Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Hace unos días, platicando con unos amigos sobre la situación actual, uno de ellos, académico en ciencias sociales (al igual que nuestro potencial futuro presidente) habló así: nuestra política y políticos, no han realizado actos que se expresen en algo material y palpable, sobre posibilidades de mejores estilos y modos de vida para la mayoría y para los partidos, representa muy poco dentro de sus aspiraciones de cambio en ello. Ese papel en nuestro medio lo han tomado los migrantes y sus remesas.

La política nacional –continuó diciendo– puede sugerir, suscitar un sentimiento, un estado de ánimo, alcanzar el subconsciente, ampliar las capacidades oníricas, y todos estos son poderes inmensos, pero ella no puede de ninguna manera, informar con precisión lo que debe hacerse y lo que deja de hacer. La política y los políticos comunican significaciones, conceptos, personas, que no culminan en actos que cambien vivencias negativas dentro de la existencia de la mayoría, para algo de beneficio mutuo. Dentro de su diario vivir, las estructuras políticas actuales, no ofrecen formas que permitan a la población, obtener significado y contenidos concretos y comunicables, que les sirvan para enriquecer su participación ciudadana en pro del bien común.

Y durante toda esa discusión, algo que resaltó –quizá debido a las situaciones nacionales recién vividas– fue la emoción de que algo debe cambiar. Es evidente que dentro de la sociedad, la imaginería cerebral empezó a llenarse de que el actuar y la acción política, debe ser un instrumento al alcance de todos. Eso no es reciente, se percibe a nivel nacional desde el 2015. De tal manera que los hechos del último año, nos han mostrado que los políticos, la política y los ciudadanos se han estremecido. Sacudimiento que no se produce en todas las personas, pero que va creciendo y que si no se alimenta muere. 

Al final de la plática, alguien afirmó que para hacer crecer ese movimiento espontáneo de interés en lo político, era necesario la educación e información de hechos buenos y malos y sus causas y consecuencias, para percibir y comprender la política y el papel del ciudadano dentro de ella, aunque existiera una variación de comprensión de un individuo a otro. Probablemente las nuevas generaciones se estremecen con algo dentro de la política, muy diferente a lo que sucede con las otras. La extraordinaria diversidad de necesidades, enfoques y el hecho de que pueda ser percibido de manera tan variable por individuos de modos y estilos de vida diferentes, no debe ser impedimento para llegar a consensos, pero eso requiere divulgación e información y reunir personas con educación y experiencias muy dispares.

Y acá una última observación de mi cosecha: hablando neurológicamente, todo con lo que nos encontramos dentro de este tipo de reuniones es, al final, la búsqueda de una recompensa. La recompensa desempeña, en efecto, un importante papel en nuestra relación con nosotros mismos y con el prójimo. Una política que no encamina hacia la recompensa social, vuelve el acto político indiferente que con el tiempo deja a un lado expresar emociones (alegría, tristeza, cólera, miedo, etc.) ante el acto político y al no existir éstas, la indiferencia pasa a dominar en la población. 

El despertar ciudadano político ha empezado; será necesario que el nuevo gobierno comience a grabar en la mente ciudadana, una red de toques que invoquen en cada uno, un repertorio de participación política; de participación más allá del voto, a específicas tareas, que vayan más allá de emociones definidas, sentimientos, estados del alma, del subconsciente y, sobre todo, de ese poder de ampliar las facultades de ser y actuar en beneficio de todos. ¿Qué piensa usted?

 

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