Por Gilberto Escobar
gilberto_che@hotmail.com
El objetivo de la Asociación de Mujeres del Altiplano (AMA) es dar continuidad al proceso de empoderamiento de mujeres más aisladas y marginadas del altiplano a través de organización comunitaria, formación educativa, recursos y alianzas para alcanzar una vida con dignidad e iniciar procesos de desarrollo sostenible, con una dinámica de formación de grupos pequeños, a través de técnicas de aprendizaje popular.
La organización busca que las mujeres sean promotoras de su desarrollo y que sus tejidos y productos sean reconocidos como un esfuerzo de emprendimiento.
La asociación nació en 1993, en la recta final del Conflicto Armado Interno que culminaba con la firma de la paz en 1996, guerra que deja 36 años de secuelas y una fractura en el tejido social.
En la actualidad participan 426 socias, de las cuales 150 ya son productoras, 276 socias están en los procesos formativos, los productos de las socias se exportan hacia EE. UU. y Europa.
En el programa de Salud del Comportamiento se trabaja el tema de autoestima, en educación integral, se trabaja temas de la salud preventiva, mientras que, en el programa de la participación cívica, se trabaja el liderazgo local de las mujeres, y en el programa de emprendimiento de negocios nace PIXAN que es el proyecto que permite que las mujeres sean promotoras de su desarrollo económico desde los tejidos, menciona Mayra Izara quien es coordinadora de un programa de la asociación.
Los tejidos utilizan técnicas y herramientas usadas durante varios siglos por los tejedores mayas, existe una magia en la tela producida a mano en el telar, es un tesoro profundo con valor espiritual.
LA HISTORIA
En 1993, la cofundadora Guadalupe Ramírez comenzó a trabajar en un proceso de organización comunitaria y desarrollo social en favor de las mujeres indígenas que no tenían un espacio digno para desarrollarse.
Las raíces en el movimiento cooperativo de nuestros fundadores dieron vida a nuestros primeros círculos de mujeres en las comunidades que se formaron principalmente por mujeres víctimas del Conflicto Armado Interno que tuvo lugar en Guatemala en los años 60. Muchos de ellos eran viudas que habían estado a la deriva con sus hijos; Vivir con numerosas limitaciones, además de un constante acoso sexual y discriminación, menciona Izara.
Se está trabajando con grupos de Sololá y Quetzaltenango en donde vemos que el modelo de AMA está basado en el cooperativismo y puede ser un modelo que se pueda replicar en otras regiones para que grupos de mujeres puedan emprender, concluye Izara.