Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

Desde que era estudiante universitario, de eso ya hace cinco décadas, vengo oyendo: El nuevo orden internacional es un estado consecutivo a la corrección internacionalmente justa de los actuales desequilibrios entre los países en desarrollo y los países prósperos. Resultado: no podemos negar que han mejorado muchos indicadores de bienestar: los demográficos han cambiado drásticamente; acceso a educación y salud también, pero la calidad de vida y la dignidad humana, eso sí que no.

De igual manera se aseveraba que la implantación de una serie de reformas políticas y estructurales, mejoraría el desarrollo nacional y la situación democrática de los países en desarrollo. Resultado: se mejoró sobretodo la producción agrícola y alimentaria aunque poco su industrialización y sin la atención debida nunca se garantizó el acceso de sus productos a los mercados internacionales en condiciones de mayor estabilidad y a precios justos; mucho menos e insuficiente la creación de empleos. Los contratos con las naciones poderosas representadas en parte en sus grandes transnacionales, siguen siendo leoninos. Y en el tema industrial, el avance es a paso de tortuga.

Otras medidas adicionales como el fortalecimiento de la infraestructura en el plano institucional y en el material, ha sido de lo más apoyado, pero de lo menos supervisado, con grandes corrupciones en ello, que más bien dejan en grandes deudas a los países en desarrollo y sus futuras generaciones. Y en términos de transferencia científica y tecnológica y de recursos en su dirección, todos los avances han sido selectivos y su acceso limitado a ciertos grupos de población. La mayoría de la población vive a la saga de los mismos

Entonces en términos de desarrollo, lo que impera es un tremendo desorden bien ordenado, que da cabida a pocos, pues el nuevo orden mundial, erróneamente se concibe fundamentado en términos económicos que, ni tienen que ver con la democracia y la justicia y mucho menos con la dignidad humana, pues apuntan a compra y venta, en que la dimensión social prácticamente queda fuera de participación. Es y luego de décadas queda claro, que explícitamente en la estrategia internacional del desarrollo, somos útiles si somos consumistas; es decir, el plan prescrito por las comunidades internacionales para progresar hacia el nuevo orden mundial es: Señores soy su amo (naciones poderosas y grandes capitales) sigan siendo buenos súbditos.

Y ¿qué ha resultado de todo ello? una conducta de avorazamiento mundial y un despertar de ambiciones de políticos en cuanto a la adopción de decisiones en favor de capitales existentes. El proceso de planificación tanto a escala nacional como internacional es político-capital, teniendo en cuenta como lo primordial: enriquecimiento a como dé lugar. En todos los continentes, en todos los países, la importancia de una acción es efectiva si facilita el logro del objetivo económico, lo social queda relegado a un segundo plano. Y ojo: en esto hay reglas por supuesto pero el arte está en saltarlas, creándose de esa manera, una sociedad anárquica. Este es un programa de cooperación mundial que va de arriba para abajo, de izquierda a derecha, de norte a sur, sin brújula y destino predecible alguno.

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