COMUNITARIOS CREEN EN LA EDUCACIÓN COMO LLAVE DEL ÉXITO
Rodeado por un paisaje verde de montañas y a 63 kilómetros de la ciudad capital, el Colegio San Bernabé, ubicado en la aldea con el mismo nombre en el municipio de Parramos, Chimaltenango, destaca en la región, porque permite a jóvenes de la comunidad y de otros sitios recibir educación bajo un modelo que busca su superación, la de sus familias y la población del área.
El centro educativo cuenta con los niveles de preprimaria, primaria, básicos y diversificado en las carreras de Bachillerato y Perito Contador.
Según relataron los fundadores, a pesar de enfrentarse a varios desafíos el proyecto ha logrado mantenerse, abriendo sus puertas a niños y jóvenes de escasos recursos que buscan una oportunidad de educarse y prueba de ello son los logros obtenidos durante este tiempo en competiciones académicas y estudiantes que se niegan a abandonar sus sueños y que ya cursan distintas carreras en la universidad.
El compromiso de los fundadores del Colegio va más allá y el éxito que han obtenido se lo deben a la colaboración de la comunidad, fundadores y estudiantes que tratan de sobresalir en un sistema en el cual atraviesan dificultades.
Por Grecia Ortíz
gortiz@lahora.com.gt
Crear un proyecto como el del Colegio San Bernabé no estaba en los planes de su ahora director general, Vince DeGarlais, quien vino desde Estados Unidos para aprender el idioma español en Guatemala. Sin embargo, el tiempo que vivió en el país lo motivó a encontrar un lugar donde apoyar un proyecto en alguna comunidad que lo necesitara, razón que lo llevo a visitar varios lugares en búsqueda del sitio indicado.
En una entrevista para La Hora Voz del Migrante, ofrecida en las instalaciones del Colegio, el estadounidense relató cómo llegó hasta esa aldea y su papel para involucrar a la comunidad.
“Éramos dos personas, mi socio y amigo Tom Coghill y yo, y buscamos una aldea en donde realmente pudiéramos colaborar, buscamos por todo el país y visitamos 30 aldeas. Cuando visitamos San Bernabé Vista Hermosa encontramos el lugar que buscábamos”, dijo.
La aldea elegida contaba con una escuela de educación primaria que tenía 57 estudiantes y solamente a un maestro para todos los grados. La petición de la comunidad al ofrecimiento de la ayuda fue claro: educación para sus hijos para que pudieran sobresalir.
La idea original era edificar un espacio con computadoras para los niños y adolescentes. A los comunitarios les ofrecían el material de construcción, computadoras y mesas, para llevarlo a cabo con la condición de que ellos tendrían que poner la mano de obra para la construcción.
“Ellos –la comunidad-, trabajaron por la noche y pusieron luces para poder construir y terminaron el laboratorio antes de fin de año; entonces, empezamos y dimos becas para quienes quisieran seguir sus estudios porque hasta Sexto Primaria podían estudiar en la aldea. Además les dimos ayuda para llevar otros maestros a la escuela”, refirió.
INICIARON CON BECADOS
En ese orden, empezaron con 19 becados que estudiaban básicos y diversificado. La condición era que lograran un promedio de 70 puntos para continuar recibiendo la ayuda. Sin embargo, de todos solo dos lo lograron en el primer bimestre, situación que se le atribuyó a la base educativa que no poseían.
Con la intención de saber qué ocurría, Vince acudió a clases y se percató de las deficiencias existentes, por ello con su apoyo en tutorías los sábados y domingos de los 19 becados 17 lograron la meta que tenían impuesta al finalizar el ciclo escolar.
Esto definitivamente no podía continuar así y esa fue la razón por la que se creó el Colegio San Bernabé para tener educación del nivel básico.
Con el tiempo el programa que proveía de estudios del nivel primario en la aldea finalizó y entonces los líderes de la comunidad se acercaron y pidieron ayuda a Vince para la educación primaria, por lo que decidieron hacerlo a pesar de las limitantes que esto implicaba — sobretodo en cuanto a recursos económicos.
