y el político mezquino con rapidez, talento y voluntad, evitando ese perpetuar de talentos empleados malignamente para hacer millonarios y poderosos inmerecida y fraudulentamente.

Creo que todo funcionario de gobierno se hace la misma pregunta tanto al iniciar como al terminar en su puesto: ¿qué vengo a hacer? Y creo que a la fecha una gran mayoría entran pensando en satisfacer intereses propios al iniciar y salen (sin haber cumplido lo que la verdad y responsabilidad del cargo les imponía) ricos y poderosos.

Por consiguiente, es parte de un uso adecuado y correcto del talento no solo denunciar, sino enjuiciar y condenar el acto indebido y quien debe dar cuenta de eso en este momento es el ejecutivo. El pueblo necesita cosas concretas, noticias, datos, informaciones no solo de lo que está mal sino de que se evite que eso siga, se vuelva a dar y se elimine lo existente mal hecho y eso en todas las entidades de estado, llámense locales, regionales o nacionales.

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