Christians Castillo - Aire más Limpio

Cristhians Manolo Castillo
Licenciado en Relaciones Internacionales. Encargado del Área Sociopolítica del IPNUSAC. Premio a la Excelencia Académica Investigador 2024, otorgado por la USAC

 

Popularmente, esta frase en Guatemala se atribuye a la venta callejera de alimentos cocinados con fuego de leña, cuya sazón particular produce una experiencia gastronómica acompañada de una irritación visual por el humo de los fogones. A ello habría que agregar en este 2024 que la calidad del aire en la ciudad capital llegó al nivel de extremadamente mala en abril, debido al incendio en el vertedero del kilómetro 22 carretera al Pacífico, administrado por Amsa. El siniestro generó nubes de humo negro esparcidas en tres departamentos. Y no podemos dejar de mencionar los chorros constantes de humo negro que vemos salir cotidianamente de buses y vehículos que circulan, sin cumplir los estándares mínimos que eviten la contaminación por partículas microscópicas que quedan suspendidas en el aíre y que nos hemos acostumbrado a respirar.

El humo negro es una experiencia sensorial, no solo frente a nuestros ojos, sino principalmente en el sistema respiratorio que se va deteriorando por la cantidad de gases, cenizas y partículas producto de la incineración de biomasa, el uso de combustibles fósiles y la cantidad de gases de efecto invernadero que inhalamos en cada respiración.

En la temporada de incendios de este año se reportaron más de 2,500; se contabilizan más de 5 millones de automotores de dos y cuatro ruedas que circulan. Por si fuera poco, en datos de años anteriores se identificaron más de 10 mil basureros clandestinos que, junto con los regulados y la ganadería extensiva, generan óxido de carbono, óxido de nitrógeno, óxido de azufres, aldehídos, metano y micropartículas sólidas suspendidas. Según la Organización Panamericana de la Salud estas emanaciones contribuyen a la aparición de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y cáncer de pulmón.

La degradación ambiental es una amenaza silenciosa que afecta la calidad de vida de la población. Los fenómenos climáticos extremos (lluvias copiosas y sequías) y la contaminación de mantos superficiales de agua, mantos friáticos, deterioro de la calidad del suelo, escasez de alimentos y mala calidad de aire amenazan la salud. A los Estados les compete regular la actividad humana para contener, mitigar, rehabilitar y adaptar las conductas de contaminación de cada humano.

Guatemala ha ratificado instrumentos internacionales y generado regulaciones nacionales para atender cada una de las fuentes de contaminación.  En el caso particular de la descarbonización (acciones para reducir la contaminación del aire) ha legislado incentivos fiscales para promover la electromovilidad (vehículos híbridos y eléctricos) y regulado el uso de mezclas de biocombustibles con gasolinas para reducir las emisiones contaminantes. Pero como en otras políticas de regulación ambiental, por su naturaleza impopular, el gobierno central y los gobiernos locales prefieren diferir su entrada en vigor y su cumplimiento para evitar costos electorales. Han aplazado las regulaciones a fin de no provocar descontento de votantes inconformes, quienes de manera pasiva son víctimas directas de la destrucción de nuestros ecosistemas.

Las decisiones más recientes de postergar la regulación de las prácticas de contaminación han diferido para el futuro la concreción de plantas de tratamiento de aguas servidas y lodos en los 340 municipios (para evitar contaminación de ríos por desagües); la clasificación en desechos y residuos sólidos (orgánicos, reciclables y no reciclables para reducir los volúmenes de basura) y la entrada en vigor del reglamento de la Ley de Alcohol Carburante (biocombustibles mezclados con gasolina, que reduciría la contaminación del aire). La excusa de quienes deben aplicar las disposiciones es que no han logrado desarrollar capacidades técnicas, financieras o de infraestructura para cumplir con lo legislado.

Las autoridades públicas deben garantizar el derecho a la vida, la salud y el equilibrio ecológico como lo manda la Constitución. Por eso, es momento de firmar un Gran Pacto Político por el Ambiente, para que todos en el país asumamos lo que nos corresponde en la protección de los recursos naturales.

  Frase

Es momento de firmar un Gran Pacto Político por el Ambiente, para que todos en el país asumamos lo que nos corresponde en la protección de los recursos naturales.