El 20 de agosto de 2017, el abogado y notario originario de Quetzaltenango, Augusto Jordán Rodas Andrade, asumió el cargo de Procurador de los Derechos Humanos (PDH) en Guatemala para el período 2017-2022. Tras el primer año de gestión, Rodas considera que existe un deterioro en cuanto a la relación con algunas entidades de Gobierno que no ven con buenos ojos la postura del PDH en el tema de la lucha contra de la corrupción.
Por Margarita Girón
jgiron@lahora.com.gt
Durante su primer año al frente de la PDH, Rodas ha destacado por su trabajo, así como su actuación en momentos críticos como la declaración de non grato del presidente, Jimmy Morales al comisionado Iván Velásquez. Ha generado críticas por su papel a favor de la lucha anticorrupción e incluso, intentos de destitución. A continuación, en entrevista con La Hora aborda las consecuencias de sus posturas y acciones, la relación con el Ejecutivo, entre otros temas coyunturales.
La Hora: ¿Ha conversado con el presidente Jimmy Morales durante este primer año?
Jordán Rodas: La única vez que hablamos fue un día después de mi toma de posesión en el año 2017. Hemos coincidido en algunos actos protocolarios, pero no hemos tenido diálogo.
El pasado 11 de junio le solicité una audiencia con carácter de urgente para compartirle la preocupación que tenía de forma conjunta con líderes de Codeca, CCDA, CUC, acompañado de Udefegua; afectadas por asesinatos de algunos de sus miembros. Le hice una solicitud por escrito dada la gravedad del tema a tratar, pero no tuve respuesta.
A la semana siguiente, de parte del Ministro de Gobernación se comunicaron con mi despacho para darme fecha para una reunión, sin embargo, al percatarse que asistiría acompañado por los líderes comunitarios, me indicaron que me atenderían solo a mí, por lo que desistí de la reunión y el ministro Degenhart canceló la petición.
LH: ¿Cómo se encuentra la relación entre Ejecutivo y PDH tras los comentarios de Morales hacia su figura, dando a entender que no defiende los derechos humanos?
JR: Con el presidente Morales se han enfriado las relaciones, pero hay ministros serios con los que se ha mantenido una relación institucional. Sin embargo, este no es el mejor marco para trabajar en conjunto por la dignidad de los guatemaltecos.
LH: Este distanciamiento entre el Ejecutivo y la PDH ¿ha perjudicado su labor?
JR: No la ha perjudicado, ha servido para que la población tenga visiones distintas de las personas que tenemos cierta responsabilidad en el Estado guatemalteco y que diferimos en nuestros pensamientos y acciones.
Sin embargo, no ha sido grato escuchar reiteradamente el sarcasmo cuando el Presidente se refiere a que “si hay alguien que procure por los Derechos Humanos en Guatemala”. Aunque últimamente no lo ha hecho. Espero que haya dado vuelta a la página que originó su malestar, que sin duda surgió luego del amparo que presentó la PDH para dejar sin efecto la decisión errada de haber declarado non grato y solicitar la expulsión del comisionado Iván Velásquez en el año 2017.
LH: Algunos diputados del Congreso han intentado demeritar su gestión y promover acciones para su destitución, ¿cuáles son las razones que originaron estos ataques?
JR: Lo que se ha dado en el Congreso, que afortunadamente no ha fructificado, no ha sido mayoritario. La situación se polarizó cuando un grupo de diputados sobredimensionó lo ocurrido con la Comisión del Día de la Mujer, mientras visitaba a los familiares de las 41 niñas quemadas en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, en donde los hechos se manipularon de forma tendenciosa.
Afortunadamente el Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala fue contundente y se eliminó el argumento falaz que se había manejado en mi contra.
LH: ¿Considera que el acercamiento institucional que existe entre la PDH y las instituciones que luchan en contra de la corrupción y la impunidad en Guatemala ha provocado este distanciamiento con el presidente Morales y algunas bancadas del Congreso?
JR: Ellos (el Presidente Morales y algunos diputados) quisieran tener en mí a un aliado para decir que la CICIG vulnera los Derechos Humanos, pero eso sería actuar por conveniencia. Yo actúo por convicción. La CICIG es un proyecto que solicitó el Estado de Guatemala, por lo que se anula el argumento de que esta viola la soberanía.
