Alfonso Mata
Se entiende que una elección de funcionarios públicos, busca que estos mantengan lo bueno que se hace y pongan solución a lo malo y a lo que se ha deja de hacer y es necesario. Y si se le quiere ver desde un punto de vista económico a costos más bajos de inversión y beneficios sociales más altos. ¿Existe alguna oferta partidista en este momento electoral a ello? El silencio es la mejor respuesta.
Veamos con un ejemplo nuestra situación. La industria nacional está por los suelos y jamás el Congreso ha discutido la creación de una política industrial completa, un plan de trabajar directamente con las universidades y la industria, trasformando el papel del gobierno en favor del bienestar general y en generar y divulgar conocimiento. Lanzo el ejemplo, a la luz de los grandes cambios que se avecinan en el campo industrial a nivel mundial, con el uso de la Inteligencia Artificial.
En realidad, nuestras leyes son pobres y poco claras en establecer el uso y el valor de la conexión de conocimientos ancestrales, científicos y tecnológicos cuando tratan de temas específicos del desarrollo y bienestar humano como: la salud, la educación, la agricultura, el mundo industrial y financiero. La misma Constitución resulta pobre en mandatos al respecto. Entonces es posible ver que nuestra política se enfoca mal en el desarrollo de la capacidad nacional llámese agrícola, industrial, educativa o laboral, dejando de forjar verdaderos planes para su desarrollo que sean viables, confiables y eficientes. Ejemplos de eso los tenemos con la lucha contra la desnutrición, las enfermedades prevenibles y no prevenibles, la seguridad alimentaria y social. La forma de enfrentar estos problemas, ha carecido de mecanismos que propician que todos puedan beneficiarse.
Por consiguiente y en estos momentos, la situación del bienestar nacional significa abogar e implementar una política general de Reconstrucción agrícola, industrial, social y financiera, de la que todos los partidos en la contienda electoral están lejos de plantear; además de que ningún partido político solo, podría hacer eso por sí mismo. Pero el público tampoco quiere entrar en enfrentamientos con el gobierno para exigirle. Y las universidades pese a poseer ciencia y tecnología, son incapaces (no les corresponde afirman algunos) de acelerar las capacidades científicas y técnicas dentro de la sociedad y de lanzar iniciativas que conduzcan a un mejor desarrollo institucional y nacional. No aportan creatividad técnica y científica para lograrlo. Y entonces uno se pregunta ¿Qué hacemos con toda esa capacidad profesional? Lanzar los problemas al mercado no es forma de solucionar la problemática nacional (las remesas amortiguan magnitud de daño), sino que lo digan los niveles de pobreza y extrema pobreza que tenemos. Por consiguiente, estamos hablando también de la necesidad de remodelar relaciones de gobierno, sociedad, instituciones de enseñanza e investigación, y lo no menos principal y fundamental para lograr todo lo anterior: procesos electorales con nuevos enfoques de participación y acción. Hablamos de desdibujar las relaciones político sociales actuales; trasformación de papeles y roles de poder. Perdón pero no creo equivocarme, eso no puede ser fruto de un proceso electoral como el que actualmente tenemos, que de por si oferta lo mismo y que a lo que impulsa es a mayor poder y riqueza mal habidas en pocos y a continuar la marcha de una gobernanza nacional corrupta. Lo que ya no podemos tapar con un dedo es que el tipo y magnitud de la problemática nación, ya están causando trastornos y malestar social, y potenciales amenazas que pueden culminar en enfrentamientos sociales severos. Es claro que continuamos sin aprender del pasado.