Por Margarita Girón
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Norma Romero, coordinadora del colectivo Las Patronas y el voluntario Uriel Gamaliel, representan a un grupo de mujeres y voluntarios de la comunidad de Amatlán de los Reyes, Veracruz, México, conocidos a nivel mundial por su solidaridad con los migrantes en tránsito.

En una entrevista brindada por Romero a La Hora Voz del Migrante, durante una visita a Guatemala, relató que este colectivo surgió hace 23 años cuando por primera vez compartieron sus alimentos con los migrantes que viajaban en el tren de carga conocido como “La Bestia”.

“Este movimiento inició como una misión, es una obra que Dios inició en la comunidad. Nosotros no teníamos idea de lo que pasaba en Centroamérica y desconocíamos la situación de los viajeros”, dijo la representante de Las Patronas; nombre que se originó de la comunidad La Patrona en Veracruz.

“LAS PATRONAS DE LA BESTIA”

Romero relató que todo inició una mañana, cuando dos hermanas salieron a comprar pan y leche para alimentar a sus familias. Para llegar a la comunidad debían atravesar las vías del tren de carga, conocido como “La Bestia”.

“Habíamos visto gente en los trenes, pero pensábamos que eran mexicanos. Mientras el tren pasaba bajó la velocidad y fue entonces que algunos jóvenes asomaron el rostro entre los vagones y dijeron, madre tenemos hambre, regálanos pan”. Las madres sin pensarlo dieron los alimentos que llevaban a los viajeros y así empezó todo.

Al regresar a casa, las madres comentaron la experiencia con Norma y su familia. El movimiento fue iniciado por seis mujeres. “En ese tiempo la canasta básica era barata, los frijoles, el arroz y las tortillas alcanzaban y podíamos compartir”, señaló Romero.

Durante su relato, la activista indicó que al inicio preparaban 30 raciones de comida, las primeras incluían 10 tacos de arroz, huevo y frijoles y agua pura; todo era guardado en una bolsa que luego entregaban a los migrantes durante su paso por La Patrona.

“La sensación de dar de comer a alguien que no conoces es muy bonita, durante 8 años lo hicimos sin que nadie se diera cuenta, hasta que estudiantes del Tecnológico de Monterrey realizaron una investigación sobre el tema de la migración y nos conocieron. Fue así como surgió el primer documental de Las Patronas, con el apoyo del obispo de Saltillo, Raúl Vera López”, relató.

Actualmente, el movimiento está integrado por diez mujeres y dos hombres que trabajan voluntariamente de forma rotativa. Además, cuentan con voluntarios que llegan a La Patrona periódicamente y se involucran con la causa. Romero explicó que se preparan hasta 200 raciones por día, que incluyen arroz, frijol, atún y tortillas.

Por su parte, Uriel Gamaliel es un joven voluntario, originario de la Ciudad de México, y para La Hora Voz del Migrante relató que, un día por curiosidad decidió conocer a Las Patronas y al llegar y ver el trabajo de Norma y las mujeres que integran el colectivo decidió apoyarlas.

“Yo no viajé pensando que me iba a quedar, en una de las tantas veces que fui, me dijeron que yo ya era parte del movimiento y me quedé, este ha sido un proceso de aprendizaje de vida”, dijo Gamaliel.

LA ESPERANZA DEL MIGRANTE

Al pasar de los años, Las Patronas no solo compartían alimentos con los migrantes, la necesidad de un descanso y solidaridad con ellos las llevó a buscar un espacio para que ellos pudiesen descansar.

“Al inicio era una galera en donde les dábamos posada. En 2010, gracias a una donación que llegó de Francia, se iniciaron los trabajos para dar un paso más allá con el albergue”. Y así surgió “La Esperanza del Migrante”, lugar que abrió sus puertas oficialmente en 2012, en donde se han atendido hasta 600 migrantes por día.

En el albergue también se brinda ayuda médica, acompañamiento en caso de robos y se solicita seguimiento en casos especiales por parte de instituciones que velan por los Derechos Humanos.
“Al principio observamos que pasaban muchos jóvenes, hoy son familias completas y personas mayores las que arriesgan su vida para llegar”, dijo Romero.

A criterio de la activista, los migrantes dejan todo lo que tienen en sus países, arriesgando la vida, “Ver adultos mayores, mujeres y niños intentando llegar a Estados Unidos es algo que nos duele”. La entrevistada indicó que los migrantes que pasan por el albergue provienen principalmente de Honduras, El Salvador y Guatemala.

“Nos hace falta, ver en los migrantes a nuestros hermanos, nuestros hijos, puede ser cualquiera, ellos no te piden dinero, te piden un vaso de agua y no les puedes negar eso. La migración es un fenómeno que nos afecta a todos y no podemos ser indiferentes ni culpar al Gobierno de todo, primero debemos ver qué estamos haciendo mal nosotros”, dijo la fundadora del movimiento.

Actualmente, Las Patronas obtienen donaciones de comerciantes de las comunidades cercanas y entidades no gubernamentales que brindan productos básicos como arroz, frijol y harina de maíz.

Miembros de la comunidad apoyan con el gas y el aceite que utilizan para elaborar las raciones que comparten tanto en el albergue, como a los migrantes que pasan en el tren.

Sobre el futuro de Las Patronas, Romero expresó: “ojalá algún día los migrantes ya no tengan la necesidad de salir de su país, pero Las Patronas existirán mientras los migrantes existan”.

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