O se está a favor de la corrupción y que la situación siga como está o se está en contra, apoyando a instituciones como el Ministerio Público y la CICIG.
Debe valorarse el acercamiento que tuvo el Tribunal Supremo Electoral (con la CICIG) para no permitir que el crimen organizado manipule a los partidos políticos y que no se permita el financiamiento ilícito, que ha sido una constante hoy en día.
LH: ¿Considera que hay un antes y un después del cambio de autoridades en el Ministerio Público?
JR: Sí, son estilos diferentes, pero me siento complacido con el seguimiento que ha dado la Fiscal General, Consuelo Porras al trabajo en conjunto con la CICIG; pese a estar siendo torpedeada por el Ministro de Gobernación. Estar nadando contra la corriente, en lugar de tener un aliado en el Gobierno en la lucha en contra la corrupción es complicado.
LH: ¿Existe una buena comunicación entre el ministro Enrique Degenhart y el PDH?
JR: Hubo un acercamiento cuando él asumió el cargo, luego de eso la comunicación ha sido vía telefónica, a veces responde a veces no. Sin embargo, estoy preocupado por los cambios dentro de la institución policial. Los tiempos de guerra pasaron, la institución debería fortalecerse y no debilitarse como lamentablemente está haciendo.
La falta de coordinación con la CICIG y fuga de información deja una desagradable impresión de su gestión. Sería mejor que (Degenhart), fuese claro y dijera “no quiero nada con la CICIG”, aunque es su obligación porque no debe olvidar que el Estado de Guatemala asumió compromisos con Naciones Unidas para el fortalecimiento de la CICIG. Esto evidencia que hay una voluntad de no apoyar a la Comisión, decir lo contrario es apoyar un discurso de doble moral.
LH: ¿Cómo es su relación con la canciller Sandra Jovel, tras el amparo presentado por la PDH para frenar la expulsión del comisionado Iván Velásquez?
JR: Hubo una reunión para hablar sobre el tema de los jóvenes DACA en Estados Unidos. Sin embargo, al abordar el tema de la importancia de la CICIG en Guatemala, ella marcó distancia.
Me preocupan mucho las decisiones en política exterior del actual Gobierno; el constante socavamiento a la CICIG y al comisionado Iván Velásquez. También el acto ingrato en contra del Gobierno y el pueblo de Suecia para pedir el cambio de un Embajador -Anders Kompass- que es un personaje reconocido a nivel mundial como defensor de los derechos humanos. Por el cual, la PDH planteó un amparo que actualmente se encuentra pendiente de resolver por parte de la Corte Suprema de Justicia.
También me provocó vergüenza ajena, ver cómo un Gabinete de Gobierno se movilizó en pleno para estar en una vista pública en contra de un diplomático de un país solidario con Guatemala desde hace años. ¡Vaya prioridades las que se tienen! Ojalá con ese consenso grupal, se reunieran para tratar problemáticas tan importantes y tal olvidadas como la salud y la desnutrición.
LH: Durante su primer año de gestión hubo acercamiento con sectores sociales que luchan en contra de la corrupción ¿Han sido solo de acompañamiento o existen intereses en común?
JR: El interés en común es que anhelamos una Guatemala distinta en donde ya no haya corrupción. El sector social representa una luz y una fuerza de decir “no podemos permitir un retroceso en lo que se avanzó después de abril 2015”. Retroceder a un autoritarismo y a un Estado opaco y corrupto sería lamentable.
LH: ¿Estas determinaciones son de Jordán Rodas o del Procurador de los Derechos Humanos?
JR: Jordán Rodas es el Procurador de los Derechos Humanos y cada Procurador le pone su huella a su gestión, yo el mismo salario ganaría, me pronunciara o no. Podría quedarme acá en mi despacho, ganando el mismo salario, sin correr riesgos, mostrando una posición individualista.
LH: ¿La Reforma constitucional del Sector Justicia, impulsada por la mesa técnica en la cual participaba el exprocurador Jorge de León ha tenido seguimiento ¿Los actores continúan involucrados en el tema?
