POR MARIELA CASTAÑÓN
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Dulce María Nowell Arriola, tiene 22 años y es piloto aviador. Sus metas son claras: convertirse en capitán y jefa de pilotos de aviación, para empoderar a mujeres y darles la oportunidad de ejercer en este ámbito.

Dulce tenía 16 años cuando surgió el deseo de ser piloto aviador, su abuelito y su primo que ejercían en esta profesión dispusieron un día llevarla a Petén, sin embargo, después surgieron las dudas.

“No pensaba estudiar esto, hasta que un día me llevaron a volar a Petén, fue un vuelo de ida y regreso, ni siquiera me bajé, pero me encantó. Esa noche dije esto es lo que quiero hacer, pasó un tiempo y no estaba muy segura si iba –a estudiar esto- o medicina forense, hasta que estaba a punto de graduarme y me preguntaron en el colegio que iba a estudiar; dije aviación o arquitectura”, explica Nowell.

Transcurrió el tiempo y Dulce empezó a trabajar en un call center y a estudiar arquitectura, aunque después se cambió a administración de empresas de aviación, sin embargo, ella sentía que esta carrera no le provocaban la misma felicidad que sí lograba la aviación, así que decidió ir tras su sueño, a pesar de la advertencia de su abuelo sobre que el “gremio –de aviación- era duro con las mujeres”.

La joven salió de Guatemala en 2015 y se preparó en una escuela de aviación en Florida, Estados Unidos, con lo cual contó con el apoyo integral de su familia para lograr su sueño. Estuvo fuera 11 meses para profesionalizarse en áreas teóricas y prácticas.

EL LARGO CAMINO PARA EJERCER

Dulce concluyó con su formación como piloto aviador, pasó las pruebas y obtuvo sus licencias, pero en Guatemala también le esperaba un largo camino por recorrer, por eso demoró casi un año y medio para validar su profesión en la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y obtener un trabajo.

Actualmente la joven dirige vuelos comerciales, privados, vuelo por instrumentos (cuando el clima baja de mínimos) y aviones de dos motores.

Trabaja en una empresa privada y viaja a diferentes departamentos de Guatemala, así como a El Salvador, Honduras y Nicaragua.

ABRIR BRECHA A OTRAS MUJERES

Dulce reconoce que existen desafíos para ascender en esta profesión, por eso se ha trazado metas a corto, mediano y largo plazo, sin dejar fuera de sus pensamientos a otras jóvenes como ella.

“Para entrar a trabajar a una aerolínea se le hace muy difícil a una mujer, todavía no están muy abiertos a –pensar- que una mujer vuele un avión. En mis planes está prepararme para aplicar a una línea fuera del país, una aerolínea más grande, por lo mismo que aquí es muy difícil desenvolverse”, indica.

Además, Nowell aspira a otras metas: “Yo quiero ser capitán de aviación y también jefa de pilotos, porque hay muchas niñas que me han dicho que quieren empezar, pero –no lo hacen- porque les da miedo o –temen- gastar mucho dinero –sin un trabajo garantizado después-. Yo quiero servir de ejemplo a las mujeres de Guatemala y decirles que si se puede, sé que aquí hay gente que lo ha logrado como Jeimy Acuña y Ana Victoria Castro”, explica.

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