Foto La Hora OIG/La imagen muestra a un grupo de migrantes hacinados en un Centro de Detención de la Patrulla Fronteriza.

Por Grecia Ortíz
gortiz@lahora.com.gt

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet manifestó su consternación por las condiciones en que se encuentran migrantes, refugiados, niños y adultos detenidos en EE. UU., en los Centros que administra la Patrulla Fronteriza y por los que han surgido decenas de relatos de abusos y condiciones documentadas por organizaciones y por la misma Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional.

Bachelet, en un comunicado divulgado por las Naciones Unidas, destacó que los niños nunca deben ser recluidos en detención migratoria o separados de sus familias, dado las condiciones que varios organismos de derechos humanos han encontrado.

«Como pediatra, pero también como madre y exjefa de Estado, estoy profundamente sorprendida de que los niños se vean obligados a dormir en el suelo en instalaciones hacinadas, sin acceso a atención médica ni alimentos adecuados y, con malas condiciones de saneamiento», destacó Bachelet.

El detener a un niño, incluso por períodos cortos, para la Comisionada, aún en buenas condiciones puede tener un impacto grave en la salud y desarrollo que nunca va en camino de aspectos positivos.

PRIVACIÓN DE LIBERTAD DEBE SER UNA MEDIDA DE ÚLTIMO RECURSO

Tras el informe presentado por la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional, Bachelet instó a las autoridades a encontrar alternativas que impliquen custodia para migrantes, refugiados y adultos.
«Cualquier privación de libertad de los migrantes adultos y refugiados debe ser una medida de último recurso», dijo.

Bachelet también rindió homenaje a organizaciones de la sociedad civil y otros actores, quienes han brindado a los migrantes apoyo y ayuda en aspectos básicos como alimentación, salud, vivienda adecuada y otra asistencia de este tipo.

INFORME DE INSPECTORÍA MOSTRÓ REALIDAD DEL HACINAMIENTO

El informe al que hace referencia, es el presentado la semana pasada por la Inspectoría General del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), que destaca las condiciones de hacinamiento en las que se encuentran decenas de niños, adultos y familias migrantes en los centros de detención de la Patrulla Fronteriza en el valle de Río Grande, las cuales calificaron como una alerta de gestión.

El documento que le fue remitido al secretario interino de DHS, Kevin McAleenan, destacaba una alerta de gestión en cinco centros de detención del sector del valle de Río Grande, información que está acompañada de una serie de fotografías tomadas entre el 10 y 12 de junio pasado en los lugares bajo inspección.

Las imágenes que dieron la vuelta al mundo revelaron la realidad en la que viven miles de migrantes, las mismas muestran a mujeres y niños que apenas si pueden moverse por la gran cantidad de personas en al menos cinco centros de detención.

Hasta ahora, Guatemala como Gobierno no ha externado una opinión al respecto de la situación, en la que condene las condiciones en las que han estado miles de migrantes guatemaltecos.

Sólo en 9 meses del año fiscal 2019, más de 211 mil connacionales han sido detenidos en la Frontera Sur.

¿DE DÓNDE SURGIERON LOS RELATOS DE ABUSOS?

La Red Fronteriza de Derechos Humanos, hizo público un informe en el que destacan varios de los relatos que dan cuenta de los abusos en contra de migrantes en centros de detención. A continuación unas experiencias de los 49 relatos que conforman el documento.

Una mujer a quien solo se identifica como J, expresó que el pasado 20 de mayo en un centro de detención la llevaron a una oficina y una oficial de policía migratoria revisó la cabeza de su hija, Gaby de dos años.

Según el relato, la oficial le gritó, y le dijo que le diera un baño: «su hija tiene piojos» y yo le dije: «no, ella no tiene, revísela bien»… me molesté, me agarró del brazo y me dijo: «No tiene piojos, pero tiene caspa».

Como el champú le ocasionó irritación, la niña empezó a llorar y decir que le dolían sus ojos, “les pedí que me llevaran a la enfermera y después de tres horas le pusieron unas gotas en los ojos y eso calmó el dolor en sus ojos, pero mientras estaba allí con la enfermera, me di cuenta de que muchos niños iban de la misma manera”.

SOLO VENIMOS A EE. UU. A TRABAJAR

Otra persona, quien dijo que era originaria de Guatemala, expresó que al entrar al centro de detención los agentes le quitaron varios de sus pertenencias y las lanzaron a la basura, aspecto que lamentó pues aseguró no es un trato adecuado para quienes solo buscan salir adelante.

“Creo que eso no es correcto porque no somos delincuentes, venimos a trabajar, huimos de las amenazas de nuestro país porque no queremos soportamos más violaciones allí, y venimos aquí y no es posible que también nos maltraten aquí”, expresó el guatemalteco.

Además, añadió que los ponen en una celda fría inadecuada sobre todo para niños, tampoco entendía porque debía bajarse los pantalones frente a su hijo para ir al baño.

“Si queremos beber agua, tiene que ser del grifo, de un lavabo que está justo encima del inodoro. A los niños solo se les da un jugo pequeño, cuando pedimos una botella de agua, se niega. El aire nos hace mucho daño. En Guatemala me operaron la nariz, por lo que el aire frío me dañó el tracto respiratorio. No es justo”, puntualizó.

El guatemalteco aunque acostumbrado a consumir cualquier tipo de comida, aseguró que en una oportunidad le dieron a comer sopa cruda, sin agua o avena.

GUATEMALTECO DICE QUE VIVIÓ UN “INFIERNO”

Otro de los connacionales que se identificó únicamente como “R”, contó que nunca pensó lo que llegaría a vivir al entregar a su hijo de 14 años a autoridades migratorias, pues durante seis días fueron tratados peor que criminales.

“No me quedé callado y les dije «no es necesario que nos griten y nos traten como animales» y les dije no es justo, es nuestro derecho pedir asilo político y eso me costó que me llevaran a un hospital”, dijo.

Por lo ocurrido, recordó que les tiraron comida y por lo mismo algunas de las personas que estaban castigadas prefirieron no comer.

“Tenía miedo porque estaban poniendo más y más personas en las celdas frías, terminamos siendo alrededor de 100 personas en cada celda. La celda de mi hijo era la misma. Un día le pregunté a un oficial cuándo iba a ser liberado, él dijo que no sabía, que me estaban investigando porque pensaron que mi hijo no era mío, pero otro oficial me dijo que solo me están castigando, te ayudaré a salir de aquí’”, destacó.

El guatemalteco fue liberado el 14 de mayo y logró salir del sitio que calificó como un infierno, “muchos niños morirán si no hacen algo por ellos, debido al tratamiento que les están dando allí”.

Artículo anteriorPresidente de Refugees International: Es inconcebible obligar a GT a firmar Acuerdo
Artículo siguienteJuez Xitumul acciona en la CC por antejuicio en su contra