“El Mineduc nos pidió un aula por cada grado entonces otra vez se necesitaba una ronda de construcción y otra vez donamos material y la comunidad donó la mano de obra y se construyó todo el edificio con sus aulas”, destacó.
Además de trabajar para lograr resultados necesarios, la propia comunidad colabora con el mantenimiento del lugar y nada se regala, “no regalamos nada, porque ellos dan parte de ayuda y por eso nos enfocamos en los estudiantes”, refirió el entrevistado.
Entre 2008 y 2009, el Colegio tenía jornada matutina para educación primaria y vespertina para educación del nivel básico.
EN BÚSQUEDA DE EDUCACIÓN DE CALIDAD
Aunque hubiera sido más sencillo pagar una beca, o darles otra ayuda, Vince asegura que su meta siempre fue que los niños y adolescentes recibieran una educación de calidad que les permitiera sobresalir con un nivel destacado.
Actualmente el centro educativo también cuenta con Diversificado. Sin embargo, este nivel también conllevó nuevos retos porque necesitaba de recursos para lograrlo.
“Tuvimos suerte porque yo tengo un amigo, Jeffrey Halis, que nos visitó con su hija en 2014. Él vio el programa y el nivel de estudiantes, regresó a EE. UU. y luego decidió apoyar con el financiamiento de un nuevo lugar para básicos y diversificado”, apuntó.
Al contar con los materiales y un terreno, fue la misma comunidad que construyó las nuevas instalaciones del Colegio.
Desde entonces, el Colegio se ha destacado por su nivel educativo en la región, el cual los ha llevado en repetidas ocasiones a los estudiantes a la Olimpiada Nacional de Ciencias en la fase nacional, donde compiten como los mejores 10 estudiantes a nivel de país y como departamento, obteniendo resultados impresionantes.
Ahora la inscripción está abierta para personas que no viven en la aldea. Estos estudiantes pagan una cantidad nominal. Los estudiantes de escasos recursos aún pueden recibir un apoyo total en sus estudios, pero Vince recalca que siempre se trata de algo recíproco entre padres de familia y colegio.
El nivel académico de la institución ha sido demostrado en los exámenes de graduandos administrado por el Ministerio de Educación. El año pasado el colegio logró 100% en los exámenes de Lenguaje y Matemática en comparación del promedio nacional de 9% y 32%, respectivamente.
EL PAPEL DE LA COMUNIDAD
Al mismo tiempo Raúl Cuá, uno de los fundadores y colaboradores del proyecto en el lugar, comentó que antes del Colegio no había otra opción para la aldea; estudiar en la escuela pública en la forma en que lo hacían era la única salida.
“Cuando iniciamos en 2008 teníamos 13 estudiantes con básicos, en la primaria ya eran unos 60 o 65, pero solo nos enfocamos en la comunidad. Estudiaban gratis, aunque ya sabe que todo implica un esfuerzo de los padres”, dijo.
Raúl, junto a su padre Samuel Cuá, quien representa a la comunidad, han estado de cerca en la evolución del proyecto educativo que brinda educación a unos 280 alumnos de diferentes edades provenientes de los municipios de Parramos, San Andrés Itzapa, Comalapa, Chimaltenango, Tecpán, Santa Lucía Milpas Altas, e incluso de Totonicapán, Antigua Guatemala y otros lugares.
“La comunidad ha sido vital para el desarrollo de este proyecto. Cualquier proyecto que se hace se trabaja como comunidad, independientemente con qué organización se trabaje”, explicó.
De acuerdo con Samuel, cuando el ahora director general del Colegio llegó a la aldea, decidieron impulsar la educación y en reiteradas ocasiones las familias del lugar recalcaron lo importante que resulta la educación para sus hijos.
