POR MARIELA CASTAÑÓN
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En las últimas semanas han surgido varios temas relacionados a la labor de la Policía Nacional Civil (PNC), principalmente por la falta de graduaciones, la eliminación de antecedentes policiales de Sammy Morales, hermano del presidente Jimmy Morales, así como el cambio de un parte policial que involucra al hijo del diputado Juan Ramón Lau Quan.
Además, la intención de involucrar a exmiembros del Ejército a la PNC. Y el conocido desmantelamiento en esa institución en la administración del ministro de Gobernación, Enrique Degenhart.
La Hora consultó a David Martínez-Amador, investigador y profesor universitario, asociado a la red internacional de investigadores sociales Insumisos con sede en México, quien profundizó en estas temáticas.
El académico resaltó que el peor escenario que podría presentarse es que la corrupción se apodere de la PNC y eso implicaría regresar al terror como regla.
La Hora. ¿Licenciados en Ciencias Policiales y agentes de la PNC, así como guardias del Sistema Penitenciario denunciaron que no todos se han graduado, ni han obtenido el rango por el cual se formaron académicamente el año pasado. A la fecha las autoridades no han explicado mayores detalles –sobre esta situación- ¿qué impacto tienen estas acciones en la PNC y en la población?
David Martínez-Amador. Lo más complicado a lograr en cualquier proceso de construcción institucional es que la meritocracia se vuelva la regla de juego central. Lo que está sucediendo en la PNC no es otra cosa más que desbaratar lo poco de meritocracia consolidada. Los ascensos no responden al criterio establecido sino a la decisión política. El incentivo no es más entonces generar el espíritu de cuerpo y la lealtad a la institución cumpliendo los procesos sino, satisfacer necesidades políticas.
L. H. – Hace unos días se conoció que miembros de la PNC de menor jerarquía fueron obligados a limpiar los antecedentes policiales de Sammy Morales, hermano del presidente, Jimmy Morales. Semanas atrás se conoció cómo fue cambiado un parte policial en el caso de la captura del hijo del diputado Juan Ramón Lau. ¿Cómo califica el uso que se está haciendo de la PNC en la actualidad?
D. M-A. – Lo hemos dicho muchas veces: es el retorno a las viejas prácticas propias de instituciones que no son transparentes y que minan la confianza en la institución. ¿Qué viene después? El retorno a la práctica de las ejecuciones extrajudiciales?
L. H. – ¿Qué impacto pueden tener los cambios en puestos clave en la PNC? En diciembre removieron al Jefe de la División de Métodos Especiales (Dimei) una de las principales divisiones en la Policía (que ve todo el tema de escuchas telefónicas).
D. M-A. – Los cambios en este preciso momento están entorpeciendo el proceso de profesionalización que la institución había comenzado a desarrollar. Las instituciones son maquinarias que para dar resultados necesitan aprender a funcionar con los nuevos esquemas de procedimiento, técnicos y éticos. Sólo a mediano-largo plazo los resultados suceden, sobre todo en instituciones históricamente debilitadas y poco atendidas cómo las policías. A mayor número de cambios motivados por razones políticas, lo poco obtenido se pierde.
L. H. – Existe información sobre las intenciones de agilizar la iniciativa 5410 Ley de la PNC, que se encuentra con dictámenes favorables en el Congreso y con la cual se podría asimilar a miembros del Ejército a la PNC. ¿Qué cree que sucedería si esta normativa llegara a aprobarse?
D. M-A. – La van a aplaudir e intentar aprobar con la mayor prontitud posible.
Que los militares retirados conformen las policías (civiles) es algo normal en muchos países. De hecho en algunos países tiene un plus en razón del entrenamiento y experiencia. Pero, el militar retirado que tiene la intención de ser parte de un cuerpo de policía civil tiene primero que pasar por un proceso de formación para entender lo que es, la seguridad ciudadana, la seguridad democrática y los derechos humanos. Si ese proceso de formación integral se cumple (asumiendo que lo entienden) entonces, no habría problema. Asumiendo.
L.H. – ¿Qué le espera a Guatemala con una PNC desmantelada y una serie de ascensos irregulares?
D. M-A. – En el menor de los males cual caso, significa asumir que la institución policial es incapaz de cumplir con el mínimo objetivo de brindar seguridad y confianza. En el peor escenario, si la corrupción se apodera implica regresar a los años en los cuales el terror era la regla cuando la autoridad se hacía presente. Como ciudadanos, asumir y tener claro que el contacto con la autoridad competente significa extorsión, significa sembrar pruebas, significa abuso sicológico, físico e incluso, perder la vida.
L. H. – ¿Cree que la PNC podrá fortalecerse después de lo que ha hecho la administración del ministro de Gobernación, Enrique Degenhart?
D. M-A. – Me parece que la canción se llama “volviendo a empezar de cero”.
L. H. – ¿Qué acciones se pueden promover para fortalecer a la PNC?
D. M-A. – Ministros y cúpula policial con amor por la institución, con valor meritocrático probado, con formación técnica y sobre todo, comprometidos con los valores que estipula la seguridad democrática. El problema, el gran problema es que muchos en la PNC que así se entienden están ya fuera o se sienten amedrentados.
El incentivo no es más entonces generar el espíritu de cuerpo y la lealtad a la institución cumpliendo los procesos sino, satisfacer necesidades políticas.
A mayor número de cambios motivados por razones políticas, lo poco obtenido se pierde.
En el peor escenario, si la corrupción se apodera implica regresar a los años en los cuales el terror era la regla cuando la autoridad se hacía presente.
David Martínez- Amador