Carlos Alberto Mateus Hoyos
Es un abogado con especialidad y maestría en materias jurídica y económica obtenidas en Italia, con una amplia experiencia en asesoría y consultoría en diversas organizaciones públicas y privadas, nacionales e internacionales. Actualmente se desempeña como Secretario General & Director Jurídico de la Federación Nacional de Biocombustibles de Colombia, y ha ocupado cargos directivos en instituciones como el Programa de Transformación Productiva Colombia, el Archibus Solution Center Hosting Services Spain, y la Cámara de Comercio de Tunja, entre otros. Su trayectoria incluye roles de liderazgo en proyectos de desarrollo, gestión gremial, y docencia en reconocidas universidades. Ha participado en diversas juntas y comités a nivel nacional e internacional y ha recibido varios reconocimientos por su contribución al sector empresarial y turístico.
Federación Nacional de Biocombustibles de Colombia
El uso de biocombustibles en el mundo evoluciona de manera muy positiva, si bien fueron los primeros combustibles usados para los motores de combustión interna, pronto fueron sustituidos por los combustibles fósiles que se convirtieron en la principal fuente de energía para el transporte.
En nuestro entorno, países petroleros como Brasil, ante los altos precios y la escasez decidieron buscar una fuente propia que permitiera la independencia energética y, allá por los 70´s, empezó la industria del alcohol en ese país; para Colombia fue diverso, dependencia de las importaciones, altos precios y escasez de divisas hicieron voltear la mirada del estado hacia el caso del Brasil, pero los primeros intentos fueron dejados en pausa por descubrimientos importantes de campos petroleros que permitieron una mayor autonomía y el desarrollo de la capacidad de refinación actual, con la que es capaz de cubrir su demanda de combustibles; sin embargo, se prevé que en cinco años volverá a necesitar importar para cubrir sus necesidades, si algo no cambia.
Por otra parte, la necesidad de agroindustrias que impulsaran el desarrollo rural, el impacto ambiental de las emisiones del transporte y la búsqueda de independencia energética dieron lugar a la primera ley, la llamada ley del Alcohol Carburante, que dio inicio al programa de biocombustibles en Colombia, la producción inició en 2004 con mezclas variadas por regiones, pero pronto se llegó al E10 nacional, en ese mismo año se expidió la Ley del Biodiésel y en 2008 inició su producción, distribución y uso con mezcla que pronto llegaron al 10% en todo el país.
Las variables para que el programa de biocombustibles haya sido exitoso al punto de haberse constituido en sector de la producción en algo menos de 8 años se debió a la voluntad política de personas que al interior de los gobiernos, recibieron la idea de los promotores del programa, creyeron en las bondades de los biocombustibles y generaron las señales adecuadas para su desarrollo: leyes de incentivos tributarios para los consumidores, una reglamentación técnica (mandataria) basada en nacionales e internacionales, un mercado regulado con volúmenes de mezcla obligatorios y una fórmula de precio que reconocía los precios de mercado de las materias primas.
Los beneficios han sido patentes, en desarrollo rural generan casi quinientos mil empleos rurales (el 31% de esos son mujeres), en independencia energética, la producción actual equivale a ser el segundo campo petrolero el país con una ventaja, no declina; en el tema ambiental podemos señalar que, en lo que hace a la calidad del aire, se reducen 800 toneladas de material particulado al año y 3.2 millones de toneladas de gases efecto invernadero, que representa el 90% de los ahorros en el sector transporte y se calcula que como medida de mitigación para cumplir con la meta de reducción del 51% de reducción de emisiones a 2030 podremos reducir hasta 5 millones de toneladas de CO2 al año, para la transición energética en que está comprometido el país.
Este es un momento crítico de oportunidad y Guatemala tiene varias condiciones necesarias e incluso ventajas comparativas: cuenta con cultivos agroenergéticos importantes, una industria de biocombustibles consolidada y todo un sector de transporte terrestre, aéreo y marítimo, con necesidades en materia de descarbonización, ¿será este el momento del arranque de los programas de mezclas que tanto hemos estado esperando?