JR: La propuesta ya no tuvo seguimiento, yo doy por hecho que los actores se percataron que, bajo esta legislatura era difícil la reforma constitucional del Sector Justicia. Sin embargo, considero que sigue siendo necesaria. Al revisarla me percaté que el argumento falaz de la propuesta era el derecho indígena y el reconocimiento a las autoridades ancestrales.
Pero, lo que no querían los sectores más conservadores del país era transformar el sistema de elección de las principales autoridades relacionadas al Sector Justicia y las Comisiones de Postulación para que siguiera todo igual, por ello las Comisiones de Postulación son hoy por hoy, un banco de favores.
Que en la Corte Suprema de Justicia haya dos magistrados electos originalmente teniendo que abandonar sus puestos por problemas reñidos con la ley, es un indicador y evidencia que todos somos humanos y nos equivocamos. Por ello, considero que los sistemas de elección son perfectibles y por ello es necesaria la reforma constitucional del Sector Justicia para que sea Justicia realmente independiente.
LH: ¿Ha considerado en algún momento retomar o replantear la Reforma Constitucional?
JR: Yo pensaría que sería oportuno hacerlo a partir de las elecciones del próximo año, para ver qué voluntad política tienen los próximos diputados al Congreso de la República. Actualmente hay diputados que sí están conscientes de lo necesario, pero me da la impresión de que no son los votos suficientes para reformar la Constitución.
LH: ¿Si retrocediéramos en el tiempo, volvería a postularse para el cargo de Procurador de los Derechos Humanos?
JR: Sí, es un cargo que tiene un gran potencial, sirve de control en materia de Derechos Humanos, considero que es un balance para evitar el abuso por parte del Estado en relación a los Derechos Humanos.
LH: ¿Cómo visualiza el panorama político en la recta final del gobierno de Jimmy Morales?
Jordán Rodas: Las reformas legales que el propio Congreso se dictó para prohibir el transfuguismo ha provocado que algunos diputados estén inquietos. Hay que esperar para ver si son capaces de revertir lo que ellos mismos legislaron. A partir de esto se tendrá más claro el panorama político.
Hay reformas que los propios diputados aprobaron, que permitirá que no sea el dinero un factor determinante; como era antes, para las campañas electorales, hablando de los medios de comunicación y los techos de campaña. Eso dará la pauta para tener ejercicios más democráticos, independientes de poderes fácticos.
LH: ¿Qué avances ha tenido la PDH durante el primer año de su gestión y qué se espera a futuro en la institución?
JR: Ha sido importante posicionar a la PDH como un eje transversal en el tema de la corrupción, vamos a hacer cosas importantes con aliados estratégicos. Como contraparte de un deterioro con algunas entidades del Estado, existe una excelente relación con la Cooperación Internacional.
Contrastando a lo que ha dicho el Gobierno. Con tristeza veo la visión del presidente del Congreso, Álvaro Arzú Escobar, respecto a que los Derechos Humanos son un negocio en Guatemala. Yo quisiera pensar que no fue un mensaje elaborado, sino algo que pasó por su mente en ese momento.
Tener a un Presidente de la Corte de Suprema de Justicia, pidiendo amparo y amparándose a sí mismo por una resolución de consciencia, me indica que el panorama a futuro es nadar contra la corriente. Sin embargo, con la población se siente la cercanía y el reconocimiento al trabajo de la institución que tengo a mi cargo, pues somos un equipo.
LH: Con el proceso electoral en puerta, ¿Qué función tendrá la PDH en estos comicios?
JR: Velar porque el derecho humano de elegir y ser electo se respete, que no haya manipulaciones en cuanto a la manipulación popular, porque siembre habrá tentaciones para manipular el voto o hacer algún tipo de fraude.
La Hora: ¿Cuál es el mensaje que envía a los futuros o futuras aspirantes a cargos públicos?
JH: Hay que entregarse por completo y dar todo lo mejor de sí, ser humilde en los cargos. El poder es efímero, uno no debería endiosarse puesto que los puestos públicos no son para enriquecerse, sino para verdaderamente servir a Guatemala.