Por Margarita Girón
jgiron@lahora.com.gt

En diversas oportunidades, La Hora Voz del Migrante, ha dado a conocer el aporte que la comunidad migrante hace a sus comunidades de origen, ya sea a través de proyectos de desarrollo, ayuda humanitaria o donaciones a programas educativos.

En Chiquimulilla, un municipio del departamento de Santa Rosa, ubicado aproximadamente a 116 kilómetros de la Ciudad Capital, el aporte migrante ha llegado a varias comunidades a través de un joven que sin pedir nada a cambio, se ha encargado de llevar la ayuda a las aldeas con mayor necesidad en el municipio.

Rubén Carías tiene 24 años, es originario de la aldea La Paja y en una entrevista para este medio relató cómo desde el año 2015 su iniciativa ha motivado a los connacionales residentes en Estados Unidos y migrantes de otros países a colaborar con los guatemaltecos en ese municipio.

“Todo empezó cuando un amigo me comentó el caso de una familia de escasos recursos, yo también crecí en condiciones similares y cuando uno crece así es bien duro salir adelante pero cuando las enfermedades llegan es peor, creo que eso me motivó a ayudar”, dijo Rubén.

A través de una publicación en redes sociales, Rubén pidió ayuda para una persona que tenía problemas de salud y no contaba con los recursos para comprar la medicina, en ese momento no se imaginaba que esa iniciativa se convertiría en un proyecto que hoy ha beneficiado al menos a 350 personas de al menos 50 aldeas y comunidades aledañas al casco urbano de Chiquimulilla.

“Cuando conocí las condiciones en las que vivía esta familia grabé un video y lo publiqué en mis redes sociales, yo lo que buscaba era que la ayuda llegara a las personas de forma directa pero por alguna razón quienes se sumaron a la causa confiaron en mí para llevarla”, destacó.

A decir del entrevistado, las personas en las comunidades hay personas que viven en condición de pobreza y niños que no asisten a la escuela, “a veces los papás no tienen trabajo porque la agricultura se ha visto afectada por factores climáticos y las tierras ya no se utilizan para cultivos como antes”, acotó Carías.

SIN OPORTUNIDADES, JÓVENES PREFIEREN MIGRAR

Rubén relató que en la aldea que creció y otras comunidades aledañas, muchas personas han migrado a Estados Unidos por la falta de oportunidades, “escucho que seguido se van personas y conocidos de familiares y amigos del municipio, incluso he publicado fotografías algunos de ellos que han desaparecido durante su trayecto y son buscados por sus familiares”, acotó.

De acuerdo con Rubén, el acceso a la educación limita las oportunidades de empleo y eso provoca que no se genere el desarrollo en las comunidades, “muchos piensan que al salir de diversificado pueden encontrar trabajo aquí en el pueblo y no es así, porque si hay trabajo pero no son suficientes o las carreras de las cuales se graduaron no tienen campo aquí en el municipio y en algunos de los casos prefieren migrar”, puntualizó.

Hace unos meses Rubén pudo obtener un empleo formal, ya que anteriormente laboraba como fotógrafo, camarógrafo freelance y también era conductor cuando alguien necesitaba sus servicios.

HISTORIAS QUE MARCARON SU VIDA

Dentro de las experiencias que han marcado la vida de Rubén mencionó la de una familia que hasta hoy permanece en su memoria. “Cuando yo regresaba de entregar ayuda a una familia en la aldea El Astillero pasé por una casa que se veía en malas condiciones y afuera de ella pude observar a tres niños que permanecían parados frente a la puerta, me detuve a conversar con la abuela de los menores y me pude dar cuenta de las condiciones en las que vivían”, relató.

De acuerdo con Rubén, en el interior de la vivienda pudo observar que las condiciones de los pocos muebles que tenían, estaban dañados y el techo de lámina estaba lleno de agujeros, “cuando les pregunté si habían comido, los niños me dijeron que no y la señora no pudo evitar sus lágrimas y me dijo que no tenían nada para comer, era verano y tampoco habían hierbas para que pudiesen preparar”, acotó.

El entrevistado detalló que aunque él creció en condiciones de pobreza, en su casa nunca faltó el alimento por más básico que este fuera, “en ese momento lo que se me ocurrió fue comprar arroz y queso para llevarles, yo había encontrado casos en donde la pobreza era evidente pero no uno al extremo de no tener absolutamente nada”, detalló.

Rubén relató la historia de la familia y gracias a la donación de migrantes pudo llevar ayuda a la familia y se logró que el techo de la vivienda fuera cambiado, gracias a la ayuda recibida. “Gracias a las donaciones les llevamos 2 quintales de maíz y dos camas nuevas, también se logró cambiar el techo y la señora se alegró bastante, nosotros entregamos la ayuda sin desinterés, lo más importante es ayudar”.

