Por Ana Lázaro Verde/dpa
Antigua Guatemala

El lema oficial de la XXVI Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno es «Una Iberoamérica próspera, inclusiva y sostenible», pero en Antigua también estarán presentes los días 15 y 16 los grandes problemas que sacuden la región, como la caravana de migrantes o el éxodo venezolano.

Guatemala acoge por primera vez en 27 años este foro, que aglutina a los 22 países iberoamericanos y lo hace con una participación que sus organizadores consideran «exitosa», con al menos 17 jefes de Estado confirmados hasta ahora.

Algunos de los cambios políticos que han convulsionado la región en los últimos meses, como la victoria electoral del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, en México, o la del ultraderechista Jair Bolsonaro, en Brasil, flotarán en el ambiente, aunque los Presidentes electos de ambos países no estarán físicamente presentes.

Será en parte una cumbre de «patos cojos», con mandatarios salientes como el mexicano Enrique Peña Nieto y el brasileño Michel Temer, aunque también con estrenos como los del colombiano Iván Duque, el peruano Martín Vizcarra o el español Pedro Sánchez, cuya permanencia en el Gobierno pende de un hilo por su minoría parlamentaria.

Entre los países que confirmaron la asistencia de sus Presidentes están Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Perú y España. Este último país estará representado, además, por el rey Felipe VI, que participa por tercera vez en este cónclave regional.

Uno de los hombres que estará en el foco es el nicaragüense Daniel Ortega, quien ha sido duramente criticado por la comunidad internacional por la represión violenta de las protestas en su país.

Se da por hecho que el presidente venezolano Nicolás Maduro y el cubano Miguel Díaz-Canel no acudirán a Antigua.

Las cumbres iberoamericanas han ido evolucionando desde su estreno en 1991 en México. Ahora, con carácter bienal, están centradas en lograr una cooperación transversal y un desarrollo integral en la región, con especial atención a temas como educación y cultura.

La de Antigua estará muy vinculada a los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada en 2015 por Naciones Unidas.

«Esta es una cumbre que nos vincula a la agenda global y a una visión de futuro. La agenda de objetivos de desarrollo sostenible es una reivindicación del multilateralismo en un mundo que tiende a la polarización», dijo la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, durante la presentación de la cumbre en Madrid.

Sin embargo, en este contexto de polarización, a nadie se le escapa que este cónclave constituye ante todo un foro de diplomacia y diálogo que no se puede desaprovechar en un momento complejo como el actual, con desafíos a escala regional y global.

Precisamente ésta es una de las pocas cumbres regionales que incluye un «retiro» de los mandatarios en los que éstos pueden debatir y charlar sin un orden del día, que en esta ocasión estará moderado por el anfitrión, el presidente guatemalteco Jimmy Morales.

«Hay que recordar que venimos de un periodo muy intenso y ésta va a ser la primera vez que se van a encontrar todos los jefes de Estado después de esos cambios políticos en la región», destacó Grynspan.

«Hay una gran oportunidad de encuentro y de diálogo que todavía no se ha dado en la región. El gran número de confirmaciones que tenemos al más alto nivel confirman que vamos a tener una cumbre sustantiva, interesante y exitosa», añadió la costarricense.

La declaración que los mandatarios iberoamericanos firmarán el día 16 de noviembre en Antigua, una de las ciudades coloniales más hermosas de Latinoamérica, será tan larga o incluso más que las anteriores.

El documento recogerá compromisos, algunos de ellos en materia de migración, y la vista estará puesta tanto en la crisis migratoria que atraviesa la región por la situación en Venezuela como en la caravana de migrantes que avanza desde hace días de Centroamérica hacia Estados Unidos y que entró de pleno en la campaña de las elecciones legislativas celebradas la semana pasada en el país norteamericano.

«Con la coyuntura que estamos viviendo en varios países de la región, es evidente lo importante que es la migración. Todos estos diálogos sirven de base para que los cancilleres puedan buscar soluciones conjuntas», señaló en Madrid Mónica Bolaños, directora de Relaciones Internacionales de Guatemala y coordinadora adjunta de la cumbre.

La cumbre de Antigua dará, además, un papel importante a las comunidades indígenas y afrodescendientes, como no podía ser de otra forma en uno de los países con más población indígena de la región.

También habrá una parte «muy fuerte» relacionada con el tema de género, según señaló Grynspan, ya que el objetivo es comprometer a los jefes de Estado y de Gobierno en la eliminación de leyes que supongan una traba para el «empoderamiento económico» de las mujeres.

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