Por Margarita Girón
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La mujer guatemalteca actualmente ocupa un lugar privilegiado en la sociedad por su fuerza, determinación y coraje para afrontar las adversidades de índole social, cultural y económica. En una entrevista para La Hora Voz del Migrante, siete de las nueve mujeres que representan a la Asociación Unidas Para Vivir Mejor (Upavim), en medio de risas, nervios y esperanza, contaron su historia y expusieron las razones que las motivan para continuar con su lucha.
En la Colonia, La Esperanza, zona 12 de la Ciudad, un grupo de mujeres trabaja en equipo desde hace 30 años para apoyar a otras mujeres provenientes de una de las áreas catalogadas como conflictivas dentro de la Capital. Con su trabajo demuestran que existen opciones de vida diferentes a las que la sociedad les impone por vivir en una “zona roja”.
Al llegar a la sede, una de las asociadas recibió a la reportera de La Hora Voz del Migrante y le invitó a pasar, al entrar al edificio un grupo de niños entre 5 y 8 años jugaban guiados por una maestra. Luego de caminar por un pasillo y subir por las escaleras ingresaron a una oficina en donde ya esperaban 3 de ellas, el nerviosismo era evidente, pero la emoción de contar lo que realizan día a día las llevó a romper el hielo mientras se integraba el resto del equipo.
Al iniciar el recorrido por la Asociación, Tonita; la actual presidenta de la Asociación, indicó a la reportera que no era posible realizar fotografías ni de quienes integran la junta directiva ni de quienes laboran en el taller de artesanías por motivos de seguridad. “Usted sabe que vivir en una zona roja no es fácil y no queremos ni comprometer nuestro trabajo ni a las compañeras que laboran con nosotros, pero sí deseamos que las personas conozcan nuestro esfuerzo”, dijo.
ASÍ SURGIÓ UPAVIM
Tonita, quien lidera la Asociación integrada por 64 mujeres que trabajan principalmente artesanías que luego son exportadas hacia Estados Unidos, explicó que cada una ocupa un lugar especial dentro de la Asociación; mientras ella se encarga del área de la guardería, otras compañeras supervisan, diseñan y empacan las artesanías que trabajan.
Por su parte, Angelina, una de las fundadoras, relató que en el año 1983; cuando el área que actualmente se conoce como colonia La Esperanza fue ocupada por las familias que decidieron asentarse en el lugar e iniciar una nueva vida, a pesar de no contar con servicios básicos como luz y agua.
De acuerdo con Angelina, en 1988 una pareja de estadounidenses; que aún viaja a Guatemala dos veces por año para visitar la sede, llegó al lugar y se percató de las carencias que vivían y fue así como surgió la iniciativa de formar Upavim; un proyecto creado por y para el desarrollo de las mujeres de la comunidad, “primero fuimos 10, luego 20 y cuando llegamos a 35 nos pidieron que nos constituyéramos legalmente y que le diéramos un nombre al grupo y así lo hicimos, Upavim nació de la necesidad que había en la comunidad”, resaltó.
Una de las entrevistadas relató que al inicio el programa incluía solamente un seguimiento de talla y peso para niños entre 0 y 5 años, al que llamaron “Niño Sano”. “Había una mesita en donde nos enseñaban a cortar las uñas de los niños y revisarles la cabeza, con lo único que nos apoyaba el Gobierno era con vacunas para nuestros hijos. Vivíamos en un ambiente inmerso de machismo, violencia contra la mujer y precariedad”, destacó.
De acuerdo con Angelina, la iniciativa de crear el emprendimiento de artesanías que inicio con tres mujeres y el centro infantil surgió luego de percatarse que las mujeres debían dejar a sus hijos para ayudar en el hogar o en el peor de los casos para sostenerla completamente, “nuestro sueño era tener una guardería donde pudiesen cuidar a los niños y nosotras poder hacer algo”, dijo la guatemalteca.
“Se compraban los accesorios, veíamos cómo estaban hechos, lo deshacíamos y luego lo volvíamos a coser desde cero, así empezamos y ahora tenemos variedad y varias líneas de productos que llevan el sello de Upavim”, acotó Angelina.
Aunque la situación económica de la Asociación actualmente es complicada, debido a la baja en las ventas, Tonita explicó que Upavim existe para apoyar a las mujeres que tienen algún tipo de necesidad económica o emocional, derivada de condiciones de violencia y maltrato intrafamiliar.
