Etanol: El Combustible Renovable que impulsa la Economía y el Medio Ambiente en los Estados Unidos

Aire más Limpio

Federico Salcedo

Consejo de Granos de los Estados Unidos (U.S. Grains Council)
El Consejo de Granos de los Estados Unidos (U.S. Grains Council) es una asociación privada sin ánimo de lucro de empresas agrícolas y productores comprometidos con la creación y expansión de mercados internacionales para la cebada, el maíz, el sorgo y sus co-productos como el etanol y los granos secos de destilería con solubles (DDGS). El Consejo cuenta con presencia permanente en 28 locaciones, y opera programas en más de 50 países y en la Unión Europea.
Federico Salcedo es Consultor Regional para América Latina en temas de etanol del Consejo de Granos de los Estados Unidos (U.S. Grains Council). Antes de incorporarse al Consejo, trabajó para Global Affairs Canada (GAC) como Oficial Senior de Asistencia Internacional y también se desempeñó como Especialista Político para el Departamento de Estado de los Estados Unidos en la Embajada de EE.UU. en Bogotá. Licenciado en Gobierno y Asuntos Internacionales por la Universidad Externado de Colombia, posee un Máster en Liderazgo y Gestión Aplicados (MALM) por la Thunderbird School of Global Management de la Universidad Estatal de Arizona.

 

El etanol, un combustible renovable bajo en carbono, ha sido un componente esencial de la gasolina en Estados Unidos durante más de 40 años. Este biocombustible no solo mejora la calidad del aire y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también contribuye a diversificar la matriz energética, mejorar el rendimiento de los vehículos y fortalecer el sector agrícola estadounidense. Es sorprendente que un energético pueda ofrecer tantos beneficios para un país, y aunque aún hay retos y obstáculos por superar, el desarrollo de los biocombustibles en Estados Unidos y en decenas de países más ha sido notable.

Cada vez más países consideran los biocombustibles como una opción real, efectiva y rentable para descarbonizar el sector transporte y diversificar su matriz energética. Actualmente, al menos 60 naciones, muchas de ellas en América, cuentan con políticas o mandatos que promueven el uso de etanol en la gasolina. Resulta un poco asombroso que Guatemala, a pesar de tener una legislación sobre biocombustibles desde hace varias décadas y ser el mayor productor de etanol de Centroamérica, aún no forme parte de este grupo.

Casi toda la gasolina que se vende actualmente en Estados Unidos contiene un 10% de etanol (E10). Incluso, en 2023, el porcentaje promedio de mezcla fue del 10.42%. Esto se debe en parte al crecimiento de las mezclas de etanol de nivel medio (E15) y superiores (hasta E85) en los últimos años. El aumento del uso de etanol ha permitido reducir el costo de los combustibles, ahorrándole en promedio al consumidor estadounidense cerca de 45 centavos por galón en comparación con la gasolina sin etanol (E0).

Los impactos positivos de la producción y uso del etanol son significativos en diversos sectores sociales, agrícolas y económicos. Estados Unidos se ha consolidado como el principal productor global de etanol, con cerca de 15,600 millones de galones producidos en 2023, principalmente derivados del maíz, de los cuales más del 97% se consume en Norteamérica. Según datos de la Renewable Fuel Association (RFA) de Estados Unidos, solo en 2023 la industria del etanol generó 395,000 empleos directos e indirectos, aportando con más de 54,000 millones de dólares al producto interno bruto del país.

El uso de etanol en la gasolina también ha contribuido significativamente a la protección del medio ambiente, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero del sector transporte en 56.5 millones de toneladas métricas en 2023. Esto equivale a retirar más de 12 millones de vehículos de las carreteras o a las emisiones producidas por 325,000 vuelos de ida y vuelta entre Nueva York y Los Ángeles.

Las cerca de 200 biorrefinerías de etanol en Estados Unidos producen anualmente más de 35 millones de toneladas métricas de alimentos nutritivos para el ganado, aves de corral y otros animales de consumo, contribuyendo de esta manera a incrementar la oferta de alimentos en el mundo. Finalmente, el uso de etanol también ha permitido diversificar la matriz energética del país, desplazando más de 600 millones de barriles de petróleo anualmente.

El desarrollo de la industria de biocombustibles en Estados Unidos ha sido gradual, respaldado por alianzas multisectoriales y políticas públicas que han priorizado la protección del medio ambiente, la salud humana y la diversificación energética. La aprobación en 2005 del Estándar de Combustibles Renovables (RFS, por sus siglas en inglés) dio un nuevo impulso al sector de biocombustibles en Estados Unidos. Hoy en día hay una gran expectativa en el sector de biocombustibles por las oportunidades que se pueden generar debido al despegue de los Combustibles Sostenibles de Aviación (SAF por sus siglas en inglés), generación eléctrica y el desarrollo de nuevas tecnologías y bioproductos.

Guatemala, al igual que muchos otros países de la región, tiene una valiosa oportunidad para desarrollar y poner en marcha un programa de biocombustibles que contribuya a mitigar los efectos del cambio climático, promueva una transición energética con sentido y genere beneficios sociales, económicos y en materia de salud para sus ciudadanos. La adopción de políticas efectivas en favor del etanol podría sin duda, ser un paso crucial hacia un futuro más sostenible y próspero.