Los adelantos científicos y tecnológicos -innegablemente- nos han permitido avanzar como humanidad y ver la vida de formas que, sin ello, quizá nunca hubiéramos imaginado. Algo que suponemos normal en virtud de ese desarrollo que, como civilización, esperamos alcanzar quizá sin apenas darnos cuenta.

Hace algún tiempo -no recuerdo exactamente cuándo y dónde, a decir verdad- leí un artículo en el que se comentaba el libro The Lost World of the Kalahari. Su autor, Laurens van der Post, escritor sudafricano fallecido en Londres en 1996, narra en las páginas del libro, algunas de sus experiencias vividas con los Bosquimanos.

Los Bosquimanos, un conjunto de pueblos cazadores y recolectores que habitan en la parte sur de África cuya forma de vida, según se sabe, ha cambiado muy poco a lo largo del tiempo. Habitan en aquella región desde hace miles de años. Y su forma de vida suele estar bastante conectada con la propia naturaleza.

Según van der Post, su convivencia con los Bosquimanos del desierto del Kalahari fue el punto de partida para una suerte de reflexión acerca de la forma de vida del ser humano, particularmente en lo que solemos llamar el mundo occidental, en donde esa conexión con la naturaleza pareciera en ocasiones desaparecida.

El autor indica, además, que para estos pueblos -seguramente no los únicos en el mundo-, la soledad no existe. Al menos no en el sentido que hoy la entendemos o percibimos en muchas partes de nuestro mundo moderno, en donde quizá la propia forma de vida nos lleva a percibir las cosas de una forma alejada de las raíces.

“El viento, la tierra y las estrellas son compañía constante -dice el autor, en referencia a sus experiencias y a la forma de vida en el Kalahari-. En cambio, el hombre moderno, rodeado de ruido y tecnología sufre de una soledad más profunda: la de haber perdido la conexión con el mundo natural”.

Pero ya se sabe, las cosas no suelen ser lo mismo cuando el contexto es distinto. Y la forma en la cual la vida lleve su curso puede distar mucho de un sitio a otro. Sin embargo, lo que a veces percibimos como atraso, puede que nos sea más que una forma de sabiduría que a lo mejor hemos olvidado.

Adolfo Mazariegos

Politólogo y escritor, con estudios de posgrado en Gestión Pública. Actualmente catedrático en la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala y consultor independiente en temas de formación política y ciudadana, problemática social y migrantes. Autor de varias obras, tanto en el género de la narrativa como en el marco de las ciencias sociales.

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