CENTRO DE CUIDADO DIARIO Y ESCUELA UPAVIM
Tonita explicó que la idea de implementar un centro de cuidado para niños surgió de observar cómo las madres debían dejar solos a sus hijos en casa mientras laboraban, “anteriormente dejábamos a nuestros hijos encerrados mientras nosotras salíamos a lavar y a planchar, por eso surgió la idea, sabemos que las madres dejan a los niños en un lugar en donde se les trata como si fuesen ellas mismas”.
Actualmente Upavim atiende a 65 niños entre 0 y 5.5 años y en la escuela primaria atienden a 136 niños entre 6 y 14 años. Tonita explicó que las madres colaboran con una cuota simbólica de Q190 al mes que incluye la formación académica, alimentación y cuidado; sin embargo, debido a la situación que atraviesa la Fundación, dejarán de brindar alimentos a los niños y niñas que acuden al centro de cuidado a partir del próximo año.
Las representantes de la asociación señalaron que actualmente el proyecto de becas se sostiene a través de voluntarios que donan fondos para los útiles de los niños.
RAZONES PARA CONTINUAR CON EL PROYECTO
Dentro de las principales razones que las motivan a continuar, pese a la situación que enfrentan, son las necesidades que tienen las mujeres que acuden, “Hay muchas mujeres viudas, otras que tienen pareja, pero presentan problemas de alcoholismo y para ellas estamos”, dijo Perla.
Las representantes de Upavim, señalaron dentro de las razones que encuentran para continuar es que la atención que dan a los niños es vital, “hablamos de los niños y su futuro, tratamos de dar lo mejor que tenemos, para que los niños sientan el afecto que quizá en casa no tienen”.
“Si hubiese existido un lugar como este cuando crecieron mis hijos, no hubiese tenido la necesidad de dejarlos solos en casa mientras yo trabajaba, yo sueño que dentro de los niños que cuidamos actualmente surja algún Presidente, alguien con un futuro diferente, eso es lo que sueña cada madre y cada educador, tratamos de dar lo mejor que tenemos para ellos”, dijo Tonita.
Según indicaron, actualmente el edificio en donde funciona la asociación cuenta con un usufructo y se mantiene a través de las ventas y donaciones. Sin embargo, de continuar la baja en las ventas la asociación dejaría de funcionar.
“Económicamente no estamos en las mejores condiciones, pero esperamos continuar en la medida que esté en nuestras manos, quisiéramos poder atender más niños y niñas; pero no tenemos ni espacio ni dinero para contratar más personal”, explicó.
Al finalizar la entrevista, la reportera recorrió el edificio en compañía de Tonita y Esperanza. Al ingresar al área de costura, entre 15 y 20 mujeres trabajan en máquinas de costura elaborando productos con telas típicas. Otras se dedicaban a empacar y clasificar las artesanías.
El trabajo y el esfuerzo de cada una de las integrantes de Upavin se vio reflejado en cada rincón del lugar, apresuradas, volvieron una a una a sus lugares de trabajo, luego de expresar el deseo de compartir su labor y el anhelo de continuar con la Asociación que representa la lucha de muchas mujeres que día a día trabajan por una mejor Guatemala.
PARA LAS MUJERES DE UPAVIM, SER MUJER Y MADRE EN GUATEMALA SIGNIFICA:
“Ser mujer es difícil, desde niña enfrentamos situaciones difíciles y ser madre en estas áreas no existe la orientación necesaria para ser madre y a veces nos tiramos al agua sin saber a qué nos enfrentamos y cuando los hijos crecen nos invade la incertidumbre de saber qué va a ser de ellos”.
“Ser madre para mí es un compromiso de cambio, la situación en Guatemala es difícil y como madre quisiéramos meterlos en una burbuja y protegerlos”.
«Yo trabajé desde los 9 años y pensé que la vida así era, pero sabía que ser mujer era un don especial, llegar a Upavim después de tener un hogar de maltrato fue una bendición yo estudié primaria a los 32 años y les decía a mis hijas que estudiaran porque no quiero que lleguen a esta edad sin tener conocimiento”.
“Ser mujer es una bendición, es amor, es todo, es difícil porque es un reto y va de la mano con ser madre, duplica la bendición, tenemos que ser ejemplo, no podemos pedir lo que no damos a los hijos”.
“Ser mujer es ser guerrera, ser madre es dar todo por los hijos”.
“En una bendición y una virtud, ser madre es lo más hermoso que puede haber en la vida”.
“La mujer se ha convertido muchas veces en la cabeza del hogar, somos fuerza y somos luz”.