Lamentablemente, meses después de recibir la ayuda, Rubén relató que la abuela de los niños falleció después de presentar síntomas de diabetes.

En otro de los casos, Rubén logró que un adulto mayor que vivía solo recibiera atención médica en la aldea Poza de Agua de Guazacapán, en donde la condición de pobreza y salud que vivía hizo eco en la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH), quienes de acuerdo con Rubén, realizaron una visita al adulto mayor para verificar las condiciones en las que vivía y verificar que fuera atendido.

Según informó Rubén, aunque la ayuda llegó, el adulto mayor falleció días después en el hospital, debido a su condición médica, situación que entristeció a Carías, por no haber podido hacer más por esta persona.

ACTUAR CON TRANSPARENCIA Y HONESTIDAD ES IMPORTANTE

Para Rubén conocer la realidad de las familias lo ha hecho solidarizarse con ellas y llevar la ayuda con honestidad y transparencia. “Los donantes saben que se les envía factura y videos de las donaciones, yo no espero nada a cambio, la satisfacción de poder ayudar es grande y si todos lo hiciéramos podríamos cambiar la realidad de muchas familias en Guatemala. No es necesario tener dinero para poder hacerlo, podemos tocar puertas y hacer la diferencia con acciones pequeñas”, acotó.

MIGRANTES SE INTERESARON EN SU PROYECTO

Rubén relató que gracias a su página de Facebook “Soy de Chiquimulilla”, fue que los migrantes conocieron la realidad del municipio y se interesaron en colaborar. Rubén dijo que siempre publicó fotos turísticas del municipio y esto atrajo a muchos connacionales, que al ver la primera foto que publicó solicitando ayuda, no lo dudaron y aportaron aun estando fuera de Guatemala.

“Hay migrantes de Chiquimulilla, de otros departamentos, incluso he recibido aportes de El Salvador, Honduras, México y Venezuela, para nosotros la prioridad es llevar medicina y alimentos y así vamos priorizando, aunque quisiéramos llevar a todos al mismo tiempo nos toca priorizar”, puntualizó.

El entrevistado detalló que la entrega se realiza en moto o en carro durante los fines de semana, “siempre pedimos factura para que quede registrado, la mayoría de fotos las publicamos en Facebook aunque en otros casos las familias prefieren que no se publique y así lo hacemos”, detalló.

INICIATIVA DE RUBÉN LE MOTIVÓ A AYUDAR

Claudia García es originaria de Chiquimulilla, migró hace 13 años a Estados Unidos y actualmente vive en Boston, para la guatemalteca ser parte de la comunidad migrante que ayuda a las comunidades de origen es importante pues aunque la responsabilidad es del Gobierno, no se puede esperar mucho y las necesidades de las personas no pueden esperar.

“Yo trato de devolver lo que un día alguien hizo por mí, cuando yo era adolescente un ciudadano de Canadá me otorgó una beca de estudios y así pude terminar mi carrera y aunque luego decidí migrar a los Estados Unidos, pienso que es posible cambiar el futuro de los niños de Guatemala apostando a la educación y esa es mi meta”, dijo García.

Para la guatemalteca, es grato poder aportar para estas comunidades sin importar la cantidad, pues aunque es el Gobierno el encargado de brindar las condiciones de vida aptas en el país, ver a niños trabajando evidencia que sus derechos humanos son vulnerados.

“Ellos tienen derecho a tener acceso a la salud, a educación y es algo que acá vemos con mucha tristeza y nos motiva a poder aportar para poder cambiar la realidad de alguno de ellos”, destacó la connacional.

PROYECTO CONTINUARÁ

Aunque el tiempo para Rubén ahora es limitado debido a su empleo, su labor continuará, además de seguir siendo el enlace de ayuda para las comunidades en condición de pobreza de Chiquimulilla, Rubén piensa crear un albergue para que los estudiantes que estudian de noche en el municipio y que viven en las aldeas puedan tener un espacio para dormir y alimentarse y así continuar con sus estudios.

De acuerdo con datos del Instituto de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad (IARNA) y la Universidad Rafael Landívar, obtenidos a través de estudios de Índice SocioEcológico Municipal (ISEM), realizados entre 2002 y 2017, los indicadores de desempleo del municipio se encuentran en un rango superior a 8 que dentro de una escala del 0 al 10 se clasifica como muy alto y 0 muy bajo.

Mientras los consejos municipales de desarrollo se encuentran en una escala equivalente a 2, que significa muy bajo. Aunque en el centro del municipio, se observan comercios, instituciones bancarias, restaurantes y centros de estudio, la realidad que vive en las comunidades aledañas es otra y es gracias al trabajo de personas como Rubén y los migrantes que han ayudado es que la ayuda ha llegado.

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