Adolfo Mazariegos

Politólogo y escritor, con estudios de posgrado en Gestión Pública. Actualmente catedrático en la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala y consultor independiente en temas de formación política y ciudadana, problemática social y migrantes. Autor de varias obras, tanto en el género de la narrativa como en el marco de las ciencias sociales.

post author

Adolfo Mazariegos

Suele decirse que cada día es un nuevo comienzo. De cierta manera así es. Y esa misma premisa puede aplicarse al iniciar un año como el recién llegado en el que esperamos que muchas cosas buenas ocurran aunque en la práctica no siempre suceda así. Quizá lo trascendental en esos casos, cuando se piensa en ello, sea ver el tiempo que está por venir como una oportunidad para realizar las cosas que de alguna manera tal vez hemos dejado a medias, iniciadas, o simplemente como un propósito que por diversas razones (quizá ajenas a nuestra voluntad) hemos pospuesto o relegado a segundo plano.

Las nuevas oportunidades traen consigo también nuevos retos, por supuesto; nuevas formas de ver las cosas de la vida; situaciones complicadas y eventos que superan lo primigeniamente esperado quizá pero que traen al mismo tiempo otro abanico de pequeñas oportunidades que tal vez no somos capaces de ver a simple vista. A lo mejor eso sea una suerte de aderezo que dará un sabor distinto y sofisticado al plato que podremos degustar al final.

La vida no es igual para todos, ciertamente, y eso quizá sea parte del devenir constante de la existencia humana y del equilibrio necesario de la existencia de las cosas, más allá de lo justo o injusto que puedan parecernos. Como suele decirse: todo comienza con un primer paso. Y cada uno sabrá o descubrirá a su manera si esa aseveración es verdadera o no.

Los grandes edificios se construyen con pequeños ladrillos que por sí solos quizá pasarían desapercibidos; los libros que engalanan los estantes de las bibliotecas se componen de páginas delgadas y sencillas que van cobrando sentido conforme se avanza en la lectura; las gotas de agua que no alcanzarían a saciar la sed de una persona se convierten en torrenciales lluvias cuando juntas deciden dejarse caer hacia el vacío… En fin. Un nuevo año comienza.

Y es mi deseo comenzarlo con ese primer paso que hará más corto el camino de los 365 días que habrán de llevarnos también a un nuevo comienzo, para repetir el ciclo, para retomar lo que ahora dejemos iniciado o para concluir lo que ahora retomemos. Mi gratitud eterna por esa posibilidad de un nuevo comienzo; por la oportunidad de seguir haciendo esto que tanto me complace y que me llena de satisfacción.

Que el 2023 traiga todas las cosas buenas que cada quien desea y espera. Y que podamos seguirnos encontrando continuamente a través de cada comienzo que supone el maravilloso mundo de las letras. Bienvenidos los nuevos retos, las nuevas oportunidades, y las nuevas posibilidades de mantenernos en la jugada. Como dijo el poeta: “hoy es un buen día, para comenzar”…, de nuevo.

Artículo anteriorBenedicto XVI. In memoriam
Artículo siguienteEl Año Nuevo a través de la Historia