“Para nosotros es una base fundamental, porque sabíamos que sin la educación las personas no iban a salir adelante y tenía una experiencia bonita con mi hijo, quien estudió y tuvo la oportunidad y suerte que no todos tienen”, aseveró.
NIÑOS Y JÓVENES ESTUDIAN CON DISCIPLINA Y DEDICACIÓN
Los jóvenes reciben clases de lunes a viernes y los fines de semana también acceden a cursos adicionales de inglés. Si hay alguna festividad como el Día del Cariño, siempre las hacen fuera del horario de clases, pensando en aprovechar el tiempo de estudio al máximo.
Vince destacó que antes de elegir el proyecto, decidieron apoyar a esta comunidad porque se dieron cuenta que estaban convencidos de la importancia de la educación y eso fue un motivante, “la verdad nunca pensamos que tendríamos el Colegio, además no estábamos enterados del sistema de educación”.
La prueba del esfuerzo de la comunidad se puede ver en el interior del Colegio, que cuenta con un jardín y la estructura del edificio rodeada de bancas de madera que los jóvenes han ganado en competiciones estudiantiles, demostrando el nivel académico que solo con su dedicación han logrado adquirir.
Cada vez que compiten en ese evento, los entrevistados explican que los jóvenes dejan en el lugar las bancas que como premio reciben por su destacada participación.
PREPARADOS PARA LA USAC
Pero ese deseo por aportar a la comunidad no se queda solo en la obtención del título a nivel medio para los estudiantes, ya que siempre con el afán de apoyar a los jóvenes el Colegio además implementa otras cinco áreas de estudio, que incluyen: Biología, Física, Lenguaje, Matemática y Química en la carrera de Perito Contador con el objetivo de que todos nuestros graduandos tenga la opción de ingresar a la Usac.
El objetivo de que los jóvenes puedan superar pruebas en estas áreas es para prepararlos a su examen de ubicación en la Universidad de San Carlos (Usac), con apoyo integral y con esto tienen opción a elegir la carrera que deseen.
“La meta para nuestros estudiantes es ganar estos cinco exámenes antes de graduarse con el establecimiento”, comentó Vince.
El día del examen todos los estudiantes de diversificado, ya sea Bachillerato o Perito Contador, reciben las pruebas para la Facultad de Farmacia, pues es esa carrera la que cuenta con las cinco pruebas para los que son preparados. En los dos últimos años, todos los graduandos han logrado todos los exámenes de conocimiento básico de la Usac en su primer intento.
“Todos los días les damos transporte para que ellos puedan estudiar en la Universidad, donde creo que dan mejor educación. Ellos vienen a las 8:45 a. m. para estudiar y ahora mismo deberían estar en su salón porque tenemos un espacio especialmente para ellos. Todos los que se han ido graduando y son de la aldea pasan a ser de nuestro programa, ellos salen de aquí a las 12:30 del mediodía y luego los esperan por la noche para volver”, aseguró.
De acuerdo con Vince, los estudiantes tienen que colaborar en muchas maneras, por ejemplo los sancarlistas pintaron el edificio durante la construcción, instalaron la electricidad; entre padres y estudiantes, también sembraron grama.
“Ellos son guardias aquí y siempre hay dos que se quedan para que siempre se tenga a alguien en el edificio. Esto no es un regalo ellos se lo ganan”, comentó.
PADRES DE FAMILIA COLABORAN PARA LA EDUCACIÓN DE SUS HIJOS
Raúl agregó que para el colegio es muy importante el involucramiento de los padres en el proyecto, porque cuando se solicitan gastos financieros se ve también un esfuerzo de los involucrados. Esto refleja que no solo estamos recibiendo si no también estamos aportando dentro de nuestras posibilidades.
Los padres de familia, quienes se encuentran organizados, colaboran con actividades que buscan recaudar fondos que a su vez sirven para mantener los gastos de funcionamiento del centro educativo.
