Por Margarita Girón
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La situación económica llevó a Rolando Menchú a dejar Guatemala a los 16 años, ya que las condiciones de pobreza impedían que él y sus ocho hermanos pudiesen tener las condiciones de vida necesarias para salir adelante. Al ser uno de los hermanos mayores, tomó la decisión de abandonar su casa en Totonicapán y emprendió el viaje hacia Estados Unidos.
Según el connacional, los coyotes piden una parte del dinero antes de salir y los migrantes deben cancelar la deuda una vez llegan a Estados Unidos. Para Rolando el viaje tuvo un costo de 42 mil quetzales, el agua y la comida eran escasas, estuvo solo y permaneció oculto en el compartimiento de un tráiler por más de 24 horas. El entrevistado se refirió al viaje como “una experiencia que no le desea a nadie”.
Según el guatemalteco, una de las primeras barreras que encontró en suelo estadounidense fue el idioma, “llegar a un país en donde no conoces nada es difícil, todo es muy duro, al inicio yo trabajaba 12 horas al día clasificando los desechos en un supermercado”.
Luego de seis años decidió regresar a Guatemala, pero al percatarse que la situación económica no mejoraba, emprendió el viaje de nuevo en 2016. Durante el segundo viaje no tuvo suerte y fue capturado por la patrulla fronteriza en Texas, cuando apenas llegaba a Estados Unidos.
Menchú mencionó que además de haber perdido tiempo y dinero, regresar a Guatemala sin los medios para salir adelante, sin estudios y sin oportunidades para progresar lo afectó emocionalmente. Uno de los mayores retos luego de ser deportado fue sacar adelante a su propia familia.
UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Las ganas de salir adelante junto a su familia lo llevaron a buscar un nuevo rumbo y fue a través del Programa Guate Te Incluye, impulsado por la Fundación Avina y Asegua, que Menchú pudo visualizar una nueva oportunidad para quedarse en Guatemala y descartar la idea de viajar nuevamente hacia Estados Unidos.
Luego de charlas, capacitaciones y asesoría por parte del programa Guate Te Incluye, nació la idea de fundar “Zapatería B’inem” que significa “Caminar” en lengua Quiché. Menchú explicó que la empresa se dedica a la fabricación de calzado y en ella trabaja junto a su esposa. A través del emprendimiento, fabrican un promedio de 100 pares de zapatos cada semana.
El entrevistado dijo que a través del negocio que inició hace seis meses ha podido comercializar sus productos con personas que se dedican a la compra y venta de este tipo de calzado y así salir adelante.
Acerca de la política migratoria del presidente Donald Trump, Menchú opinó que no es correcta la forma en la que actúa el mandatario estadounidense en cuanto al trato a los migrantes.