POR MARIELA CASTAÑÓN
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Darwin Bosarreyes tenía 23 años y falleció en sus funciones en julio. FOTO LA HORA/PNC

El pasado 16 de julio murió en cumplimiento de sus funciones el agente de la Policía Nacional Civil (PNC), Darwin Bosarreyes Corado de 23 años. La familia del policía sufre las consecuencias de su ausencia física.

Gilmer Macú, cuñado de Bosarreyes, explicó hace algunos días, que el núcleo familiar continúa afectado por la ausencia del PNC, principalmente su mamá y conviviente.

El PNC apoyaba económicamente a su mamá y a su pareja, quien tiene tres meses de embarazo. Bosarreyes pretendía inscribir a su conviviente en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) para que pudiera ser atendida cuando naciera su bebé, pero no le dio tiempo de realizar ese trámite.

La joven, actualmente es asistida en un hospital privado; todos los familiares aportan económicamente para que pueda estar bajo supervisión médica, sin embargo, consideran que sería oportuno que pudiera ser asistida en el IGSS.

De acuerdo con Macú, tratan de “superar” la muerte de Bosarreyes, sin embargo, no es fácil hacerlo.

DIGNIFICACIÓN Y DESPUÉS DE UNA MUERTE

El Procurador de los Derechos Humanos (PDH), Jordán Rodas, opina que la dignificación de los policías debería atenderse cuando los trabajadores están en vida y cuando mueren debería apoyarse a las familias.

“Cuando los agentes están vivos no tienen condiciones dignas para prestar tan valioso servicio al resguardo de nuestra seguridad y cuando suceden estos lamentables acontecimientos, donde mueren agentes de Policía, no hay acompañamiento institucional, eficiente, ágil, y sobre todo solidario y humano”, reitera Rodas.

De acuerdo con el PDH, el ministro de Gobernación, Enrique Degenhart, como máxima autoridad, debería enfocarse en atender estos asuntos, “que sí le competen”.

El entrevistado opina que las autoridades que asumirán el 14 de enero del próximo año, representan una esperanza para atender la dignificación y las necesidades de las familias de los agentes.

“Veo como una esperanza que asuman nuevas autoridades, esperando que sí tengan ese grado de empatía por los agentes de la Policía Nacional –Civil- y sus familiares, que prioricen su acompañamiento, procurándoles condiciones dignas en vida y luego a sus deudos –de los policías-, después de perder la vida”, concluye.

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