Quienes no pueden colaborar por diferentes motivos lo hacen desde sus posibilidades, algunos incluso con tareas de jardinería o ya sea en la limpieza del colegio, incluso recordaron a un padre que todos los sábados y domingos trabaja en el jardín para que sus hijos reciban educación y otra madre limpia dos veces por semana las ventanas del edificio.
Son varios los aspectos a destacar del Colegio; Vince comentó que en una ocasión se recaudaron unos 44 mil quetzales, producto de una rifa que tenía como premio principal un ternero. Los fondos apoyaron en la inversión anual del colegio que se estima es de dos millones de quetzales que deben cubrirse con los recursos donados y los que logran recolectar durante el año.
“Los chicos de básicos y diversificados estudian desde las 8:45 a. m. hasta las 17:00 horas. Los que están en competencia deben venir tres días a la semana una hora con cuarenta y cinco minutos más temprano, porque deben prepararse, además de su tarea cuando llegan a casa. Y a veces los fines de semana también vienen”, comentó.
Entre los jóvenes becados, el director mencionó a dos que obtuvieron una ayuda y estudiaron en Alemania y Costa Rica y actualmente en universidades en Estados Unidos. Por ese nivel académico obtenido en el colegio, no duda que más jóvenes con el paso del tiempo se destaquen.
Asimismo, afirmó que aunque han logrado salir adelante, con el éxito del proyecto también han encontrado obstáculos, pero todos han logrado superarlos con el apoyo de personas que creen en lo que hacen y que están ahí para apoyar el esfuerzo de la comunidad, colaboradores y estudiantes.
INSTALACIONES MODERNAS
En un recorrido por las instalaciones del Colegio San Bernabé, se observó a niños y jóvenes quienes mostraban esmero en sus clases, algunos en el laboratorio de computación, matemáticas, idioma inglés y otras materias.
Sus instalaciones son amplias, tienen un área destinada al descanso de los niños y jóvenes y mesas de pin pong y futillo para su recreación.
A la vez, hay otra área destinada a la práctica de educación física y el colegio ofrece a estudiantes que aplican y lo necesitan, un área de internado, que ofrece un servicio completo que cuenta con un área de comedor, descanso, servicios sanitarios y camas que ellos mismos deben cuidar y limpiar.
UN PROFESOR QUE VIVIÓ POR VARIOS AÑOS EN ESTADOS UNIDOS
El centro educativo cuenta con profesores especializados en las materias que imparten, entre ellos el maestro Carlos Pérez, quien vivió por varios años en California Estados Unidos, pero desde hace unos años decidió volver junto a su familia al país, ahora da clases de inglés a los estudiantes del colegio.
Para el profesor Carlos, esa oportunidad le permite ahora compartir sus conocimientos y reintegrarse de nuevo al país con un empleo, por eso se siente feliz de ser parte del colegio que asegura es famoso en la región.
LA ALDEA SAN BERNABÉ
La aldea de San Bernabé inició en 1987, al lugar, según Samuel Cuá, se trasladaron un grupo de agricultores de Acatenango que buscaban un lugar para vivir y deseaban obtener un pequeño terreno en el que pudieran cultivar.
“Nació la idea de comprar un pedacito de tierra aunque sea para una casita para poder estar seguro que ya no lo saquen a uno, porque cada quien quería algo propio y ya ve que uno grande lo sacan”, comentó.
Una de las opciones se las dio la Fundación El Centavo, que les ofrecía el pago de parcelas por un contrato de seis meses, sin embargo con el tiempo la deuda crecía y los comunitarios no lograron pagar lo que les pedían.
Fue el apoyo del sacerdote de la localidad el que fue clave para que lograran establecerse en el sitio, porque les ayudó a pagar lo que debían con la Fundación. En el lugar hay agua, drenajes y luz eléctrica.
La población de la aldea se dedica, en su mayoría, al cultivo de vegetales, maíz, frijol y algunos laboran en empresas de otros lugares. En un principio fueron 10 las familias que fundaron la aldea y ahora se estima que son unas 40 las que viven en el lugar.