Hace unos días, el Gobierno declaró la presencia de gripe aviar del tipo H1N5 en el territorio nacional. Esta es una enfermedad zoonótica, que quiere decir trasmitida por animales, en este caso aves de corral y silvestres, al hombre. De acuerdo con la información del ministerio, hasta el momento no existen reportes de casos sospechosos en granjas avícolas nacionales. Pese a que se trata de una enfermedad de animales, es posible la transmisión a humanos que tengan contacto con aves enfermas. Un día antes, la OMS advertía que: “La situación actual de la influenza aviar, ha generado preocupación en la comunidad internacional. Desde octubre de 2021, se ha notificado un número sin precedentes de brotes en varias regiones del mundo, llegando a nuevas áreas geográficas y causando efectos devastadores en la salud y el bienestar de los animales”.

Cuando uno lee esas noticias y las aúna con la de la pandemia COVID-19 y eso lo compara con lo invertido en el combate de estas infecciones en el mundo, con lo que lleva la guerra de Ucrania-Rusia, se queda espantado ante el hecho de que la asignación bélica, supera en miles de millones a lo gastado en el combate de las epidemias, y por más reunión de líderes regionales y mundiales habido, esto muestra una triste y consternante realidad: La poca estima que el hombre moderno le tiene a la vida humana; los gobiernos del mundo, han donado más para la guerra que significa muerte, que para la vida. Igual puede estar sucediendo en el país, en lugar de invertir para evitar que la gripe aviar se propague y se transforme en una pandemia devastadora, el escándalo viral puede transformarse en parte de una campaña política electoral.

¿Debería invertir Guatemala en el combate del H1N5? Naturalmente que sola no. Los costos de controlar y erradicar este mal, son de interés mundial y nacional y además están aumentando. Según los expertos en gripe aviar, el virus si se llega a arraigar en nuestro territorio y se disemina a la región, llevará mucho tiempo, esfuerzo y dinero erradicarlo. Y existe en base a la experiencia otro inconveniente; en otras partes del mundo, países con heterogéneo desarrollo agrícola como el nuestro, cuando este problema se ha presentado, la FAO y la OMS han promovido campañas que, de hecho, han destruido las economías rurales del área y fomentado el aparecimiento mayor de grandes granjas avícolas industriales, donde podrían emplearse medidas modernas de «bioseguridad». ¿Y por qué no bioseguridad a nivel de pequeños productores de aves en traspatios? Algunos sociólogos y economistas pueden creer, –no sin razones– que solo ponerle atención a la industria, tendría un impacto devastador en los pobres de las zonas rurales y advertirían que, de no atender la producción pequeña avícola y del hogar, su atención y su destrucción, estimularía las mismas condiciones que permiten que los virus de la influenza aviar altamente patógena como la cepa H5N1, se desarrollen y propaguen.

Y usted se preguntará ¿por qué no vacunar las aves, erradicar el problema en su misma fuente? Pues a nivel mundial, también se debate la vacunación de las aves, ya que las vacunas pueden producir suficiente protección para prevenir enfermedades, pero no lo suficiente para prevenir infecciones.

La mejor manera de prevenir la influenza aviar, es evitar las fuentes de exposición siempre que sea posible. Las aves infectadas transportan el virus de la influenza aviar en la saliva, mucosa y heces. Las personas rara vez se infectan por influenza aviar. Las infecciones en humanos por los virus de la influenza aviar, pueden ocurrir cuando el virus entra a través de los ojos, la nariz o la boca de una persona, o por medio de la inhalación.

Espero que la situación nacional se trate de una alarma controlada y no propagandística, por el bien de la Nación. Cualquier protección debe provenir de sólidas infraestructuras de salud pública, agrícola y comercial, para proporcionar planes de contingencia implementables para lidiar con la enfermedad si comienza a propagarse. La vigilancia y alerta oportunas y la capacidad de implementar medidas preventivas y de atención son necesarias.

Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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