Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

Se me hizo esa pregunta. No pude contestar y le pregunté a un licenciado en ciencias políticas, que sólo me explicó el comportamiento de los votantes: Qué hay desde el partidario altamente comprometido hasta el típico votante indeciso y sin partido. Que diferentes razones los motiva; que diferente información da forma a su eventual elección de a quién votar; que no hay coherencias en preferencias políticas y al final no supe por qué votamos por Giammattei.

Otro me respondió que lo importante es saber cómo deciden los votantes por quién votar. Me dijo que cada persona conoce las posiciones políticas adoptadas por los candidatos. Unos lo saben por chismes, otros por lo que fueron a ofrecer, otros por sentir que comprende sus problemas a su favor o en su contra y otros evalúan en qué posiciones tienen más probabilidades de obtener algo a favor. Y la mayoría, le pregunté. Nunca hay mayoría y se tiró una serie de explicaciones sin responder lo de Giammattei.

Un trabajador de opinión pública me dijo que son las encuestas las que ahora inclinan. Estas piden a la gente su opinión sobre el votar, la gente generalmente se siente obligada a tener una. Su respuesta queda debidamente registrada y luego alguien la convierte en un informe sobre «opinión pública». Dice mi informante que porciones muy sustanciales del público tienen opiniones que son esencialmente sin sentido, fuera de lo común y eso sucede porque dan respuestas rápidas a preguntas en las que nunca han pensado, que no se derivan de motivos de su vida diaria y que responden a lo que se les viene que oyeron. Estas personas también podrían basar su preferencia en función de hechos que suceden cercanos a las elecciones. Me contó que para la elección de Vinicio Cerezo, se preguntó a las personas si les importaba quién ganara las elecciones presidenciales, y oh sorpresa el 44% de hombres y el 62% de mujeres dijo: «no me importa» o «no sé». Un poco más del 40% dijo que decidiría más adelante y un 20% dijo que se decidiría por qué candidato presidencial votar al momento de la elección.

Una psicóloga me afirmó que la opinión pública política es muy influida y propensa a cambios basados en cosas distintas: Principalmente porque la mayoría de las personas simplemente no saben mucho sobre los problemas que a un presidente le corresponde resolver; porque no saben cómo los problemas políticos inciden en ellos y menos de que se necesita para resolverlos y quien debería solucionar. Y su falta de comprensión está tan arraigada que dan respuestas a sus dudas, con solo un ligero cambio en información que les llegue.

Un distribuidor de agua salvadidas, hombre de unos sesenta años, me respondió con mucha seguridad: La gente busca personalidad, la gente cree que el Presidente tiene el poder de suspender leyes, hacer y manejar la Constitución, poner y quitar gente, condenar y mover pisto de acá para allá y no importa qué y cómo lo haga, eso solo lo hace el que tiene personalidad.
Sigo sin entender por qué elegimos a Giammattei ¿Usted qué piensa?

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